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'OPC', sinónimo de emoción para el día a día

  • Todos son sometidos a examen en el circuito de Nürburgring
  • En lo más alto de la pirámide se sitúa el Insignia OPC

Opel celebra el décimo quinto cumpleaños del lanzamiento de su primer modelo deportivo OPC (Opel Performance Center). Este honor recayó en el Astra que por aquel entonces y en la versión a la que hacemos referencia, ofrecía una potencia máxima de 160 CV. En esencia y tal como explican sus responsables, la idea era combinar su experiencia en competición con el desarrollo de vehículos de altas prestaciones para la calle garantizando sinergias tecnológicas entre ambos mundos.

Pero además y tal como explica Mark Adams, vicepresidente de Diseño de Opel, “un modelo OPC debe ser inmediatamente reconocible como tal”. Y sin duda es así. “Cada detalle y cada línea expresan bien a las claras las prestaciones del vehículo”.

Todo empezó en 1999. Basado en el motor Ecotec 2.0 litros de 136 CV, el recién constituido equipo de OPC se encargó de mejorar sus prestaciones derivando en un propulsor con mucho más régimen de utilización y mejor respuesta. La sustitución de algunos de los elementos base de su construcción y una centralita de gestión del motor optimizada permitieron elevar su potencia hasta los 160 CV.

Del mismo modo se hizo necesario adaptar las características del chasis a las nuevas prestaciones mientras se daba una respuesta solvente que refrendara su evolución en términos de comportamiento. Así y a partir de una carrocería rebajada en dos centímetros, se montaron nuevos amortiguadores Bilstein, unos discos de freno sobredimensionados, llantas de 17 pulgadas así como unos brazos de suspensión de nuevo desarrollo y una dirección más directa.

Así nació el primer Astra OPC y con él una historia de éxitos que se extiende hasta nuestros días. Ha habido, sin embargo, otros hitos que han marcado la trayectoria de esta ‘marca’ que posteriormente se extendió a distintos modelos de Opel.

Curiosamente, el siguiente en disfrutar de esta distinción fue el Zafira con el objetivo de “hacer el monovolumen compacto más rápido del mundo”. En él hizo su debut la tecnología turbo marcando desde ese momento el paso al resto de modelos creados bajo estas siglas.

Todos ellos y a medida que van saliendo nuevas evoluciones, se exhiben regularmente y de forma anual en el trazado alemán de Nürburgring de 20,8 km. Es en este enclave son sometidos a rigurosos test de resistencia llegando hasta tal punto su relación que el nombre de este mítico escenario ha puesto apellido a dos series especiales, el Astra OPC de 2008 y el Corsa OPC de 2011.

En lo más alto de la pirámide se sitúa el Insignia OPC. Su motor 2.8 litros V6 turbo ofrece 325 CV y 435 Nm de par a las cuatro ruedas mediante un sistema de tracción total derivado de la experiencia adquirida con el Calibra en el Campeonato Alemán de Turismos (DTM). Con este potente motor, el Insignia OPC acelera de 0 a 100 km/h en seis segundos (6,3 en el caso del Sports Tourer) y alcanza una velocidad máxima, limitada electrónicamente, de 250 km/h.

 

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