Hace pocos días que ha estrenado el SUV italiano que fue parte del premio por ser la ganadora de la primera edición de Got Talent España, así que Cristina no quiere separarse de él. El detalle de que el color rojo ‘gloss’ del 500X vaya a juego con el de sus labios no es casualidad... Es uno de los muchos detalles que le chiflan de él.
Poco a poco va aterrizando de esa nube en la que se vio cuando escuchó su nombre como ganadora de la final. Su vida no ha cambiado porque lleva más de la mitad de ella preparándose y dedicándose a la música, pero sí disfruta de lo bueno que ha traído su paso por el programa. “Sobre todo, me quedo con que se valore mi trabajo. La sensación que tengo es que continúo desarrollando mi carrera, pero ahora en otros ámbitos y en otros lugares”, afirma esta canaria que, desde su primera audición en Got Talent, se metió al jurado y al público en el bolsillo.
Con esas tablas que dan los años y, lo más importante, con una formación exquisita como cantante –es licenciada en Pedagogía de Canto–, Cristina se define como “soprano lírica ligera”, aunque nunca se ha acabado de decantar por un género. Nunca hasta, quizá, su paso por Got Talent. “En todos estos años he hecho de todo, pero gracias al programa, que fue una prueba, en dos minutos tuvimos que hacer una mezcla de lírico y moderno. Y de esa mezcla surgió algo que me atrae mucho. Me encantaría mezclar algunos de esos temas con un toque lírico”.
Su triunfo tuvo algo de reivindicación de ese género que, junto a su marido Íñigo, admira y practica. “Una de las cosas que más ilusión me ha hecho es que haya podido colaborar a romper ese cliché ridículo de la lírica como algo serio y aburrido. Muchos amigos que se dedican a dar clases de canto me han dado las gracias porque ahora parece que la ópera ‘mola’. Eso es algo muy especial para mí porque me muevo en ese ámbito y hay que romper ese tópico”, afirma.
Viendo cuál fue su repertorio durante el programa, se entiende que en su casa los discos de Queen, Plácido Domingo, Anna Netrebko, algunas bandas sonoras e incluso Iron Maiden estén siempre a mano. Sin embargo, en el coche, ese pequeño espacio en el que los demás mortales nos atrevemos a cantar, tocar la batería y practicar el noble arte del ‘air guitar’ en un semáforo a la vista de cualquiera, Cristina abre paréntesis. “No, en el coche no escucho música. Es como un momento de desconexión porque estoy todo el día cantando. A veces, incluso sin darme cuenta, así que es algo parecido a darse un respiro”.
Tal para cual
Cristina Ramos y el Fiat 500X están hechos el uno para el otro. Versatilidad es la palabra que mejor define a ambos. La artista, porque es capaz de dominar cualquier género que le pongan como reto; el SUV italiano, porque se atreve con todo, ya sea asfalto o tierra. “Se adapta a mí a la perfección. Es un coche muy fácil de conducir y se adapta a cualquier tipo de carretera. Transmite mucha estabilidad y también seguridad por ser más alto que otros coches que he conducido. A nivel técnico, tiene tantas innovaciones que poco a poco voy descubriéndolas. Además, el color me encanta”, admite.