Aunque ya tiene un camino andado, el Vantage sigue dando alegrías a los incondicionales de Aston Martin. Una marca, dos palabras, que sólo con nombrarlas nos transportan al glamour de los cócteles de alta sociedad, a las noches de casino y al martini seco con vodka, “agitado, no batido” de James Bond. La versión N420 no renuncia a su aire aristocrático pero recibiendo la tra
dición que también une a esta marca con el mundo de la competición y que en el caso del Vantage está muy presente en versiones como los N400, N24, GT4, GT2 o hasta el Rally GT de Prodrive que vimos por Canarias en 2007 en manos del catalán Jordi Zurita y Baporo.
En resumen, una variante más deportiva que se ha aplicado para las dos carrocerías disponibles del V8 Vantage: cupé y roadster. Y deportividad, a los niveles que se mueve el fabricante inglés, suele significar unos índices más elevados de exclusividad. En el caso del N420 ese aire más fastuoso le viene del uso extensivo de la fibra de carbono en el faldón delantero, el difusor trasero o las branquias laterales. Hay un elegante juego de contraste cromático en las llantas de diez astas con tonos plateados y negros, color éste último que también se aplica en el marco de las puertas y en los silenciosos de los escapes.
A propósito del sistema de escape, el Vantage N420 monta uno propio que si bien no repercute de una manera clara y directa en las prestaciones, sí hace de caja de resonancia para que suene más puro el rugir de su característico motor V8 4.7 litros atmosférico de 426 CV. El cliente puede escoger entre el cambio automático SpeedShift o el manual de seis, dos transmisiones con los que el Vantage cupé o descapotable presume de unas prestaciones del gran deportivo que es: 288 km/h de punta y una aceleración de cero a cien en tan sólo 4,9 segundos. Eso en cuanto a prestaciones, pero de cara a las sensaciones y a su capacidad para afrontar las curvas con mayor rapidez y estabilidad, Aston Martin ha reservado al Vantage N420 un equipo de amortiguadores, muelles y estabilizadoras específico.
Más ligero
De vuelta a la fibra de carbono, el interior también recibe su dosis de este compuesto que cumple una función estética indiscutible, pero que también permite reducir el peso del coche en unos más que discretos 27 kilos. Los asientos deportivos con estructura aligerada fabricada en este material tienen también su parte coqueta, ya que están vestidos de cuero y alcántara –material que también forra el aro del volante para un mejor agarre- recorridos por costuras de color blanco. También los umbrales de las puertas tienen impreso el logotipo de esta versión sobre una elegante plancha de carbono.
Para explotar al máximo esa exclusividad, esta versión incorpora el paquete ‘Iridium’ en cabina, un plus que adorna los difusores de aire y el cuadro de instrumentos con un acabado en grafito. La gama de colores para la carrocería también es única y que estrecha los lazos con los Aston Martin de competición. En total son cuatro, a cuál más llamativo: el blanco ‘Asia Cup’, el verde ‘british racing’, azul ‘Elwood’ y el amarillo ‘Rose’ junto a otros mucho más convencionales que están disponibles en el catálogo de la marca para otras versiones y modelos.
