DEPORTE
WRC

Finlandia, un rally único

  • "Más que en ningún otro rally, el coche debe dar confianza al piloto"

Son varios los apodos por los que se conoce el Rally de Finlandia. En cartel en el WRC desde la creación del campeonato hasta la actualidad con la única excepción de 1995 (entonces sólo fue puntuable para la Copa del Mundo de ‘dos litros’) aún hay quien prefiere llamarlo el ‘1000 Lagos’ y otros, basándose en las espectaculares velocidades medias que se alcanzan, lo llaman el ‘Gran Premio de Finlandia’.

No exageran. El año pasado el Volkswagen Polo R WRC de Sébastien Ogier y Julien Ingrassia registró una media de más de 130 km/h en el mítico Ouninpohja. Un año antes Sébastien Loeb y Daniel Elena ganaron aquí con la mayor velocidad media de la historia: 122,89 km/h. A día de hoy permanece como uno de los récords que atesora el nueve veces campeón del mundo.

Con estos datos se entiende que el Rally de Finlandia sea una de las pruebas de tierra más difíciles de la temporada. La octava cita del año es un desafío para los pilotos, copilotos e ingenieros. Los primeros deben tener la máxima precisión posible para no salirse de la pista, mientras que sus navegantes deben de cantar a la perfección sus notas y transmitirlas a su compañero en el momento adecuado. Un error de apreciación, un despiste, una anotación a destiempo y a pocos metros aguardan cientos y cientos de árboles listos para hacer añicos el coche.

Para los ingenieros, el mayor reto son las grandes rectas. La normativa del estipula que los motores turbo de 1.6 litros no pueden superar las 8.500 rpm. El gran problema es que cuando los World Rally Car vuelan durante los innumerables saltos, la falta de resistencia, hace que el motor suba rápidamente de revoluciones y alcance el límite marcado, por lo que la inyección de combustible se corta automáticamente. Sin embargo, el motor debe de volver a dar su máxima potencia en el momento en que las ruedas vuelvan a tocar el suelo, para así no perder ni una décima de segundo. 

¡A volar!

Los saltos de hasta 60 metros de longitud son otra de las características del Rally de Finlandia. En ninguna parte los WRC logran volar tanto y tan a menudo como en los bosques de alrededor de Jyväskylä. Cada ‘vuelo’ ha de iniciarse en el ángulo correcto para poder volver a tomar tierra en el sitio perfecto. El alerón trasero de los World Rally Cars permite que los coches se mantengan estables durante su breve vuelo. Los ingenieros también pueden ayudar en los cambios de rasante haciendo un correcto uso de la distribución de pesos.

Técnicamente, el trazado finlandés impone una gran precisión en los reglajes de los coches. “Es un rally muy complicado de ganar”, reconoce Didier Clément, responsable de la explotación de los DS3 WRC en el equipo oficial Citroën. “Hay que tener un buen conocimiento del terreno y no cometer el más mínimo error. Es un sprint de principio a fin y hay pocas oportunidades de recuperarse de los errores”.

Desde el punto de vista técnico Clément recuerda que “más que en ningún otro sitio, el coche debe dar confianza al piloto”, por ello no se suele escatimar a la hora de hacer test previos. “No se deja nada al azar. El coche tiene que ser especialmente reactivo. Por norma, siempre se busca un compromiso”.

Es un rally tan especial desde tantos puntos de vista que se entiende que a lo largo de su historia sólo cuatro pilotos no escandinavos hayan sido capaces de conquistarlo: Carlos Sainz, Didier Auriol, Sébastien Loeb y Sébastien Ogier. La estadística dice que las probabilidades de que gane un finlandés son de 5 a 1, es decir, un 82,5 por ciento. También es cierto que en las últimas temporadas esta proporción ha cambiado claramente.

El recorrido

La salida del rally tendrá lugar a las tres de la tarde de este jueves 31 de agosto con tres especiales sobre tierra al noreste de Jyväskylä. Las dos pasadas por Lankamaa (23,44 km – 16:08/19:07) estarán separadas por Jouhtikylä (10,36 km – 17:21). El día terminará en Harju (2,27 km – 20:30), una especial sobre asfalto en Jyväskylä que no se ha utilizado desde hace dieciséis años.

Con el mismo orden de salida, el parque cerrado se abrirá a las 7:30 del viernes para un bucle de cuatro especiales al sur de la ciudad. Pihlajakoski (14,51 km – 9:18) hará su reaparición después de 27 años de ausencia. Päijälä (23,38 km – 10:26) seguirá con una primera parte que no se ha usado jamás en el Campeonato del Mundo. Después los pilotos pasarán por Kakaristo (20,51 km – 11:24), una versión recortada de Ouninpohja, antes de volver al parque de asistencia por Painaa (7,7 km – 12:42). El bucle se repetirá por la tarde después de la asistencia (15:56, 17:04, 18:02 y 19:20) antes de un segundo sprint en Harju (20:30).

Salida a las 7:00 del sábado para dos bucles de cinco especiales bien conocidas. Mökkiperä (13,84 km – 8:08 y 15:20) se recorrerá en sentido contrario antes de volver a un formato idéntico al de 2013: Jukojärvi (21,93 km – 9:06 y 16:18), Surkee (14,95 km – 10:43 y 17:55), Himos (4,45 km – 12h¡:11 y 19:23) y Leustu (10,01 km – 12:44 y 19:56). La etapa terminará con una asistencia a partir de las 21:06.

La última jornada es corta, de solamente 36 kilómetros que llevarán a los pilotos a Ruuhimäki (6,79 km – 9:25), famoso por su sucesión de saltos, y después a las estrechas rutas de Myhinpää (23,02 km – 10:43) antes de la Power Stage, Ruuhimäki 2, que se emitirá en directo por televisión a partir de las 13:08. La llegada será en el Pavilkonji de Jyväskylä a las 15:00.

 

 

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