Ford ha decidido crear toda una línea de altas prestaciones y uno de sus primeros peldaños es, cómo no, el Focus RS. Su apuesta es global, por ello esta tercera generación de la versión más prestacional del compacto americano se va a vender por primera vez en los principales mercados de todo el mundo. De aquí a 2020 otros once vehículos cortados por similar patrón seguirán el mismo camino.
Por ello el Focus RS fue presentado en Colonia como nunca antes. A lo grande y en presencia de multitud de medios especializados, la creación de Ford Performance desveló las principales características técnicas entre las que brilla su sistema de tracción total con par vectorial dinámico.
La razón de ser de ambos sistemas (All-Wheel-Drive y Dynamic Torque Vectoring) es proporcionar a este coche “un paso por curva líder en su clase” mediante capacidad de tracción y agarre. La tracción total se sirve de dos embragues controlados electrónicamente a cada lado de la unidad de tracción trasera. Estos son los que gestionan la distribución del par entre el tren delantero y trasero, pero también pueden afinar qué proporción desvían a uno y otro lado del eje posterior. Es así como obtiene esa característica que la marca llama ‘par vectorial’ y que repercute tanto en el comportamiento como en la estabilidad en curva.
El sistema monitoriza un centenar de veces por segundo a través de múltiples sensores las condiciones de conducción y, en función de ello, puede desviar hasta un 70 por ciento del par a las ruedas traseras. La totalidad de esa proporción puede centralizarse en una de esas dos ruedas. La unidad de control actúa realizando un reparto que ‘asiste’ al coche al entrar a una curva mejorando la estabilidad y contrarrestando la tendencia a subvirar. También ofrece beneficios en condiciones de fuertes aceleraciones al salir de una curva potenciando en este caso la diversión. El Control de Estabilidad, muelles de suspensiones, amortiguadores, barras estabilizadoras y dirección asistida eléctrica han sido adaptados al carácter que emana el nuevo Focus RS.
El motor es el mismo 2.3 EcoBoost del nuevo Mustang, aunque con un paquete de mejoras que se traducen en más de 320 CV a 6.800 rpm. Tanto los sistemas de admisión y escape han sido evolucionados, pero ese plus de fuerza le llega en buena medida de un nuevo turbocompresor de baja inercia de doble entrada. Culata, cilindros, sistema de refrigeración dan en suma un motor que tendrá unas prestaciones al nivel de lo que se espera de un Ford RS. El fabricante garantiza que su rugido irá acompañado de “borboteos, explosiones y crujidos” marca de la casa. La transmisión será manual de seis velocidades.
Ford ha explicado que será en el próximo ya Salón del Automóvil de Ginebra donde detallará las características técnicas que aún no han sido definidas de este coche. Su producción empezará a finales de este año, así que no podremos admirarlo en vivo en los concesionarios hasta 2016.
Una línea afilada por el viento
La necesidad de estabilidad a altas velocidades ha moldeado la figura del Focus RS. De hecho todos los modelos de esta saga siempre se han caracterizado por tener una aerodinámica muy avanzada. El splitter delantero, el spoiler trasero y la parte inferior de la carrocería suprimen fuerzas de elevación y, además, le da un aire más agresivo y de competición que nunca a este coche. Aquí tienen mucho que ver las enormes tomas de aire que son exigencia de las necesidades de refrigeración del motor, transmisión y frenos.
Si el frontal no puede ser más musculoso, la parte trasera no se queda atrás con un enorme difusor que además de optimizar el flujo de aire, acoge las salidas de escape y una luz antiniebla central cien por cien racing. El perfil lateral queda remarcado mediante los faldones laterales y unos nuevos aletines que hacen sitio a las llantas de aleación multiradio de color negro y muy ligeras al estar hechas de material forjado.
Los asientos deportivos Recaro son la pieza central del habitáculo, aunque habrá unos tipo baquet opcionales para nuestro mercado. Como instrumento vital en la experiencia de conducción, el volante está forrado en piel blanda y tiene la base plana. Un grupo de indicadores adicionales muestran por encima de la consola central la presión a la que trabaja el turbo, así como la temperatura y la presión del aceite.
Aunque el Focus RS existe como tal desde 2002 –en 2009 se lanzó la segunda generación–, este vehículo es el número 30 de Ford que lleva el emblema RS en su carrocería. Modelos como el Escort RS 1600 16V de 1970, el Sierra RS Cosworth Turbo de 1985 o el Escort RS Cosworth de 1992 dejaron una profunda impronta en el pasado. El primer Ford RS fue en 15M RS que apareció en 1968.
Como detalle, Ken Block ha participado en el equipo de desarrollo del coche. El que haya sido él y no pilotos de M-Sport en el World Rally Championship se debe, sin duda, a esa proyección que Ford quiere dar a las siglas RS a otros mercados al margen de los europeos.
