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Golf GTE: ¿Complejos? Ninguno

  • Un motor 1.4 TSI de 150 CV con uno eléctrico de 85 CV
  • La nueva batería de 13 KWh le aporta una autonomía eléctrica de 60 km
  • El gestor de dinámica combina las virtudes del XDS y la suspensión DCC

En su camino hacia la electrificación, Volkswagen ofrece hechos, pero también gestos. Equiparar su híbrido enchufable de alto rendimiento, el Golf GTE, al emblemático GTI en términos de potencia es uno de esos gestos. Podrían ser más que esos 245 CV –también podrían ser menos–, pero la combinación del motor 1.4 TSI gasolina de 150 CV y el eléctrico de 85 CV dan como resultado esa cifra y un par máximo de 400 Nm.

Como compacto de altas prestaciones, la evolución del GTE que se lanzó por primera vez en 2014, es considerable. Como híbrido enchufable, también. La nueva batería que mejora en un 50% su capacidad energética hasta los 13 kWh es, junto al pulido de su aerodinámica, la razón de ser de una autonomía de en torno a los 60 kilómetros con la posibilidad de alcanzar en modo EV los 130 km/h.

Por defecto, el Golf GTE emprende la marcha en ese modo eléctrico y sólo cuando el nivel de la carga de la batería está por debajo de los niveles necesarios o se sobrepasa la barrera de esa velocidad máxima de 130 km/h, actúa el propulsor TSI en modo híbrido. Como los demás modelos electrificados, cuenta con un freno regenerativo y otros modos para una gestión de esa carga eléctrica.

La deportividad no son números y estadísticas. La deportividad se siente y el Golf GTE sigue, paso por paso e igual que el GTD diésel, la senda marcada por el GTI. En diseño, los más puristas pueden pasar lista: paragolpes específico, los bajos afilados proyectados hacia delante, el difusor trasero proyectado hacia atrás, el alerón integrado que alarga la línea de techo, los faldones laterales en color negro que ensanchan su aspecto, o la inscripción GTE en el centro del portón trasero.

Más similitudes. La octava generación Golf se distingue por su nuevo frontal y la integración de la iluminación como parte del diseño. Los GTE, GTI y GTD exploran en profundidad este camino iluminando la parrilla mediante una línea que encabalga con la luz de conducción diurna del faro principal. Asimismo, el azul, el color que caracteriza a los GTE, tiñe el ribete que está por encima de esa línea led. Por debajo, la gran rejilla de aire adquiere, como sus hermanos, una trama en forma de panal remarcada en los laterales mediante una aplicación negra y faldones. En la trasera, a diferencia de los GTI y GTD, el GTE no tiene ninguna cola de escape visible.

El Golf VIII es, en cualquiera de sus versiones, incluida la híbrida enchufable de alto rendimiento, digitalización. Como una de las variantes más ricas en equipamiento, el ‘Innovision Cockpit’ que abarca el cuadro de instrumentos virtual de 10,25’’ y la pantalla multimedia de 10’’, es de serie. Se diferencia por ofrecer un indicador de autonomía y de eficiencia energética, pero mantiene toda la frescura y la calidad de gráficos inherente a la nueva gama Golf.

Para completar el interior, el GTE comparte también ese cierto respeto a la tradición GTI en distintivos originales como el volante deportivo con tres radios cromados –aunque con mandos táctiles– o el tapizado a cuadros que en este modelo emplea unas costuras en color azul. Este hilo también se aprecia en todos los pespuntes del interior.

Volviendo a esa necesidad de que la deportividad se traduzca en sensaciones al volante, los 245 CV de potencia y los 400 Nm de par del GTE se entrelazan con un tren de rodaje con un eje anterior McPherson y uno trasero multibrazo que estrena un gestor de dinámica de marcha que combina las virtudes del ESP con bloqueo electrónico de diferencial XDS con la suspensión adaptativa DCC opcional en este modelo. Con esta suspensión, el chasis se adapta en fracciones de segundo al estado y tipo de calzada y la situación de conducción. Mediante el tamiz de los modos de conducción, el conductor puede influir en ese tacto del Golf GTE en dirección, amortiguación, frenado y aceleración, con la ventaja de que la posición Individual permite un ajuste mucho más fino de los parámetros de suspensión.

En asistentes, el más importante porque colabora en la maximización de su autonomía eléctrica, es la unidad de control híbrida predictiva que, con el navegador activado, integra los datos del GPS con la regulación del sistema de propulsión, tanto en el uso de los dos propulsores como en el del aprovechamiento del freno regenerativo.

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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