El Rally Villa de Santa Brígida le debía una a Miguel Cabral, pero tras el segundo puesto de este pasado sábado, la deuda moral está zanjada. El de Mitsubishi ha puesto punto final a su racha de infortunios y promete guerra esta temporada.
En sus declaraciones previas a este segundo rally de la temporada del provincial de Las Palmas y primero de la temporada para él, Cabral pasaba de puntillas por el accidente del pasado año. Pero no debió de ser fácil volver a pasar a fondo jugándose la segunda posición con todo un José Mari Ponce por el mismo lugar donde se volatilizaron todas sus opciones de hacer una buena campaña en 2011. “Teníamos la moral bastante baja después de tanta mala suerte. No podíamos seguir con esa racha, así que lo que queríamos era terminar sí o sí. Acabar segundo, tercero o cuarto era lo de menos. Queríamos llegar a la meta”. Y llegó, sólo por detrás del WRC Toñi Ponce y con la sensación de que la nueva brida grande le ha sentado de maravilla al Mitsubishi Lancer Evo VI.
Cuando Miguel y Jacob tuvieron esa escalofriante salida de carretera en una zona rapidísima y estrecha, llegaron a plantearse colgar el casco. Lo que en principio parecía una decisión sin fisuras se fue resquebrajando poco a poco y hacia el verano, meses después del incidente, ya estaban trabajando en el coche. La chispa fue, como siempre, el calor de los aficionados, que en Gran Canaria tienen ya al de Mitsubishi como uno de los suyos y como uno de los pilotos más espectaculares tras la marcha de Alfonso Viera. “Si no fuera por ese cariño habríamos decidido no seguir más”, confiesa.
Cabral ha explicado en MotorEnLinea.es cómo prácticamente desde el primer tramo el coche se quedó sin autoblocante delantero. En parte por ello trompeó y perdió alrededor de ocho segundos que no acabó de recuperar hasta el scratch de la cuarta especial. “El Evo era muy difícil de controlar en esas condiciones. Tenía muchísima tracción en el tren trasero y se ponía de lado enseguida”, un problema que su equipo tendrá que solucionar antes de la próxima cita del provincial, el Rally Isla de Gran Canaria.
Con las cervicales molidas y sin autoblocante delantero, Miguel hizo de tripas corazón y tuvo que jugarse la segunda posición con un piloto que suele ser infalible en las últimas secciones, algo que él ha sufrido en sus propias carnes. “José Mari Ponce es muy bueno en esas situaciones. Nosotros teníamos más o menos la segunda posición controlada. Con el problema mecánico sufríamos en algunos lugares, pero teníamos la baza del tramo de Higuera Canaria. Sabíamos cuál era su mejor tiempo allí y yo creía que teníamos aún cierto margen para rebajar nuestro crono. Puso neumáticos nuevos y un grupo de diferencial más largo, pero al final pudimos conseguir la ventaja que esperábamos y logramos esa posición”.
Dentro de un mes, en el Rally Isla de Gran Canaria, Cabral y Páez volverán a tener el Evo VI en perfecto estado de revista para hincarle el diente a un rutómetro que se le puede dar bien y que cree que “se adapta bien” a las características de su coche. Si Toñi Ponce falla en algunas de las pruebas que le quedan al provincial, está listo para tomar el relevo.
