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El eco de sus conquistas

  • La RC125 rinde 15 CV por los 44 de la RC390

KTM lanza dos pequeñas supersport con los propulsores monocilíndricos de 125 y 390 cc para dar respuesta a jóvenes usuarios que optan por las emociones que brida la competición a un precio razonable.

Según la marca de Mattighofen las superdeportivas siguen teniendo su espacio en nuestro mercado, sobre todo las de pequeña cilindrada como estas nuevas RC 125 y 390. Acorde con la filosofía ‘Ready to Race’, el vínculo con el mundo de la competición es muy estrecho, concretamente con el modelo que en manos de pilotos como Sandro Cortese y Maverick Viñales ha conquistado el Campeonato del Mundo de Moto3 en sus dos primeras temporadas de existencia.

Asimismo, el lanzamiento de estos modelos cuya llegada al mercado canario se producirá en cuestión de días, responde a la voluntad de la marca de continuar ampliando su gama de asfalto con modelos de cilindrada reducida, accesibles, pero con la más alta calidad. El escalonado de cilindradas es el mismo que el de los primeros peldaños de la KTM Duke porque se levantan sobre la misma plataforma y los mismos propulsores, pero con importantes modificaciones para hacer mucho más acusado su nervio deportivo.

Empezando por el carenado integral, responsable en un alto porcentaje de su línea agresiva y afilada que nada tiene que envidiar al gran buque insignia deportivo de KTM, la 1190 RC8 R. En el frontal, además de la terminación en punta, los grupos ópticos imprimen ese carácter tan ‘racing’ y diferente respecto al resto del catálogo del fabricante austriaco.

Detalle muy ilustrativo de la rúbrica de calidad que ha dado KTM a esta nueva y joven familia Supersport RC es que los intermitentes quedan integrados a la perfección en los espejos retrovisores cuya línea va acorde con el carenado. De esta manera no afecta a su aerodinámica ni rompe tampoco la estética. Lo mismo se puede decir del piloto trasero alargado o el portamatrículas minimalista. Aspectos todos en absoluto comunes en deportivas de pequeña cilindrada como ésta.

El chasis es una evolución del de la Duke. Así lo advierte su configuración multitubular y su decoración en color naranja, marca de la casa en Mattighofen. Gracias a un ángulo de horquilla aumentado a 66,5º, se ha acortado el avance y la distancia entre ejes, a la vez que se aumenta el ángulo de inclinación de la moto en curva. Éstas y otras modificaciones van dirigidas a potenciar su agilidad y dotar a las RC de una mayor ergonomía en condiciones de conducción deportiva.

En línea con su columna vertebral, la posición de conducción es radicalmente diferente. Si en las Duke se busca una postura más erguida, sobre cualquiera de las RC el piloto toma los mandos más recostados para permitir también un ángulo de inclinación en curva más acusado. El asiento de dos piezas para poder acoger a un acompañante es muy estrecho en la zona de las piernas y con una altura de 820 mm permite llegar al suelo de forma segura. A medio camino entre estética y ergonomía, el depósito de gasolina de 9,5 litros permite gozar de una importante autonomía.

De ello se encargan los respectivos motores monocilíndricos de 125 y 390 cc. Todos de cuatro tiempos, con refrigeración líquida, dos árboles de levas en cabeza, cuatro válvulas e inyección directa. Son también puntos en común de estas dos mecánicas el disponer de un eje de equilibrado con el que reducir vibraciones y suavizar su comportamiento en marcha. Respecto a los escalones de potencia, la RC125 rinde 15 CV por los 44 de la RC390. Con una relación potencia/peso de 0,2 Kw/kg, la mayor de la gama RC se encuentra justo al límite de la clase A2 del permiso de conducir, ideal por tanto para pilotos noveles. La  RC125, por su parte, está dentro de los parámetros de la clase A1, siendo de esta manera la opción más deportiva de las disponibles para los que disponen de este tipo de licencia.

Calidad también en componentes como las suspensiones y los frenos, apartado éste en el que se ha confiado en un especialista de primerísima línea como Brembo. Potencia y facilidad para dosificar esa ‘mordida’ de las pinzas de anclaje radial de cuatro pistones en el disco de 300 mm en el tren delantero y la pinza de un pistón en el disco de 230 mm en el trasero. En las KTM RC125 y RC390 el ABS (desconectable en circuito) es de serie. En cuanto a suspensiones ambos ejes están bien cubiertos por el socio de KTM WP.

Y, por último, calidad tecnológica. Ambos modelos disponen de una pantalla completamente digital a través de la cual el piloto está informado de los datos esenciales como la marcha engranada, el nivel de combustible e incluso un ‘chivato’ que, como en las motos de competición, nos advierte del momento idóneo para subir una velocidad en el cambio.

 

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