COCHES
Prueba

BMW 118d: para todos los públicos

  • Un coche más amable sin traicionar a sus principios
  • Ya no es un coche tan reactivo a cualquier irregularidad del asfalto

Cuando en 2004 Bayerische Motoren Werke, BMW, puso en órbita el vehículo más pequeño y accesible de toda su gama, la Serie 1, buscaba captar a esa comunidad de conductores amantes de la ‘deportividad representativa’ que no encontraban consuelo en ningún compacto generalista por muy cargado de extras que estuviera. Siete años después su éxito ha sido tal que en Múnich han tenido que derribar diques en su segunda generación para seguir atrayendo a un perfil de cliente aún más variado y extenso.

Crecer, en el sentido más amplio de la palabra, pero conservando su encanto y aquello que lo ha hecho diferente del resto de compactos ‘premium’ que germinaron a su paso. La Serie 1 ha tenido que madurar sin tener que incurrir en el repetitivo argumento de la inmensa mayoría de los coches que va alumbrando la industria: mayor deportividad y dinamismo. Las dos ‘D’s’. Una receta que no ha tenido que seguir de manera obligatoria BMW en este coche, sencillamente, porque el modelo original ya iba sobrado de ambas. En vez de endurecer su gesto y sus maneras, la nueva Serie 1 ha pulimentado todas sus aristas para convertirse en un coche más amable sin traicionar a sus principios.

Quizá con aquella primera generación había la obligación de demostrar que, a pesar de su tamaño, la Serie 1 era un BMW de los pies a la cabeza. Estéticamente era un clon de sus hermanos mayores y su comportamiento cargaba las tintas en el lado más pasional del fabricante, en ese famoso “¿te gusta conducir?”. Superado el examen de pureza, ha llegado el momento de abrir campo y dejarse querer por ese tipo de conductor que ve en el logotipo arlequinado no tanto deportividad y sensaciones, sino representación y confort. El entorno de mercado, con una tendencia a coches cada vez más racionales y eficientes, también ha colaborado a que la evolución de la Serie 1 haya ido por este camino.

Llegados a este punto, puede haber algún lector que pueda pensar que el BMW Serie 1 ha dejado de ser un coche genuino para convertirse en uno más. Pero no. Después de probarlo, damos fe de que se han realizado cambios, sí, pero ha habido una precisión científica para mantener relativamente intacto aquello que hizo a este coche un soplo de aire fresco entre los compactos.

Más amplio, más cómodo

Un buen botón de muestra para apreciar esa evolución son sus cotas. La nueva Serie 1 mide ahora 4,32 metros de largo, ganando 8,5 cm que se destinan a una mayor holgura para las plazas traseras a la altura de las rodillas. La distancia entre ejes (2,69 metros) también gana 3 centímetros, alrededor del doble de lo que se incrementa la anchura (1,76 metros). Una consecuencia directa de ese reajuste de cotas es la mayor capacidad del maletero, ahora de 360 litros (+30). En vez de invertir en unas proporciones más dadas a una mayor estabilidad en curva, el mayor esfuerzo se ha destinado a ganar en escalas que tienen su efecto en la habitabilidad interior, sin duda, uno de los puntos en los que flaqueaba aquella primera generación.

Efectivamente la nueva Serie 1 es más confortable y amplia que la anterior. Esa percepción es más clara en las plazas traseras, ya que es allí donde se saca partido a los 8,5 centímetros extras. Delante las cosas no han cambiado demasiado, ya que copiloto y, sobre todo, piloto, han sido siembre los niños mimados de todo BMW. El propio diseño del salpicadero y la consola ayudan a tener una percepción de más amplitud y anchura, aunque lo que más salta a la vista es la sensación de una inmensa calidad.

Y es que aquí entramos en uno de esos puntos innegociables en la refundación de la Serie 1. El lujo y los acabados eran una de las cosas que no podían faltar en esta nueva generación y aunque en esencia –y como en las sucesivas revisiones de modelos de la marca alemana- no se aprecia una revolución en el diseño, el plus de calidad lo aportan mandos como el iDrive que incluye el botón de mando ‘controller’ y las teclas de acceso directo de la consola. Eso y, por supuesto, la nueva pantalla plana a través de la cual se supervisan muchos aspectos del coche. Además, la unidad probada llevaba como extra de equipamiento el navegador con una enorme pantalla a color y múltiples funciones adicionales, como la gestión de datos del EfficientDynamics.

De su diseño exterior hay poco que añadir que no dijéramos en el reportaje que fue portada en MotorEnLinea.es cuando la nueva Serie 1 se lanzó en toda España el día 22 de septiembre. Es un perfecto exponente de la nueva línea que han tomado en Alemania y se siente muy cercano a su primo del campo, el X1. También aquí hay estrofa que se repite en todo BMW: el capó alargado, la cabina empujada hacia atrás, la gran distancia entre ejes, así como la doble parrilla ovoide o los faros con el efecto anillado de los dos proyectores que encierra cada óptica y que, por cierto, poco o nada tienen que ver con los que presenta la nueva Serie 3.

Aunque el que convenza más o menos esa nueva cara es cuestión de gustos, donde la nueva Serie 1 ha ganado en presencia es en su perfil. La línea dinámica acanalada sirve como eje para situar los tiradores de puertas y llevarnos de la mano hacia la zaga, quizá el punto más impersonal de este modelo.

En marcha

Ese ‘para todos los públicos’ con el que empezábamos se aprecia de una manera muy clara en la conducción de la nueva Serie 1. Ya no es un coche tan reactivo a cualquier irregularidad del asfalto, ni tampoco acaba de transmitir tanta información al que toma el volante. Incluso la posición de conducción –al margen por supuesto de la regulación del asiento de cada cual- parece estar un poco más elevada. Licencias que se puede permitir un coche que siempre presumió con argumentos tangibles de ser el más ágil de todos los de su categoría pero que ahora ha mitigado con sumo cuidado para ganar en confort sin perder en destreza entre curvas.

Y precisamente para colmar las expectativas de todo ese abanico de conductores que puede sentirse atraído por las distintas caras de la Serie 1, dispone de tres modos de conducción activables a través de un botón de la consola. En posición ‘Sport’, el 118d que hemos probado volvía a mostrar esa vertiente más desafiante y prestacional. Dirección, suspensión pero sobre todo el motor de 143 CV son mucho más sensibles a las exigencias del conductor y, como su propio nombre indica, es ideal para un pilotaje deportivo. También a la hora de circular por carreteras que exigen un plus de par a la hora de adelantar, porque en marchas largas la diferencia con los otros dos modos es enorme.

El posición ‘Confort’ prima la suavidad y, el tercero, el ‘Eco Pro’, todo –hasta el sistema de climatización- se pliega a las exigencias de un bajo consumo y emisiones. Respecto a otros coches y otras marcas, se nota el bagaje de BMW y su EfficientDynamics, porque a través del display digital integrado en el cuadro y apoyado en la pantalla plana del salpicadero, se informa y se instruye al piloto de cómo practicar una conducción eficiente e incluso de cómo repercute esta en un mayor ahorro de gasóleo.

El motor, un cuatro cilindros en línea ‘dos litros’ con inyección directa ‘common rail’ y TwinPower Turbo que rinde 143 CV y 320 Nm de par máximo entre las 1.720 y las 2.500 rpm, es posiblemente uno de los mejores diesel que hay actualmente en el mercado dentro de su rango de potencia. Para empezar, es un propulsor suave como la seda si lo que se busca es una conducción contemplativa. Ahora bien, si de lo que se trata es de sensaciones, sólo hay que activar el modo ‘Sport’ y empezar a empalmar las seis marchas del cambio manual –con típico tacto BMW, por cierto- hasta estar lo más cerca que nos permite la ley de alcanzar los 212 km/h de punta de velocidad. No es nada ruidoso –sólo desde fuera del coche se aprecia claramente que es un diesel- y no hay ni rastro de todos los reproches que se le puede hacer a un motor alimentado por gasoil por muy quisquillosos que nos pongamos.

Su aceleración resulta mucho más convincente de lo que pueda anunciar la ficha técnica (de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos). Y no es que pongamos en duda las cifras oficiales, pero a esos 143 CV se les puede sacar muchísimo partido y para un coche de su talla y talante, nos parecen más que suficientes. Alternando los tres modos durante la prueba y dejándonos llevar más por su potencial deportivo que por la moda ‘eco’, el ordenador marcaba un consumo medio de 5,4 litros a los 100 km, uno más de lo que dice BMW que puede alcanzar en una conducción eficiente.

Por tanto y para acabar, el BMW Serie 1 es un coche que sin abandonar ese ‘algo’ que lo diferenció de la masa de compactos a mediados de la década pasada, ha abierto campo para poder agradar a ese sinfín de clientes que pueden buscar no tanto sensaciones y deportividad sino, simple diseño, confort, lujo material o distinción personal. Habrá quien piense que esa renuncia a sus principios es un error, pero para ellos y para el resto, BMW ha creado las Sport Line y Urban Line, lo que unido al inmenso catálogo de extras de personalización hacen que el que no se contente con la nueva Serie 1, será porque no quiere.

Autor
Redacción
Etiquetas
No hay etiquetas asociadas
Comentarios

Comente:
Por favor, use un lenguaje apropiado. Todos los comentarios serán revisados antes de su publicación, por lo que no aparecen inmediatamente.

Publicaciones y blogs

MotorEnLinea.es emplea cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia de navegación en nuestra página web y para realizar mediciones estadísticas. Si está de acuerdo con su uso siga adelante con su visita. En nuestra política de cookies puede obtener más información.
ACEPTAR