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Lexus LFA: un deportivo fuera de serie

  • Chasis y carrocería fabricados en plástico reforzado con carbono
  • Motor V10 4,8 litros atmosférico de 560 CV de potencia

A caballo entre su lugar natural, los circuitos, y el museo, el Lexus LFA representa la aristocracia más alta en el mundo de la automoción. Tenerlo en tu garaje no es sólo una simple cuestión de tener más o menos ceros en la cuenta corriente… Lexus creó un verdadero casting para poder acceder a una de las 500 unidades que se empezaron a fabricar a partir de diciembre del pasado año. Aunque hace meses que empezaron distribuirse entre sus afortunados propietarios, la que se había reservado para un cliente residente en Gran Canaria con número de serie 213 acaba de ser entregada.

Con un precio de alrededor de 380.000 euros parece increíble que el número de solicitudes de compra superaran ampliamente la producción o que Lexus no haya caído en la tentación de duplicar la serie. Al margen de ese desajuste entre demanda y oferta, el fabricante japonés ya había diseñado un proceso de selección de los futuros propietarios de un LFA de acuerdo con unos criterios internos que dieron lugar a una lista final que se dio a conocer en el ya lejano Salón del Automóvil de Ginebra de 2010. Hace un par de años supimos que, entre todos esos expedientes aceptados a trámite previo pago de 25.000 euros, había el nombre de un residente en Canarias y ha sido este martes 3 de abril de 2012 cuando se ha entregado a su propietario.

En este coche no hay nada que se mantenga dentro de unos patrones normales en la industria de la automoción. Más allá del motor, el bastidor, sus cuatro ruedas y el volante, el resto hace un quiebro a lo cotidiano. Empezando por el periodo de tiempo que Lexus dio a su equipo de ingenieros para proyectar, desarrollar y hacer realidad este coche. En el año 2000 Haruhiko Tanahashi recibió el encargo de crear de la nada el modelo más deportivo, vanguardista y exclusivo jamás fabricado por Lexus. Sobre la mesa, un folio en blanco y la posibilidad de escoger a los mejores ingenieros del grupo para ponerlos a sus órdenes y trabajar con él en cuerpo y alma para idear un vehículo único e irrepetible. Aunque a veces tuvieran que escoger el camino más largo entre dos puntos.

Sin límites ni limitaciones

Tanahashi-san, ingeniero jefe y responsable del proyecto, imaginó un súper deportivo capaz de proporcionar una experiencia de conducción suprema y para lograrlo ni él ni su equipo podían echar mano de algo que ya estuviera en las tripas de ningún otro modelo. Ni siquiera de un Lexus. Motor, chasis y, por supuesto, diseño, son inéditos, aunque para desarrollarlos la marca tuviera que invertir cantidades ingentes de tiempo y recursos de ingeniería.

Pero así es el LFA, un coche sin límites y sin limitaciones. En su viaje hacia esa excelencia, los ingenieros llegaron tan lejos que Lexus tuvo que idear alternativas de fabricación carísimas pero muy útiles de cara al desarrollo de modelos futuros de la marca. El mejor ejemplo de lo que decimos es la estructura y la carrocería construidos en plástico reforzado con fibra de carbono (CFRP). Uno de los elementos clave de este coche era lograr que el peso fuera lo más reducido posible. El nivel de exigencia era tal que el aluminio no pasaba el corte, así que Tanahashi-san y su equipo creyeron que esa combinación de resinas y carbono empleados en la industria aeronáutica podía ser lo ideal porque ahorraban sólo en chasis y carrocería, 100 kg al coche.

Lo normal habría sido subcontratar o externalizar la fabricación de estos componentes, pero en lugar de eso, el ingeniero jefe del LFA se empecinó en desarrollarlo internamente para mantener los estándares de calidad bajo control. Paradójicamente, el vehículo que más lejos ha tirado la piedra de la tecnología es la que obligó a sus ingenieros a bucear en los orígenes más profundos del grupo. Toyota Motor Corporation empezó en esto como una de las empresas textiles más avanzadas del mundo. Los ingenieros aprovecharon el inmenso bagaje de la empresa madre para crear unos sofisticados telares tridimensionales con los que producir esa estructura capaz de proporcionar una rigidez y una resistencia excepcional ahorrando considerablemente el peso.

Potencia emotiva

Lo mismo sucedió con el motor, un V10 atmosférico de 4,8 litros y 560 CV de potencia a 8.700 rpm que, dicho por el propio ingeniero jefe “genera una potencia continua acompañada por un sonido de escape que pone la carne de gallina”. Podrían haber optado por una mecánica turbo más compacta y ligera, pero en vez de eso, desarrollaron junto a su socio técnico Yamaha una mecánica igual de pequeña que una V8 y liviana como una V6 pero con unas prestaciones impresionantes. “Medidas mediante tiempos y gráficas, pero con una potencia emotiva, del tipo que no se puede expresar, sólo sentir en el corazón y en el alma”, explica el padre de la criatura.

Son 560 CV para los 1.480 kg del LFA, con un par de 480 Nm del que el 90 por ciento está disponible entre las 3.700 y las aulladoras 9.000 rpm, punto en el que el cuentarrevoluciones se mete en zona roja. A propósito de este indicador, en Lexus tuvieron que desechar uno analógico porque la capacidad de aceleración de este motor es tan bestia que la aguja no era capaz de seguir el ritmo. Se entiende que el Lexus LFA acelere de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y que su velocidad máxima sea de 325 km/h. A pesar de todo ello, cumple sobradamente con la normativa Euro V sobre emisiones.

Este V10 esconde soluciones desarrolladas al calor de la competición, como el cárter seco, los pistones de aluminio forjado, las culatas de aleación de magnesio o las válvulas de titanio. Su sonido es otro de los principales motivos de orgullo en Lexus. El equipo de acústica del LFA estudió el estremecedor ruido de los F1 y lo copiaron creando una nota de escape diferente a cualquier otro coche de carretera que denominaron ‘Armonía de Octava’. Hasta el ruido de admisión se ha diseñado para producir unos tonos entre bajos y medios característicos de este motor creado de la nada para este coche. Les recomendamos que vean nuestro apartado multimedia y el video que hemos enlazado con ejemplos de cómo 'se expresa' este potente V10.

Acorde con unas prestaciones tan extremas, todo el esquema de suspensiones es herencia de la trayectoria del grupo en la alta competición. Lo mismo que los frenos, fabricados en un compuesto de cerámica y carbono para un mejor rendimiento. La caja de cambios de seis velocidades es secuencial con doble embrague robotizado –Lexus la llama ASG- y se ha montado sobre el eje trasero para considerar la distribución de peso que los ingenieros han considerado idónea para este coche: 48:52. Este sistema de transmisión se apoya además en un diferencial de deslizamiento limitado para mejorar la tracción (el LFA es de propulsión) y cuenta con cuatro modos según sean las condiciones de conducción: Auto, Sport, Normal y Mojado.

Primeras entregas

Once años después de aquel lejano día en que Tanahashi-san se sentó frente a un papel en blanco, el LFA llega a cuentagotas a sus orgullosos propietarios. Los más afortunados han tenido que esperar casi un año, ya que cada unidad se entrega cumpliendo rigurosamente el orden en que se recibieron las solicitudes de compra. Además, la fábrica en la que se ha ido ensamblando, tiene un ritmo de montaje a mano de sólo veinte vehículos al mes.

El LFA representa la otra cara de Lexus, una marca que nos tiene acostumbrados a vehículos lujosos, grandes y a pesar de ello con una gran conciencia ecológica. Con él, la marca Premium japonesa hace trizas las cadenas para crear un coche que no entiende de limitaciones y que no ve en el ruido mecánico un enemigo al que neutralizar, sino una fuente más de sensaciones. La pureza de esa percepción que recorre el cuerpo del conductor es casi más importante que el lujo que empapa todo el interior. Hasta el volante se pliega a esa ley, ya que si se ha fabricado en fibra de carbono no es para hacerlo más bello –que lo es- sino para ahorrar peso y para que las vibraciones que reciben las manos del piloto sean lo más directas posible.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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