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Un siglo de motores bóxer BMW

  • Max Friz creó en 1922 la R32

Son varias las marcas que han hecho del motor bóxer una de sus señas de identidad. Porsche, Subaru y BMW han recurrido a este esquema de cilindros horizontalmente opuestos que proporciona una serie de ventajas no sólo en términos de rendimiento. De entre todas ellas, BMW es la que puede presumir de una tradición más larga, ya que a lo largo de su centenaria historia este tipo de motores ha estado presente prácticamente desde sus inicios.

Fue en 1920 cuando comenzó la producción del primero fruto de la idea de su ingeniero Martin Stolle. En realidad, en los albores de la industria de la automoción (1896) Karl Benz, el creador del primer automóvil, patentó el diseño de un motor con cilindros opuestos de forma horizontal. Pero su popularización se produjo décadas más tarde. 

Tras perder la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles obligó a muchas de las compañías que habían formado parte del engranaje de la producción de vehículos para el ejército alemán. Sin poder producir motores de avión, BMW logró sobrevivir a base de fabricar motores de gran cilindrada para vehículos de transporte pesado y barcos, pero necesitaba dar con la tecla para producir algún propulsor en grandes volúmenes.

A Stolle, que entonces tenía 34 años, se le ocurrió hacer uno parecido al bicilíndrico que usaba su Douglas, una moto inglesa refrigerada por aire y con las cámaras de combustión colocadas horizontalmente. La idea salió redonda porque aquel propulsor, el primero bóxer en la historia de BMW, que generaba 6,5 CV a 4.500 rpm obtuvo una buena reputación por su fiabilidad y buen funcionamiento.

El ‘Bayern-Kleinmotor’ (pequeño motor de Baviera), que así se conoció, se propagó por modelos de los fabricantes Helios, Bison, SMW, Corona y Hoco. Aunque fue la KR 1 de Nürnberger Victoria-Werke, otra de las marcas de la época, la que tuvo más éxito, ya que más de un millar de unidades de aquel propulsor se destinaron a ese modelo. Precisamente, años más tarde, Martin Stolle acabó ‘fichando’ por esta marca donde desarrolló otras motos que tuvieron un gran éxito comercial.

Pero la semilla del motor bóxer siguió germinando en BMW. Max Friz, su ingeniero jefe, había demostrado su habilidad técnica en la aeronáutica y su siguiente paso era conquistar ese sector de la motocicleta que estaba en pleno auge. En 1922, después de un complejo proceso creativo, alumbró un concepto de moto con motor bóxer y que ya por entonces sustituyó la cadena o correa por una robusta transmisión por cardán. La R 32, la primera moto en la historia de BMW se presentó al gran público en septiembre de 1923 y un año después empezó a comercializarse como ‘Sportmodell’.

Un siglo después, las motos con motores bóxer, transmisión cardán y caja de cambios atornillada al motor se mantiene como una seña de identidad de BMW Motorrad. 

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