Como Bulgaria, el rally galo es nuevo porque cambia su escenario habitual (Córcega) por Alsacia, a orillas del Rin, aunque sus tramos se asemejan mucho a lo que fue la media del Rally de Alemania, precisamente la última cita del WRC que acogió el mundial de los junior. Yeray Lemes y Rogelio Peñate llegan novenos de la general del campeonato, sin aspirar al título pero sin perder la esperanza de hacer un resultado acorde con su calidad.
La condición de novedad beneficia a pilotos que, como Yeray, no tienen muchos rallys mundialistas a cuestas. A pesar de ello, el canario se la juega con pilotos belgas, franceses y alemanes que tienen la zona de Estrasburgo a tiro de piedra. “Supongo que más de uno se habrá dado un salto para conocer los tramos o habrán participado en algún rally del regional o del nacional. Aún así, el que sea nuevo nos beneficia”. En Francia, salvo Karl Kruuda –que no va a poder participar ni aquí ni en Cataluña por no tener carné de conducir- estarán todos: Aaron Burkart (Suzuki Swift S1600), Kevin Abbring (Renault Clio R3), Hans Weijs (Citroën C2 S1600), Thierry Neuville (Citroën C2 S1600) o los franceses Mathieu Arzeno (Citroën C2 S1600) y Jeremi Ancian (Suzuki Swift S1600).
Lemes ve el vaso medio lleno, y más le vale porque tiene ante sí las dos últimas ocasiones para prolongar su aventura internacional más allá de 2010. Para ello deberá pasar de ese listón maldito que, hasta ahora, le ha impedido pisar cajón. “Sólo es una cuestión de suerte, nada más. Hasta ahora cuando no ha sido una cosa ha sido otra, pero siempre nos hemos quedado penúltimos después de haber ocupado puestos de podio. Estoy seguro que con la fortuna de nuestro lado estaremos ahí”.
Con un recorrido cronometrado inferior al de Alemania, la mayor trampa que presentará el rally galo es el escaso número de zona de asistencias que va a haber. Al Lemes y Peñate les preocupa especialmente la primera etapa, con una sola asistencia remota –en la que sólo podrán cambiar neumáticos y poco más- entre los dos bucles formados por los tramos de Hohlandsbourg (9,5 km), Firstplan (16,6 km), Vallee de Munster (22,5 km) y Grande Ballon (24 km). “Eso va a hacer complicadísima la primera etapa”, asegura el lanzaroteño que en Alemania ya se quedó en mitad de la segunda jornada por culpa de un doble pinchazo fruto de una conducción demasiado incisiva. La última etapa, la del domingo, también se las trae porque los cuatro tramos finales se harán de un tirón. “Tendremos que ir muy tranquilos e ir completando tramos sin volvernos locos. Sólo así llegaremos al final y estoy convencido de que podremos pelear por el podio”.
A pesar de los abandonos, las averías y la necesidad de recurrir al super rally, Lemes irradiaba un optimismo casi contagioso en la entrevista que ha concedido a Radio Canarias. Con un rutómetro como el de Francia, cualquiera con su historial de problemas estaría temblando con un rally como el de este próximo fin de semana en el que lo único seguro es que va a ser una prueba de supervivencia, como las otras cuatro citas del JWRC celebradas hasta ahora. Pero Yeray cree que hay que relativizar todos esos problemas y creer que es posible. “En realidad, los abandonos han sido por tonterías, por pequeños problemas de poca importancia. En Portugal, por ejemplo, fue un sensor y en Alemania fue un fallo mío que ya no volveré a cometer”, asegura.
