La primera jornada de asfalto de esta nueva era que inauguró el Mundial en los albores del Monte-Carlo ha tenido un protagonista indiscutible. Kris Meeke ha sido hoy el rival a batir sobre las carreteras de la isla de Córcega, en las que ha impuesto un claro dominio desde el primer kilómetro al volante de su C3 WRC, con el que ha abierto una amplia ventaja respecto a la mayoría de sus rivales en tan solo cuatro tramo.
Sébastien Ogier ha sido el único que se ha atrevido a discutir puntualmente la hegemonía del británico arrebatándole el mejor tiempo por ocho décimas en la tercera especial. Aún así, ni siquiera el francés, ganador del Tour de Corse el pasado año, ha podido contrarrestar la velocidad del piloto norirlandés, que le ha aventajado por 10.3 segundos al término de la jornada. Una diferencia que se ha ido multiplicando exponencialmente a lo largo de la tabla.
Thierry Neuville ha finalizado la etapa tercero, pero a casi medio minuto (25.8 segundos) del líder. Casi la mitad de la diferencia que le ha endosado hoy Meeke a su amigo Dani Sordo.
El cántabro ha rodado a un ritmo constante durante todo el día, pero sus cronos han estado lejos de los de su compañero de equipo. Aunque ha llegado a situarse cuarto después del error que ha dejado fuera a Ott Tänak, se ha visto superado mínimamente en la última especial del día por el otro piloto isleño del equipo Citroën, Craig Breen, claramente superior a su coéquipier Stéphane Lefebvre.
Jari-Matti Latvala se encuentra sexto, cerca de Sordo, con el único Toyota Yaris que se mantiene en carrera, puesto que su compatriota Juho Hänninen ha chocado el suyo contra un puente nada más comenzar el rallye. Hayden Paddon es séptimo, seguido del antiguo pupilo de Loeb y del Skoda Fabia R5 pilotado por Andreas Mikkelsen, sólido líder, como en Monte-Carlo, del WRC2.
El noruego está ejerciendo dentro de su categoría un dominio semejante al que ha impuesto hoy Nil Solans entre los Ford Fiesta R2 inscritos en el Mundial Júnior, donde aventaja por un amplísimo margen de 40 segundos a una de las promesas de la cantera francesa, Terry Folb.
