Sobrepasada la barrera del cuarto de siglo, la Ducati Monster se mantiene en los altares de las naked deportivas. Su estilo personal (heredero del modelo genuino de 1992), su motor bicilíndrico y su equipamiento la hacen ser uno de los grandes ejemplos a seguir.
Como las buenas sagas, la de las Monster bebe de distintas fuentes. Una la que nace del primer modelo de 1992 y que se hace visible en componentes como el amplio depósito o en sus propias proporciones; otra, mucho más moderna, ha venido alimentando los últimos componentes de esta familia que tiene como matriarca a la Monster 1200.
Su influencia es clara en el diseño más estilizado de la nueva 821; en su depósito más vanguardista, en su colín más afilado y en una óptica delantera que recupera una forma más cercana a la redonda convencional de la primera generación Monster, pero sin deshacerse del camino recorrido a nivel técnico. Directa al corazón de los ducatistas más clásicos, la gama cromática disponible para este modelo estriba sobre tres colores: rojo, amarillo y negro. Un detalle: como la primera Monster que diseñó Miguel Galluzzi, el depósito recupera el viejo clip de sujeción, pero fabricado en aluminio anodizado.
El nuevo sistema de escape y su silenciador tampoco pasan desapercibidos a los más fieles de la saga, como tampoco esa cercanía a la 1200. Es el remate al motor Testastretta a 11º con refrigeración líquida y que pone al servicio de la muñeca derecha del piloto 109 CV y 86 Nm de par. La entrega de esa fuerza se puede matizar y adaptar mediante distintos modos seleccionables por el conductor.
Este bicilíndrico desmodrómico ha sido diseñado para ofrecer una amplia y fluida potencia en toda su gama de revoluciones para adaptarse a todo tipo de conducción. Según la marca, a bajo y medio régimen –donde una Ducati marca la diferencia–, la Monster 821 ofrece una patada excepcional. El embrague es antirrebote y su accionamiento requiere un bajo esfuerzo al incrementarse la carga de los muelles mediante un auto-servo progresivo. Esta solución es perfecta para incrementar el confort de marcha en trayectos largos, pero también en recorridos urbanos.
Importantísima también es la incorporación de la pantalla TFT a color. Tenía que ser la Monster el primer modelo de la gama media de la marca boloñesa en hacerse con este elemento de equipamiento tan importante que, entre otras cosas, informa de forma clara y muy visual de la marcha engranada y del nivel de combustible del depósito.
No se ve, pero se siente el Ducati Safety Pack que engloba el ABS y el Control de Tracción con niveles de intervención regulables en ambos casos que se activan mediante la piña de mandos y la pantalla TFT. Son tres niveles para el ABS y ocho para el DTC. Los ‘Riding Modes’ (Sport, Touring y Urban) permiten tomar atajos a la hora de adaptar el comportamiento de la Monster al estado de la carretera o al propio estilo de conducción de quien está a los mandos, actuando sobre el mapa de entrega de potencia, el control de tracción y el ABS. Cada modo trae consigo un interfaz de visualización de la pantalla TFT.
Como en la Panigale, el motor bicilíndrico de la Monster 821 actúa como elemento soportante al fijarse el bastidor a las culatas. Con ello, este modelo presume de una gran compacidad (1.480 mm de distancia entre ejes) y de una gran ligereza. El subchasis posterior también se fija directamente al motor y ha sido rediseñado. En cuanto a suspensiones, el tren delantero equipa una horquilla de 43 mm y, detrás, un monoamortiguador con ajustes de precarga de muelle y rebote. Los frenos son de última generación y en ambos trenes firmados por Brembo.
En el plano más funcional, bajo el asiento, la nueva Monster 821 esconde un puerto USB para recargar el teléfono inteligente u otros dispositivos. Además, el display TFT se puede enlazar al smarthone mediante el Ducati Multimedia System vía bluetooth. Enlazados, el piloto puede controlar funciones como el reproductor de música o las llamadas entrantes. Otro extra de equipamiento destacable en este modelo es el Ducati Quick Shift con el que se puede subir y bajar marchas prescindiendo del uso de la leva de embrague.
