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El GLA perfecciona su fórmula

  • El GLA 200 emplea el motor 1.3 de 163 CV de potencia
  • En carretera, el GLA es un coche de tomo y lomo

Confirmado el acierto de fusionar dos de los segmentos más populares, Mercedes-Benz ha querido retocar la receta modificando la proporción de ingredientes. El nuevo GLA rompe la equidistancia entre los compactos y los SUV para abrazar con mayor fe la causa todocamino. El resultado es una segunda generación más alta, con una posición de conducción más dominante y, en versiones con el sistema de tracción total 4Matic, la inclusión de un paquete técnico Off-Road.

No ha sido el caso del GLA 200 que hemos probado gracias a Flick Canarias, concesionario oficial Mercedes-Benz. Sin embargo, esta versión nos ha dado la oportunidad de comprobar los avances hechos en términos de confort y espacio y para recordarnos que en carretera, el GLA es un coche de tomo y lomo.

Empezando por el motor. Mercedes-Benz sigue adscrito al downsizing y el 1.3 del GLA 200 es toda una demostración. Hablamos de un pequeño cuatro cilindros sobrealimentado que aporta hasta 163 CV de potencia y 250 Nm de par máximo. Suficiente para impulsar a 100 km/h desde parado en 8,7 segundos con una velocidad máxima de 210 km/h. No son cifras de un atleta (para eso está el GLA 35 AMG de 306 CV), pero solventes para mover con brío en cualquier circunstancia a este SUV compacto.

Si a eso le añadimos la extraordinaria finura del cambio automático de doble embrague de siete velocidades (7G-DCT) de la marca alemana, el GLA tiene, de entrada, un notable alto. Salvo por la elección de la columna de dirección para la ubicación del selector, imposible poner una pega a esta transmisión en cuyo comportamiento podemos influir mediante los selectores de modo de la consola.

Los cambios efectuados en el bastidor ayudan a hacer aún más placentera la sensación de conducción en el GLA. El eje delantero McPherson ha sido aligerado y el trasero emplea uno de cuatro brazos (tres transversales y uno longitudinal) que multiplica la estabilidad y el confort. Con ello y con un ancho de vía que crece cuatro centímetros respecto al modelo anterior (1.605/1.606 mm) y una batalla que crece tres centímetros (2.729 mm), el resultado es un coche que transmite una gran sensación de solidez en curva.

En cuanto a confort, son varios los avances que experimenta el nuevo GLA para plantar cara a sus rivales naturales en el territorio premium. El primero atañe al camino más directo si se quiere ofrecer más comodidad: el espacio. Los diez centímetros más de altura tienen su reflejo en el habitáculo, especialmente en las plazas traseras, cuyo espacio para las piernas es mayor (+116 mm) a pesar de ser centímetro y medio más corto.

Otro efecto beneficioso de la redefinición de sus cotas (4.410/1.834/1.611 mm)  es que el puesto de mando está más elevado, con lo que la sensación de conducción es más propia de un SUV que la de un turismo. Para aumentar sus posibilidades, el asiento  trasero se puede desplazar longitudinalmente y el respaldo situarlo en posición más vertical. La capacidad del maletero incrementa su volumen de carga hasta los 435 litros, 14 litros más que su predecesor.

Pero en Mercedes-Benz, el confort (y en última instancia el lujo) va estrechamente unido a la tecnología. Como en sus hermanos de gama, el gran salto evolutivo se focaliza en el nuevo puesto de conducción digitalizado, sobre todo en las versiones –como ésta que hemos probado– widescreen que fusiona dos visualizadores de 10,25 pulgadas. Para el control y aprovechamiento de la inmensidad de funciones que trae consigo, el GLA se hace también con el volante multifunción con botones táctiles y el mando fónico que se activa al decir ‘Hey, Mercedes”.

Si nos vamos al detalle, el GLA se mete en un terreno que hasta ahora era exclusivo de las berlinas de lujo. Por ejemplo, el control de confort Energizing que llevaba esta versión pone en comunicación el sistema de iluminación ambiental, el reproductor de música y los diferentes programas de masaje de los asientos.

Nuevos asistentes activos

La evolución del GLA también se aprecia en cuanto al número y sofisticación de sus asistentes a la conducción. El Distronic, el asistente activo de distancia, es capaz de frenar al detectar coches detenidos e incluso de reemprender la marcha automáticamente en caso de retenciones. Asimismo, esta función está en comunicación con el asistente activo de aparcamiento y el navegador, pudiendo activar el avance por inercia con el modo de conducción ‘Eco’.

El otro ‘multiasistente’ es el de dirección activo, que agrupa el asistente de parada de emergencia (con desbloqueo automático del cierre centralizado y llamada al 112), el asistente activo para cambio de carril y el de formación de un correrdor de emergencia durante retenciones en autopista circulando a menos de 60 km/h. El control de ángulo muerto ahora puede advertir de la presencia de vehículos y ciclistas en zonas peligrosas y muestra una señal óptica en el retrovisor exterior.

También se implementan en el Mercedes-Benz GLA otros avisos como el de advertencia al salir del vehículo y la preventiva si se reconocen personas en el entorno de un paso de peatones que alertan de los posibles riesgos ligadas a situaciones cotidianas.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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