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Prueba

Suzuki Gladius: La evolución de la especie

  • Motor bicilíndrico de 645 cc, 4 tiempos e inyección electrónica.
  • Apta tanto para ciudad como para sinuosos recorridos.

Una mayor tolerancia de la sociedad y principalmente aburridos del caos circulatorio al que nos vemos abocados en nuestras ciudades, la moto toma cada día mayor protagonismo como clara alternativa a nuestros desplazamientos cotidianos. Los fabricantes han asumido este reto adaptando su demanda a las exigencias de un mercado sumido en una auténtica revolución. Las tendencias marcan la producción y el éxito del modelo que hoy nos ocupa ilustra perfectamente la evolución en las preferencias de los usuarios.

La Suzuki Gladius es el mejor ejemplo de adaptación a los cambios que exige una sociedad mucho más exigente y rigurosa en sus preferencias. Las nuevas generaciones quieren subirse a la moto pero lo que quiere hacer de forma progresiva. Así lo requiere también la nueva normativa, limitando por edad y experiencia, el asalto a cada uno de los escalones que representan la amplia oferta de modelos y categorías de los que disponen las marcas en este momento. Así, la llegada de nuevos usuarios provenientes de las categorías inferiores, ha permitido que las naked se hayan posicionado como una de las principales referencias del mercado. La Suzuki Gladius se ha convertido, en este sentido, en una de las mejores representantes de este proceso, combinando un minucioso cuidado por el diseño, el atractivo de un precio razonable y unas prestaciones que nos adentran en un auténtico universo sobre dos ruedas.

La Suzuki Gladius parte con los mismos argumentos que han caracterizado a la categoría durante toda su historia. Un conjunto sencillo, ágil, manejable y accesible, sin demasiados elementos distorsionadores que desvíen la atención de su función principal, el contar con un vehículo que nos permita solucionar nuestros desplazamientos diarios pero que a su vez sea la compañera perfecta para una escapada de fin de semana solo o en compañía. El verdadero secreto está en la manera de conjugar todos estos elementos. Para ello se ha dotado a la Gladius de un chasis multitubular sobre el que se desarrolla todo el conjunto y en cuyas entrañas se aloja  un viejo conocido, el motor bicilíndrico de 645 cc, 4 tiempos e inyección electrónica que tan buenos resultados ha conseguido en modelos como la V-Strom. No había nada que objetar, su compacidad y posición a 90 grados, cazaba a la perfección con las perspectivas planteadas en cuanto a sus dimensiones. Su potencia (72 CV), con las nuevas exigencias de la categoría. Además permite, limitando sus prestaciones hasta los 47 CV, adaptar su uso a las exigencias del nuevo y controvertido carné A2, ampliando así su rango de influencia.

Para cerrar el círculo en cuanto a su comportamiento, únicamente faltaba adaptar un conjunto de suspensiones que correspondieran al despliegue realizado por el chasis/motor sin perder de vista el principio de simplicidad que pudiera complicar su uso con confusos reglajes. La horquilla delantera hidráulica unida a una suspensión trasera formada por bieletas y un muelle regulable en precarga, son solución más que suficiente para trasmitir las posibilidades de una motocicleta cuya intención es colocar al usuario  en el vestíbulo de acceso a categorías superiores. Para ello es muy importante que nos habituemos a su potencia de frenada. En este apartado no ha habido reparos para utilizar el diámetro y la mordiente suficiente para exceder el límite impuesto en otros apartados y tanto si circulamos por la ciudad como si lo hacemos en terrenos más revirados, al tirar de la maneta freno  su progresividad hasta el momento de parar por completo asegura que no te lleves sustos innecesarios, lo que es de agradecer cuando nos enfrentamos a situaciones extremas.

Sinuosa silueta

Una vez formado el esqueleto, todo parece más sencillo. Lo mejor es dejar que la vista vaya descubriendo, palmo a palmo, su delicada y sinuosa silueta. Desde el frontal hasta los asideros situados a ambos lados del asiento en dos alturas, por cierto, de mullido muy justo si vas a realizar grandes recorridos, la combinación de colores se convierte en un juego para los sentidos. Detalles más relevantes y modernistas como el elegante faro delantero o la terminación del escape con doble salida, son simplemente el contrapunto a un modelo capaz de atraer tanto a hombres como mujeres. Un detalle a destacar, dado el público al que va dirigido, es el indicador de marcha situado en el cuadro de instrumentos junto al tacómetro y cuentarrevoluciones. Una obviedad si eres un experto motero pero que para iniciados en el mundo de las motocicletas resulta francamente imprescindible. Una moto que como pocas, permite además ligeras modificaciones de diseño mediante un sencillo cambio de los paneles laterales desmontables, un guiño a la personalización para adaptar su estilo a las preferencias de cada usuario. La idea es atraer mediante un ejercicio de claridad en las formas, donde se combina lo clásico y lo moderno, lo simple y lo atrevido para terminar cautivando a través de los sentidos.

Con todo, no es de extrañar que se haya convertido en un auténtico éxito de ventas. Los números no fallan y si lo que buscas es tener un modelo para todo uso, económico, de fácil mantenimiento y que además no pase desapercibido, la Suzuki Gladius es la elección que estabas esperando.

Autor
Agustín Déniz
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