La marca de automóviles Nissan puede presumir de tener la gama SUV más cotizada del mercado o de contar en sus filas con el vehículo eléctrico con las cifras más altas de ventas a nivel mundial. Pero más allá de estas dos realidades, si de algo están especialmente orgullosos es de su capacidad para democratizar cualquier avance que contribuya a la seguridad y la baja siniestralidad.
Es el caso de la tecnología de conducción autónoma ProPilot. Dos de sus estandartes, el Nissan LEAF eléctrico y el Nissan Qashqai ya disponen de este avance como dispositivo opcional. El interés de los clientes por este tipo soluciones es creciente como se desprende de las cifras de demanda –un 74% entre los consumidores europeos- lo que demuestra la confianza y el compromiso con la que los usuarios aceptan la deriva de la industria en pos de una movilidad más segura.
Diseñado para circular por autopista circulando sobre un mismo carril, el sistema ProPilot controla la dirección, el acelerador y el freno de forma completamente automática. Mediante el procesamiento de imágenes se analiza las situaciones de circulación y de tráfico. La cámara del sistema puede reconocer rápidamente y con profundidad tridimensional tanto los vehículos que tiene delante como las marcas de carril.
Así, el vehículo se mantiene centrado en el carril y controla la dirección incluso en curvas. Si el coche que va delante reduce su velocidad o se detiene, el asistente activa los frenos para incluso parar el vehículo si fuera necesario. Cuando se retoma la circulación, el conductor sólo tiene que tocar de nuevo el mando o pisar suavemente el acelerador para volver a ponerse en marcha.
Esta primera aproximación hacia la conducción totalmente pilotada juega un papel primordial en la reducción de las tasas de siniestralidad. Las estadísticas sitúan la presencia del error humano en un 90% de los casos. Estas soluciones ayudan a reducir este altísimo porcentaje en gran medida.
El objetivo de Nissan es completar este proceso de automatización en el año 2023 mejorando las posibilidades de movilidad de muchos sectores de la sociedad. Se calcula que en 2050, la conducción autónoma pueda aportar cerca de 17 billones de euros al PIB europeo.