COCHES
Prueba

Mazda 3 MPS: Se buscan pilotos

  • Con 260 CV de potencia es un verdadero compacto de altas prestaciones
  • El control avanzado de presión de turbo garantiza una potencia lineal
  • El chasis incorpora múltiples cambios para asumir el motor 2.3 DISI

Dentro de las marcas japonesas generalistas, Mazda ha intentado distinguirse por ser la más deportiva e incluso atrevida. La remodelación de su gama no ha hecho sino sacar punta a este hecho distintivo y al partir de un estándar de deportividad importante, sus versiones de altas prestaciones no pueden quedarse en medias tintas. Mazda Performance Series ya lo hizo con el primer 3 MPS y ahora lanza la piedra bastante más lejos con un coche más llamativo, más impulsivo y tan radical en algunos aspectos, que hay que echarle… pilotos.

El Mazda 3 MPS no es una versión deportiva más. No es un compacto con un par de apósitos ‘racing’, algunos cambios en electrónica y a volar. No. El Mazda 3 MPS es un compacto deportivo de altas prestaciones. Ni más, ni menos. Queremos decir con esto que ponerlo en el mismo escalón que versiones ‘Sport’ de otros compactos deportivos es, más que un error, un sacrilegio. Es lo que tiene una versión de estas características, que conecta tanto con la parte irracional del conductor que todo se magnifica.

Sobre todo después de probarlo, que es lo que hemos hecho en MotorEnLinea.es. Un recorrido por toda la Caldera de los Marteles para poner a prueba estabilidad, frenos y motor, una maravilla de 2.3 litros, inyección directa de gasolina y sobrealimentado que rinde 260 CV a 5.500 rpm. Un propulsor que bombea sensaciones sin cesar, casi independientemente de en qué punto del tacómetro se encuentre la aguja. La razón se encuentra e un control avanzado de la presión del turbo que trata de eliminar los picos de entrega de esa potencia intentándola hacer lo más lineal posible. Es cierto que cuando el indicador de presión del turbo que incorpora el cuadro alcanza los 0,5 bar el motor toma nervio, pero no es un on/off, es una constante que a partir de ese punto nos dispara a otra forma de entender la deportividad, justo en la que el Mazda 3 MPS muestra lo mejor de sí mismo.

Concentración

Antes de ese punto el 3 MPS se asemeja a otros deportivos de en torno a 120 y 150 CV. A partir de ahí, los 260 CV entran a piñón disparando el ritmo cardiaco y obligando al conductor a concentrarse sólo en lo que pasa en la carretera. Fuera el exquisito equipo de sonido Bose, fuera el navegador que también monta de serie y cualquier elemento de distracción. Todo sucede rápido y de una forma muy directa, casi ruda. El chasis del Mazda 3 MPS incorpora un buen número de transformaciones para poder asumir esa inyección de prestaciones (la variante más potente del 3 tiene 150 CV…), empezando por unas estabilizadoras de mayor diámetro, unas suspensiones endurecidas y unos amortiguadores reforzados. Las propias cubiertas que monta, unas Dunlop de 225 de anchura se han escogido para aportar unas dosis extras de rigidez. Todo esto unido a los refuerzos estructurales (el MPS incluye un 17 por ciento más de acero de alta resistencia) hacen de este coche una verdadera tabla respecto a otros compactos autodenominados deportivos.

Esto penaliza en confort pero hace posible un nivel de estabilidad en curva muy elevado, sobre todo en curvas de apoyo muy largo, en los que para ayudar a salir al coche se va acelerando progresivamente. Los apuros llegan en cambios de dirección a la vez que se acelera sin miramientos. Aquí el tren delantero titubea, dándonos una cierta sensación de inseguridad que desaparece en cuanto el conjunto se asienta de nuevo. El equipo de ingeniería puso mucho empeño en mitigar esos efectos del par en la dirección y en el tren delantero (algo habitual en vehículos de unas prestaciones notables como éste) readaptando la interacción entre el sistema electrónico de presión de sobrealimentación, el diferencial autoblocante con sensor de par del vehículo, y optimizando los ejes de transmisión izquierdo y derecho. En el video que adjuntamos en esta prueba nos explican algo más en profundidad todo el trabajo de desarrollo y puesta a punto que los ingenieros de Mazda Motor Europe (con sede en Oberursel, Alemania) realizaron en el Nordschleife de Nürburgring.

Sube el volumen

Para terminar con las entrañas del este Mazda, aunque desde la marca se asegura que el sonido se ha potenciado en esta segunda entrega del 3 MPS aunque reduciendo el nivel de decibelios a partir de las 5.000 rpm, se echa mucho de menos una mayor dosis de ruido mecánico en el interior. En este sentido, otras marcas han empleado sistemas que desvían parte de ese sonido al habitáculo logrando un efecto delicioso para cualquier amante de los deportivos.

De lo que no hay duda es que con el último rediseño del Mazda 3, el MPS tenía una inmejorable base estética para nadar a sus anchas. Su nueva imagen más afilada le sienta como un verdadero guante y si a ello le sumamos el nuevo alerón trasero, el frontal con la parrilla y la sección inferior en acabado negro metalizado, el spoiler lateral y, sobre todo, la nueva toma de aire en el capó con las líneas de carácter discurriendo a su lado, el 3 MPS aparenta lo que es, un deportivo de raza.

Interior

En el interior sucede lo mismo. La buena base del Mazda 3 se asocia con el inmejorable equipamiento que, de serie, incorpora la versión de altas prestaciones y del que destacamos el sistema de sonido Bose con diez altavoces y subwoofer, navegador, el climatizador bizona, los sensores de luz y lluvia o los asientos delanteros deportivos calefactables. En cuanto a sistemas más enfocados a la seguridad, el 3 MPS cuenta con asistente de cambio de carril (RVM), control de estabilidad (DSC), de tracción (TCS), el diferencial de deslizamiento limitado, el control de presión de neumáticos o el control de velocidad de crucero.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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