Distintas asociaciones denuncian, o mejor, alertan de las consecuencias negativas que acarrea contar con un parque automovilístico cuya edad media en España se sitúa por encima de los 12 años. Ello se traduce en que existen más de 7 millones de vehículos circulando que no disponen de los más modernos sistemas de seguridad y asistentes de ayuda a la conducción. Su contribución es esencial para reducir el número de accidentes o mitigar sus consecuencias en caso de que estos se produzcan.
La Asociación Madrileña de Distribuidores de Automóviles (AMDA) hace una relación de los asistentes más comunes y como estos contribuyen a mejorar la seguridad en la circulación mediante el uso de sensores, radares y cámaras que en muchos casos hacen de nuestros ojos para controlar el perímetro del vehículo y anticiparte a cualquier situación que escape a nuestro control.
Un buen ejemplo es el asistente de ángulo muerto. En la mayoría de los casos no sólo alerta de la proximidad de un coche sino que con señales luminosas y sonoras evitan una posible situación de peligro si por despiste decidimos cambiar de carril.
Otro de los más populares es el asistente de mantenimiento de carril. Mediante cámaras que leen las líneas de la calzada, el sistema avisa si pisamos sobre ellas con vibraciones en el volante informando de que debemos corregir la trayectoria y volver al centro de la vía por la que circulamos. En los modelos más actuales, este incluye a su vez un actuador sobre la dirección para de forma automática corregir la desviación.
Dos asistentes especialmente eficientes son el de anticolisión y la frenada de emergencia. Por debajo de una velocidad (varía según la marca y modelo), el sistema detecta el vehículo que nos precede y sin nos acercamos demasiado prepara el sistema de frenado para reducir el tiempo de actuación. Si finalmente el conductor no reacciona, el vehículo tensa los cinturones de seguridad y frena él solo para evitar el alcance. La frenada de emergencia es capaz de multiplicar la presión que ejercemos sobre el pedal al tiempo que conecta las luces de emergencia para avisar al vehículo que circula detrás de nosotros.
Otro de los avances más significativos en seguridad es el detector de peatones y ciclistas. El sistema se basa en los dispositivos de visión nocturna pero funciona a cualquier hora del día reconociendo distintos tipo de obstáculos, avisando de su presencia y frenando el vehículo si hay riesgo de impactar con ellos.
La lista es mucho más amplia y en el algunos casos también contribuyen a mejorar el confort de los conductores como es el caso de los asistentes de aparcamiento o el control de crucero adaptativo. Otros como el detector de fatiga son capaces a través de la memorización de ciertas pautas de conducta intuir el cansancio al volante recomendando hacer una parada y realizar un descanso al conductor.
