Sinónimo de la nueva imagen desplegada por la firma del chevion, el nuevo C3 Picasso destaca por un diseño desenfadado y juvenil, con un aspecto compacto que contrasta con un interior amplio y luminoso. Las formas redondeadas son fruto de su sencillez de líneas pero aportando nuevos elementos de diseño, como los travesaños que dividen el parabrisas frontal, que suscitan un sentimiento de inusual atractivo y que invita a descubrir que nos ofrece su interior.
Una vez dentro entendemos cual es la razón de tan osado experimento y es que en ese momento la luz se convierte en protagonista. La luz y el espacio. Su gran superficie acristalada que aumenta con el techo panorámico que se ofrece en opción, confiere a todo el conjunto una sensación de volumen fuera de lo común. La impresión es que no existen barreras con una visión periférica casi total y que unido a una cierta altura de los asientos, en un habitáculo concebido para albergar hasta cinco pasajeros, favorece el dominio sobre la carretera.
Todos los elementos aportan un sentimiento de total ergonomía y lo que quizás es más importante, una modularidad que marea. Intuitivamente el interior del C3 Picasso puede ir adaptando su espacio mediante sencillas transformaciones. Los asientos traseros se pueden dividir y deslizar independientemente hasta 15 cm y por supuesto abatirlos en función del espacio de carga que se necesite quedando una superficie plana hasta el respaldo de los asientos delanteros. Según versiones, también el asiento del acompañante se puede plegar.
Este vehículo no se concibe sin la coherencia de unos motores que ofrecen un excelente rendimiento. El VTi 95 y 120 en gasolina y los diesel HDi 90 y HDi 110 FAP, estos dos últimos bajo la firma Airdream que identifica a los motores de la marca más cuidadosos con el entorno, conforman una oferta característica cuya mayores cualidades son su economía de consumo y respeto por el medio ambiente. Estos permiten un comportamiento en carretera que comulga con el entorno. La escasez de ruidos desagradables y su manejabilidad y total aplomo otorgan al conductor la tranquilidad necesaria para convertir cada desplazamiento en un descubrimiento en auténtica sintonía con el entorno.
