El duelo que ha capitalizado este año la acción del Monte-Carlo ha vuelto a resolverse, una vez más, a favor del de siempre... Sébastien Ogier ha sabido gestionar con su destreza habitual la tensión cada vez mayor que ha acompañado al desenlace del rallye, después de que Thierry Neuville se haya situado a cuatro décimas del francés a falta, tan solo, de la Power Stage. Una exigua ventaja que Seb ha sabido gestionar hasta los últimos metros para alzarse definitivamente, por sólo 2.2 segundos, con su séptima victoria en el Principado de Mónaco. Una cifra récord, con la que iguala la marca que registró en 2013, cuando ganó el Monte por última vez, su tocayo Loeb.
Ogier ha inaugurado así con el pie derecho su nueva andadura bajo el paraguas de Citroën, que llevaba desde ese mismo año sin ganar este rallye donde, por hache o por bé, Neuville no acaba de graduarse. Esta vez, no ha cometido errores, más allá del recto que se marcó el viernes por la tarde, pero, aún así, tampoco esta vez ha conseguido rematar una victoria que se le resiste desde hace dos temporadas.
Aún así, el segundo puesto del piloto de Hyundai ha sido positivo tanto para sus intereses particulares, al no tener que abrir pista en Suecia, como para los de su compañía, que comienza el Mundial liderando la clasificación de marcas, gracias, a su vez, al cuarto puesto que ha logrado Loeb en su estreno con el i20 Coupé WRC.
El galo ha llegado a optar al podio cuatro años después de su último Monte-Carlo, pero hoy no ha podido hacer nada por frenar la cabalgada de Ott Tänak, que ha vuelto a marcar dos scratch en la última etapa, doblegando finalmente tanto al alsaciano como a su compañero Jari-Matti Latvala –a la postre, cuarto clasificado– en su lucha particular por la tercera plaza.
Kris Meeke, ganador de la Power Stage, ha saldado su estreno con el Toyota en octava posición. Gus Greensmith, vencedor indiscutible en el estreno del nuevo WRC2 Pro, ha encabezado el grupo de pilotos de la categoría R5, por delante de Yoann Bonato, Stéphane Sarrazin y el nuevo pupilo de la Federación Francesa (FFSA), Adrien Fourmaux, muy sólido y veloz en su primer rallye mundialista, donde competirá esta temporada con un Ford Fiesta R5 gestinado por M-Sport.