A doce kilómetros de la línea de meta de la quinta etapa. Atrapados en las dunas, el equipo Guardia Civil Rally Raid estaba esta mañana más fuera que dentro de esta edición del Dakar Argentina Chile cuya primera etapa demoledora llegó ayer. 423 kilómetros en pleno Atacama y con la bajada a tumba abierta hasta Iquique, una vertiginosa duna con 2,3 km de pendiente y un porcentaje de desnivel del 32 por ciento que hiela la sangre. Salinero y Galán no pudieron llegar siquiera a ese espectáculo a la vista que mezcla en un solo vistazo el desierto más extremo con el horizonte marino.
Los organizadores del Dakar, y especialmente los encargados de trazar el recorrido, llevan tres años intentando dar con una fórmula correcta para no pasarse con la dureza de las distintas etapas, pero tampoco quedarse cortos. Los más expertos llevaban días intentando adivinar en qué momento el raid abandonaría su cara amable para volverse duro como la roca. El momento llegó ayer con las dunas del desierto más árido del mundo, el de Atacama, y con ellas se produjo el primer selectivo. Los que llegaban enteros pasaron con más o menos apuros. Los que pisaron su arena renqueantes, sufrieron a rabiar en el último e interminable tramo.
Entre ellos, José Manuel Salinero y su copiloto, el lanzaroteño José Manuel Galán. O para ser justos, más que estos dos curtidos dakarianos, su Terrano Proto, que llevaba días sufriendo distintos achaques. El equipo Guardia Civil Rallye Raid comenzó la etapa de menos a más. Una vez solucionados los problemas iniciales de navegación, que les hizo ocupar las últimas posiciones de la clasificación provisional en los primeros puntos de paso, fueron recuperando puestos y mejorando el ritmo. Aún así, conscientes de la que se venía encima, su idea era atravesar el cordón de dunas antes de que anocheciera para no complicar todavía más las cosas.
Todo iba relativamente bien hasta que a falta de esos doce kilómetros el Terrano Proto de Salinero y Galán encalló en las dunas. “No sabemos si se trata de un problema eléctrico o de motor. Necesitamos la asistencia técnica para poder salir de aquí”, advertía un piloto que este año corría su décimo Dakar. “Hemos visto a decenas de coches atrapados aquí y todos necesitan ayuda para poder continuar”, afirmaba Galán. La ayuda no llegó a tiempo y piloto y copiloto tuvieron que dormir dentro del coche soportando unas temperaturas muy bajas y, lo que es peor, con la duda de si iban a poder llegar a tiempo para tomar la salida de la sexta etapa, la de hoy, la previa a la jornada de descanso en Arica. Finalmente no se obró el milagro y acabaron abandonando este 33 Rally Dakar.
