El sino de este Dakar se ha vuelto a repetir cuando restan ya solamente tres jornadas para que concluya la aventura en el Perú. Una vez más, la suerte ha sido dispar para los dos adversarios que con mayor ahínco están luchando para intentar desbancar del primer puesto al impertérrito Nasser Al-Attiyah. Si ayer era Stéphane Peterhansel el que incurría en problemas, mientras Sébastien Loeb sumaba su tercer triunfo de etapa y arrebataba el segundo puesto a su compatriota, hoy las tornas han cambiado por completo.
El alsaciano ha puesto de manifiesto nuevamente un ritmo espectacular, con el que ha vuelto a sobreponerse a los estragos que entraña abrir pista, liderando otra vez la tabla de tiempos después de los primeros kilómetros; hasta que, repentinamente, una avería eléctrica en su buggy, que ha podido solventar después, le ha obligado a detener la marcha, acarreándole 28 minutos de pérdida al cruzar la línea de meta. Una desventaja que convierte ahora la diferencia del galo respecto a Nasser Al-Attiyah en una pesada losa de casi una hora... (54 minutos, para ser exactos).
Por el contrario, Peterhansel ha acortado distancias al anotarse hoy el triunfo, seguido por Nani Roma, que se sitúa ahora tercero en la general, seguido por Loeb, después de haber concluido la séptima etapa en segundo lugar, delante de Carlos Sainz.
Monsieur Dakar le ha recuperado así 11 minutos al jefe de filas de Toyota, quien, a pesar del envite del francés, va a acometer la recta final del recorrido con casi media hora de margen respecto al piloto de Vesoul. Una ventaja más que holgada para que pueda administrarla sin grandes esfuerzos estos días, antes de sentenciar el próximo jueves el primer título absoluto de los japoneses en el Dakar.