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Confirmado, el Yaris Hybrid es el urbano total

  • Ágil a más no poder, cómodo y fácil de conducir
  • El precio también acompaña: 16.000 euros ayudas estatales al margen

A Toyota hay que reconocerle varios méritos. El primero, creer en una tecnología, la híbrida, que aunque lleva años dándole importantes réditos –y más que le va a dar– en su momento fue una apuesta arriesgada. El segundo, la capacidad de demostrar su viabilidad en gran serie en un coche que ya es un símbolo como el Prius. Este modelo popularizó lo híbrido desde la segunda mitad de los noventa y, hace relativamente poco, se inició una nueva etapa, la de su democratización, para lo que la marca japonesa estableció un plan, crear una gama paralela totalmente híbrida antes de 2020.

Es su tercer logro y el Auris HSD fue el primer fruto. El Yaris Hybrid que hemos probado en MotorEnLinea.es es el siguiente y, aquí también hay que darles la razón a los japoneses, han logrado el coche urbano total. Ágil a más no poder, cómodo y fácil de conducir, silencioso, económico, con un equipamiento al nivel de todo su envoltorio tecnológico, su precio también acompaña: 16.000 euros, ayudas estatales al margen.

De su diseño exterior lo primero que hay que decir es que el coche llama la atención y eso es un enorme punto a su favor. Se sabe que es un Yaris, se identifica rápidamente, pero quien lo ve intuye que hay algo más. Los leds de los grupos ópticos delanteros y traseros ejercen de centro de impacto visual y esa combinación de ‘imagen potente’ y delicadeza es perfecta para encajar dentro de los gustos de un público masculino o femenino.

Por dentro lo mejor de este coche es que a pesar de ser una versión que encierra multitud de unos complejos componentes técnicos que hace unos años habrían reducido inevitablemente la habitabilidad o –en el mejor de los casos– el espacio del maletero, en cuanto a espacio el Yaris Hybrid no tiene nada que envidiar a su hermano ‘térmico’.

Por ello se repiten uno detrás de otro todos los méritos de aquél en capacidad para adaptarse a conductores de muy diversa talla, la buena visibilidad, la libertad de movimientos y un espacio suficiente para los ocupantes de las plazas traseras. El maletero conserva sus 286 litros de capacidad con lo que se mantiene dentro de lo que ofrece este segmento, el de los B.

Un selector de cambio más convencional

A diferencia del Prius y el Auris HSD, el Yaris Hybrid prescinde del selector de cambio tipo joystick y se decanta por una palanca mucho más convencional en vehículos con cambio automático. Hay una sola salvedad, que el pomo tiene el mismo acabado azul propio de esta subgama híbrida de Toyota. Aquí entramos ya en cuestiones de matices y de preferencias personales, pero respecto a sus hermanos híbridos las maniobras de cambio del modo directo al ‘N’, a la posición de aparcamiento o a la marcha atrás es algo más lenta. En este punto creemos que el Prius o el Auris son más cómodos.

El que se haya optado por este selector de modo más grande se puede deber a varios motivos. El primero, que al tener una posición de conducción algo más alta, la consola queda más baja y el joystick –cuyo tamaño era aproximadamente un palmo cerrado– rompería esa ergonomía que alabábamos antes. Además, quizá en Toyota hayan querido normalizar aún más ‘lo híbrido’ optando por una palanca igual a la de una posible versión automática de un Yaris con motor convencional.

Al hablar de esta tercera versión del Yaris, sobre todo desde la perspectiva del conductor europeo, en Toyota ponen el acento en los acabados de todo aquello que envuelve el puesto de conducción. Respecto al Auris HSD es indudable ese mayor empeño a la hora de lograr que todo lo que está al alcance de la vista y el tacto del conductor y su copiloto esté mejor terminado, pero a nivel de materiales –muy duros en paneles de puertas y salpicadero– aún se puede mejorar.

Mejor acabado

Ahora bien, si hablamos de aspecto y terminaciones, al interior del Yaris Hybrid le sucede lo mismo que al exterior. Aquello que lo diferencia del modelo estándar lo hace más sofisticado. Sucede en el modulo gris del salpicadero y los paneles de las puertas, en la retroiluminación del cuadro de instrumentos en color en tonos blancos y azulados y los pespuntes –también azules– que unen los revestimientos del volante, freno de mano o, en su caso, el tapizado.

La información de todo el funcionamiento del sistema HSD se reparte entre el cuadro y, en mayor medida, la pantalla del Toyota Touch. Los que no estén acostumbrados a conducir un híbrido tendrán cierta tendencia a mirar el diagrama que está menos a la vista que en el Prius, por ello se ha suprimido el cuentarrevoluciones y, en su lugar, hay un indicador que nos muestra cuándo el motor eléctrico se está cargando, en qué momento estamos ahorrando combustible y cuando se le exige el máximo al Hybrid Synergy Drive. También un indicador luminoso nos informa del momento en que se rueda en modo eléctrico (EV).

Único y mejor

Centrándonos ya en el verdadero hecho diferencial de este Yaris, la propulsión híbrida no sólo lo hace único respecto al resto de su competencia, es que lo hace mejor. Ya en el Auris HSD confirmamos que Toyota había medido perfectamente el momento en el que esta tecnología debía empezar a expandirse por lo que podríamos llamar su gama de vehículos convencionales y si en el compacto nos gustó, en el Yaris sigue puliendo el diamante haciéndolo más y más perfecto.

Decimos que lo hace único porque no hay un segmento B capaz de rodar por las calles con un consumo y unas emisiones nulas en modo eléctrico como él. Porque cuando lo hace en EV o con ambos motores funcionando al unísono fluye con una finura impresionante. Y si se requiere de un acelerón, los 100 CV emergen ágilmente para sacarnos de cualquier apuro.

En una conducción relajada es muy fácil moverse dentro de unos niveles de gasto de combustible contenidos. Respecto al Auris HSD es cierto que el Yaris Hybrid tiene más propensión a echar mano del motor eléctrico, algo que no es un capricho del ‘cerebro’ electrónico que gobierna todo el sistema, más bien de las ventajas de un coche pequeño y ligero cómo este y del paulatino pero constante proceso de perfeccionamiento de todos los componentes que influyen en este sistema.

En situaciones de máxima exigencia sobre el pedal del acelerador –e igual que ocurre en otros vehículos con un cambio de variador continuo o CVT– da la sensación de que el Yaris híbrido acelera bien y rápido, pero que hay una fase valle en la que la velocidad tiende a estabilizarse hasta ir camino de los 165 km/h que marca su ficha técnica y que, por razones obvias, no hemos tenido la tentación de comprobar. Aquí necesariamente ambos motores entran en escena y por las particularidades del cambio el 1.5 de gasolina aúlla como si nos estuviera pidiendo un cambio más.

Esa es la parte negativa del CVT, porque otro de los peros que suelen buscarle los que aún defienden la superioridad absoluta de las cajas manuales, la menor capacidad de retención al frenar, hace años que Toyota lo solucionó en sus híbridos. El HSD retiene correctamente a la hora de ‘recoger’ a medida que nos aproximamos a un viraje sin la necesidad de presionar el pedal del freno más de lo que lo haríamos en un coche automático sin variador continuo.

Muy recomendable

En definitiva, el Yaris Hybrid se confirma como lo que es, una tercera vía entre el Auris de gasolina y el diesel e incluso lleva el listón un poco más alto. Por la delicadeza con la que rueda, por la sofisticación de su diseño y del sistema híbrido puede ser un rival para esos vehículos que dentro del epígrafe B tienen pretensiones Premium. Eso siempre que no entremos en el terreno de la deportividad y un concepto del lujo entendido como ostentación pura y dura. Este partido no lo juega el Yaris Hybrid.

El coche es un verdadero prodigio de suavidad y comodidad en una conducción urbana y, en vías rápidas o en carreteras convencionales no tiene nada que envidiar a cualquier otro coche de su categoría con un motor de gasolina y un nivel de potencia similar. Pero dentro de la ciudad como el Yaris Hybrid, ninguno.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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