Todas las señales apuntan a que Mini, más tarde o más temprano, terminará por sucumbir a la incorporación de los sistemas de propulsión eléctrico como única alternativa. El primer ejemplo ya lo tenemos, el Mini Electric, el principal icono de la marca abre el camino al proceso de reconversión que como apuntábamos al principio estamos seguros tiene una fecha asignada en el calendario.
El último gran bastión, a nuestro entender, estaría en las variantes John Cooper Works. Los modelos deportivos representan alrededor del cinco por ciento de las ventas totales de la marca y establecer una conexión entre estos y los fundamentos sobre sostenibilidad es fundamental para seguir manteniendo intacto su status quo. Eso sí, la transformación será progresiva, conviviendo las mecánicas de combustión con la propulsión eléctrica.
"Con el MINI Electric, hemos demostrado lo bien que se pueden combinar el disfrute de la conducción típica de la marca y la movilidad eléctrica", dice Bernd Körber, director de la marca MINI. "Ahora es el momento de traducir la pasión por el rendimiento de la marca John Cooper Works a la electro-movilidad. Por eso estamos trabajando en el desarrollo de conceptos para modelos eléctricos John Cooper Works".
El actual enfoque en el desarrollo de un Mini John Cooper Works Electric demuestra lo importante que es la movilidad eléctrica en términos de la dirección que tomará la marca en el futuro: el objetivo es una mezcla única de sostenibilidad, rendimiento y pasión. "Los modelos de John Cooper Works con motores de combustión convencionales seguirán teniendo un papel importante, para asegurarnos de que estamos atendiendo los deseos y necesidades de los entusiastas en todo el mundo", dice Körber. "Con este nuevo enfoque poniendo el foco en el motor eléctrico, también estamos creando la oportunidad de afinar más que nunca el perfil distintivo de la marca John Cooper Works".