El fabricante de automóviles Volvo parece siempre ir un pasito por delante de los demás cuando se habla de seguridad o al menos sus soluciones se imponen como las innovadoras. Es el caso de los sistemas o detectores de fatiga basados en su mayoría en sensores en el volante que advierten de la posibilidad de que el conductor tenga pérdidas de concentración.
Volvo va más allá y como el mismo objetivo, utiliza una tecnología que detecta hacia dónde está mirando el conductor o si tiene los ojos cerrados. Para ello, en el panel de instrumentos se instala un sensor de luces LED infrarroja, imperceptible por el ojo humano, que supervisa las reacciones de los ojos y la posición de la cabeza para trazar un patrón de conducta.
Mediante esta solución se consiguen otras ventajas como la rapidez de actuación del resto de sistemas de seguridad. Los asistentes de ayuda pueden activarse antes si la lectura indica que el conductor está distraído o más tarde si continúa concentrado. Otras posibilidades permitirían ajustar tanto la iluminación interior como la exterior para seguir la dirección hacia la que está mirando el conductor. También podría ajustar el asiento, por ejemplo, al reconocer a la persona que se sienta al volante.
Esta tecnología está actualmente en prueba y entra dentro del plan de iniciativas que acercan a Volvo Car a su objetivo para 2020: “que nadie muera o resulte gravemente herido en un nuevo Volvo”.
