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Los tres escenarios previstos por PwC

  • En Canarias, los concesionarios facturaron 708 millones de euros

Price Waterhouse Coopers (PwC), una de las cuatro mayores consultoras del mundo, ha hecho su análisis de las consecuencias que la crisis sanitaria del coronavirus puede tener en el sector del automóvil a nivel nacional. En un informe escrito por su socio responsable de Automoción, Manuel Díaz, como parte de la ‘Guía para la gestión empresarial de la crisis generada por el COVID-19’ publicada días atrás en El País y Cinco Días, se prevén distintos escenarios a corto, medio y largo plazo.

PwC recuerda que es difícil prever las consecuencias de esta crisis cuando las fábricas han tenido que ir cancelando su producción, primero por la falta de suministro de componentes y, una vez comenzó a arreciar el brote infeccioso, para preservar la salud de los miles de trabajadores que emplea este sector. Con una demanda que se ha desplomado ante la imposibilidad de que los concesionarios abran sus establecimientos, se añade la incógnita de cómo se comportará la demanda una vez se relajen las medidas de confinamiento.

En su análisis, Manuel Díaz afirma que las primeras estimaciones barajan una contracción mundial de las ventas que puede ir entre el 3 y el 5% hasta el 20 o 25% según los más agoreros. Aún admitiendo la sensibilidad del sector a los vaivenes económicos, considera que el panorama no tiene por qué parecerse al que provocó la crisis financiera que arrancó en 2008. Sin embargo, en su análisis, este experto de PwC sí aprovecha la experiencia de entonces para saber cómo puede afectar al sector una contracción del PIB como la que augura el propio Fondo Monetario Internacional para España.

Basándose en todos los indicadores que maneja la consultora, a corto plazo se contempla la realidad de un sector (fabricación de vehículos y componentes y distribución) condenado a la ralentización y al paro. Sin apenas actividad por las medidas de confinamiento –y los talleres con servicios mínimos–, la prioridad ha sido reducir el impacto mediante Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).

A medio plazo, Manuel Díaz augura una etapa de arranque y recuperación, una fase que, admite, no saben cuándo se producirá. Para las marcas con fábricas en territorio español empezará con la paulatina descongelación de la producción, aunque para ello deberán asegurarse el suministro de componentes de sus proveedores. Paralelamente a ello, será necesario que adapten ese ritmo de producción a un volumen de demanda que será inferior comparado con febrero de 2020.

Según las conclusiones de esta consultora internacional, la crisis del COVID-19 dejará secuelas en el sector a largo plazo. PwC augura que las empresas van a tener que adaptar sus capacidades estratégicas al nuevo entorno, crear estructuras más flexibles y ajustarse a un nuevo perfil de demanda. No obstante, Manuel Díaz es optimista al afirmar que, con anterioridad, el sector de la automoción ya demostró su capacidad para sobreponerse a dificultades y a periodos prolongados de incertidumbre. Para que puedan adaptarse a este nuevo entorno, considera necesario que las medidas gubernamentales sean las adecuadas. 

Su peso en el PIB nacional y regional

Díaz recuerda la importancia de esta industria en España, donde el automóvil genera el 10% del Producto Interior Bruto (PIB). Nuestro país es el segundo en volumen de producción en Europa sólo por detrás de Alemania, ya que sus 17 plantas ensamblan 2,8 millones de vehículos de los que el 80% se exporta. Otro dato que ilustra el poderío de este sector es que emplea de forma directa e indirecta a más de 1,8 millones de trabajadores. 

Ninguna de las 17 fábricas están implantadas en Canarias, pero, según datos de Aconauto, el pasado año, una de las ramas del sector de la automoción, el de la distribución, facturó 708 millones de euros, una cifra que representa un 3,3% del PIB de esta comunidad autónoma. En cuanto a empleos, los concesionarios y empresas auxiliares cuentan con alrededor de 7.000 trabajadores, a los que hay que sumar otros 20.000 indirectos. Tanto a escala nacional como regional, la mayoría de estas empresas han tenido que aplicar Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. Faconauto, patronal de los concesionarios, estima que alrededor de 150.000 trabajadores de concesionarios se han visto afectadas por estas medidas.

 

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