COCHES
Prueba

Civic Type R: Como en casa, en ningún sitio

  • Sólo en circuito se puede disfrutar al máximo de este coche
  • Debería tener una advertencia en el volante: "tímidos abstenerse"

Lo de acabar esta prueba en un circuito es un ejercicio de pura coherencia por muchos motivos. Primero, porque con 320 CV de potencia y 400 Nm de par máximo, el Honda Civic Type R es el compacto de tracción delantera más rápido del momento: de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos. Además, con el botón ‘+R’, su suspensión adaptativa y un diseño que pide a gritos dejar atrás los límites de velocidad que impone la carretera abierta, no dejarlo libre en un circuito es pecado mortal en la religión del automovilismo deportivo.

Motivos de sobra, por tanto, para que ESTILO MOTOR y Motorenlínea.es se salgan de los patrones estrictamente Premium y nos adentremos en el terreno de las prestaciones puras y duras. Eso sí, no se puede negar que el diseño del nuevo Honda Civic Type R lo hace una delicia a la vista. Estéticamente, no hay nada más bestia en el ámbito de los compactos ‘GTI’ y cada uno de sus componentes tiene un porqué.

Independientemente de ello, este coche es de esos que debería tener una advertencia en el volante: “tímidos abstenerse”. Es imposible pasar desapercibido en este coche, como también es imposible no sentirse piloto. Ayudado del modo ‘Confort’, la versión Type R del Civic cumple a la perfección con lo que se le exige a un compacto en su vida de civil por la amplitud de su interior, los 414 litros de maletero y una agradabilísima sensación al volante. Sin embargo, todo trayecto urbano o por autovía te deja siempre con la sensación de que estás en los prolegómenos.

Sólo en circuito se puede disfrutar de verdad de los mimbres de los que está hecho. Empezando por las posibilidades de esa carrocería más larga, más ancha, con mayor distancia entre ejes y más baja a la que esta versión saca máximo partido con sus enormes ruedas de perfil bajo (245/30 R20). La reubicación de algunos componentes (entre ellos, el depósito) ha hecho posible rebajar el centro de gravedad y mejorar la distribución de pesos. Eso, unido a una carrocería más rígida y a las nuevas suspensiones son claves para entender su prodigioso rendimiento en curva y que pudimos comprobar en los 2,2 kilómetros del Circuito de Maspalomas.

Las suspensiones delanteras son de doble eje y han sido reforzadas para mejorar la sensibilidad al volante, algo de lo que también se cuida la dirección asistida eléctrica con relación variable de doble piñón. Las suspensiones traseras son multibrazo y aportan mayor estabilidad en frenada, además de reducir el balanceo. Sobre el asfalto y atacando sin piedad la curva, todo ello se traduce en una enorme maniobrabilidad y una ausencia total de balanceos incluso en virajes que se negocian a alta velocidad. 

Hay que recordar que las suspensiones de este modelo son adaptativas y, al margen del modo de conducción que se escoja, los sensores G (laterales y longitudinales), los de recorrido de la suspensión, ángulo de dirección y presión de frenado, proporcionan una visión general al sistema para actuar en milisegundos. Igual que el Magnetic Ride de Audi, se modifica el flujo de aceite al aplicar corriente. 

Un motor reactivo

Su motor turbo VTEC de es sensacional. Es el mismo ‘dos litros’ de la generación anterior, pero con 320 CV y una forma de funcionar que intenta mitigar los pocos defectos que los más puristas de la saga Type R pueden achacarle aún a su condición de sobrealimentado. Por ejemplo, el control variable de apertura y elevación de las válvulas, el sistema VTEC, ajusta su funcionamiento para reducir es ‘lag’ del turbo. Los datos oficiales no mienten: de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos siendo eficaz en el manejo de la caja de cambios, cuya palanca distribuye sus seis marchas en un espacio mínimo. 

Con esa capacidad de aceleración, el modo ‘+R’ activado y pista libre, pisar el acelerador sin compasión produce un placer indescriptible. Para empezar, porque el tren delantero y la dirección se mantienen resisten el envite sin afear el gesto. Volante firme, ruedas perfectamente asentadas en el asfalto, el motor se deja escuchar en menor medida que otros modelos de su especie con menos de lo que presumir. Y ello a pesar de que el tercer tubo de escape que asoma por el difusor trasero tiene como misión distribuir ese sonido.

A la hora de ‘recoger’ marchas entra en acción la función de nivelación de las revoluciones, que iguala el régimen de giro del motor con el del eje principal para eliminar el denominado ‘choque de transmisión’. El accionamiento del cambio (cuyo pomo redondo está hecho de una aleación de aluminio) es súper preciso, en realidad, como todo en este Honda Civic Type R. 

Eso sí, en este entorno ajeno a los límites de velocidad conviene no hacerle mucho caso al indicador del nivel de combustible. La economía de consumo no está, ni mucho menos, entre los puntos fuertes del Civic Type R…

Modo +R: Palabras mayores

El Honda Civic Type R es, por defecto, agresivo. Y no es un decir, es que, cuando se da al botón de arranque, es el modo ‘Sport’ el que siempre está activo. El pulsador de la consola nos da la posibilidad de escoger entre el ‘Comfort’, que hace más ligera la dirección y más esponjosa la suspensión; o el ‘+R’, verdadera puerta de entrada al inmenso potencial dinámico de este coche. Con él activado, el acelerador se vuelve más sensible y varía la geometría de la dirección para hacerla menos asistida, más firme y, por tanto, aportando muchas más sensaciones al conductor que ha dejado de ser eso, conductor, para ser piloto. La fuerza de amortiguación es un 15% superior; el control de tracción y el de estabilidad son más permisivos a la hora de asumir un cierto deslizamiento propio de una conducción deportiva. Este modo ‘+R’ está pensado para su aprovechamiento en circuito, de ahí que el control de tracción pueda desactivarse por completo.

Necesariamente agresivo

A pesar de su aspecto, hay pocos artificios en el nuevo Civic Type R. Si acaso, el símil carbono del bifurcador del frontal o de los faldones laterales. El resto de los muchos apéndices que incorpora tienen una misión aerodinámica. Sólo por citar algunos, esos bajos del frontal, la cortina de aire del paragolpes y las profundas taloneras incrementan la carga en el eje delantero. Detrás, el fino alerón y los generadores de vórtices que rematan la línea de techo hacen lo propio sobre el eje posterior. Pero, además, hay componentes que no se ven, como las cubiertas de los bajos y el suelo que, junto al gran difusor posterior también incrementan la carga aerodinámica mejorando así la estabilidad a altas velocidades. 

Un interior que no desentona 

Si por fuera, el Civic Type R parece un ‘dream car’ que se acaba de escapar de un gran salón, el interior va completamente a juego. Sus asientos súper ligeros tipo baquet revestidos con un material que imita el terciopelo y el volante con inserciones en cuero rojo y pespuntes hexagonales se llevan todos los halagos, pero es el cuadro de instrumentos digitalizado el que permite al conductor tener bajo vigilancia la información que aportan muchos asistentes, así como funciones que lo diferencian de un Civic convencional. Hablamos de la luz que indica el momento idóneo para subir de marcha, el acelerómetro, la grabación de tiempos por vuelta o el indicador de aumento de presión.

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
Etiquetas
No hay etiquetas asociadas
Comentarios

Comente:
Por favor, use un lenguaje apropiado. Todos los comentarios serán revisados antes de su publicación, por lo que no aparecen inmediatamente.

Publicaciones y blogs

MotorEnLinea.es emplea cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia de navegación en nuestra página web y para realizar mediciones estadísticas. Si está de acuerdo con su uso siga adelante con su visita. En nuestra política de cookies puede obtener más información.
ACEPTAR