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Hace ahora un cuarto de siglo, Subaru creó la versión WRX para establecer el techo de prestaciones de su Impreza y, además, proporcionarle el pie de entrada al Mundial de Rallies. Convertido en World Rally Car, el Impreza WRX coronó a pilotos legendarios como los desaparecidos Colin McRae (1995) y Richard Burns (2001), además de Petter Solberg (2003), además de darle a la marca japonesa tres mundiales de constructores consecutivos desde 1995 hasta 1997, 47 victorias y 128 podios.
Ya sin otra misión que defender el pabellón Subaru entre los de su especie y acorralado –como otros modelos similares– por las normativas de emisiones, el WRX se ha ganado el retiro dorado. Némesis del también extinto Mitsubishi Lancer Evo, para despedir su cuarta generación se ha puesto a la venta la WRX STI Final Edition con apenas ocho unidades destinadas al mercado español por 57.500 euros.
Cuesta trabajo pensar que Subaru renuncie a todo el legado que deja este modelo, pero lo que sí es un hecho es que la versión ‘Final Edition’ pone punto final a la cuarta generación del WRX STI. Por ello, este último arreón viene a ser lo más parecido a un tributo a toda la saga para tocar la fibra sensible de la legión de fanáticos de los deportivos japoneses.
Para empezar, de esas ocho unidades cuyo destino es el mercado canario, seis visten el característico azul Subaru (WR Blue Pearl) y dos el negro (Crystal Black Silica) y, cómo no, las llantas de 19’’ doradas con neumáticos Yokohama Advan Sport. No pueden faltar tampoco el enorme alerón trasero, la parrilla hexagonal del frontal con ribete fucsia, el spoiler delantero o las colas de escape con embellecedores cromados. Y todo ello aprovechando la fenomenal base de la última actualización del Impreza que se diferenciaba por su paragolpes más ancho, la toma de aire inferior sobredimensionada y las luces diurnas led.
El interior está repleto de componentes con el sello de Subaru Tecnica International (STI), como los asientos de aspecto baquet pero con regulación eléctrica, ajuste lumbar y reposacabezas regulables; los cinturones de seguridad en color rojo, la instrumentación con fondo a juego y ribete cromado; las alfombrillas; o el consistente volante forrado en alcántara con base achatada. La numeración de cada unidad está impresa en una placa conmemorativa que hay tras la palanca selectora del cambio y en el llavero.
El WRX STI trata de mantener ese equilibrio entre potencia y control que inspiró la creación de este modelo. Lo primero corre a cargo del motor 2.5 bóxer turbo de 300 CV a 6.000 rpm y 407 Nm a 4.000 rpm. El control es cosa del sistema SI Drive y sus tres distintas posiciones que varían la respuesta del acelerador; de la dirección súper reactiva y del famoso sistema de tracción total que en este modelo emplea tres diferenciales autoblocantes y un control activo de par mediante el DCCD (Driver Controlled Center Diferential) que permite ajustarlo en nueve posiciones.
Con la última actualización a la que sometió Subaru al Impreza WRX STI, esta edición limitada dispone también de las luces de cruce y de carretera direccionales con sistema de cambio de luces automático. Acorde con su papel de versión tope, equipa un sistema multimedia con navegador y pantalla de siete pulgadas, un equipo de sonido de nueve altavoces y 44W Harman Kardon, reconocimiento de voz y retrovisores con sistema de aviso de ángulo muerto.
