DEPORTE
WRC

Ogier manda en una noche de perros

  • Sordo salió desmoralizado y vendido tras la penalización de 5 minutos

Da igual que haga frío o calor; que diluvie o haga un calor que parte en dos las piedras. Sébastien Ogier y su Volkswagen Polo R WRC son los jefes del Mundial de Rallies y en Gales, en una noche de perros, el francés ha vuelto a hacer alarde de su dominio al acabar líder con dos de los tres scratch en juego sólo horas después de ser también la liebre del tramo de calificación. 

Ogier, campeón del mundo desde el pasado Rally de Francia Alsacia, fue el mejor en los dos primeros tramos, los más delicados porque se celebraron sobre un terreno muy blando y resbaladizo. Aunque más que del francés, el dominio en el arranque de esta última cita de la temporada era de Volkswagen Motorsport. Tres de sus coches coparon las cuatro primeras posiciones en el TC1, y en el TC2 otra vez Ogier y Latvala se situaron en cabeza.

Tras ellos empezaban las temidas roderas. Thierry Neuville se las encontró en esos primeros tramos así como alguna que otra roca, como la que dañó su Ford Fiesta RS WRC en la segunda especial. El belga parecía empezar a sufrir los rigores de este delicado rally. Pero con el coche tocado y la palanca de cambios dando problemas, entonces el nuevo piloto oficial de Hyundai Motorsport rompió el monólogo de los Polo para hacerse con el mejor crono en el TC3. Acaba la etapa segundo a 3,2’’ del todopoderoso Ogier y a 2’’ de su rival por el subcampeonato, Jari-Matti Latvala.

Cargando en la mochila una penalización de cinco minutos desde antes de que arrancara el rally por un error garrafal de Citroën Racing –no se tuvo en cuenta el límite de ocho chasis por temporada para cada equipo–, Dani Sordo salió vendido a esta primera etapa. Noveno en las tres especiales por detrás de pilotos a los que ha venido arrollando a lo largo de toda la temporada, el cántabro no va a tener el final de campeonato que esperaba. Tampoco el que merecía. 

Esta primera etapa del Rally de Gran Bretaña sirvió también para demostrar que Robert Kubica es humano. Con la noche, estrenando copiloto y conduciendo por primera vez en carrera el Citroën DS3 WRC oficial anduvo lejos de los cronos de cabeza en esos tres tramos y acabó séptimo a 35,4’’ de Ogier.

El mejor de los Citroën oficiales fue el de Mikko Hirvonen, cuarto a 16,2’’ por delante de un Mads Ostberg cuyo Ford Fiesta RS WRC salió con el embrague tocado. El noruego se quedó a 8,5’’ del finlandés y con una ventaja de sólo 3,1’’ respecto a su compatriota de Volkswagen, Andreas Mikkelsen.

Sin Kubica revolucionando la categoría y aprovechando que corre en cancha propia, en WRC2 Elfyn Evans mandaba con el Ford Fiesta R5 por delante de otro, el del finlandés Jari Ketomaa. Y en WRC3 otro viejo conocido, el francés Bryan Bouffier, inscrito aquí con un Citroën DS3 R3T. 

 

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