La nueva normativa de homologación de medición de emisiones (WLTP) afecta directamente al impuesto de matriculación que se calcula en función de dichas emisiones contaminantes. Hasta ahora, sólo estaban obligados a pagar el impuesto aquellos coches que emitieran más de 144 g/km de CO2. A partir de 2022, el tope se reducirá hasta los 120 g/km de CO2. A su vez, el tramo más alto de gravamen para el impuesto (14,75%) también bajará, pasando de los 240 g/km de CO2 hasta los 200 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. Ello podría suponer, según cálculos ofrecidos por los responsables del portal idoneo.com, una subida del precio en casi el 40% de los vehículos nuevos y que oscilará entre los 200 y los 1.000 euros dependiendo del modelo y emisiones.
Frente a la situación de incertidumbre que los conductores atraviesan en estos momentos, cada vez más usuarios optan por otras alternativas. Es el caso de los vehículos kilómetro cero -cada vez más escasos-, el renting y como casi primera opción, el vehículo de ocasión que ha crecido hasta cuatro veces más que el vehículo nuevo en los últimos años.
Las dudas sobre la idoneidad del vehículo eléctrico, primero, por su alto precio y también por otras razones como la escasez de la infraestructura de recarga necesaria o las limitaciones derivadas de su autonomía ralentizan su expansión definitiva, aunque la mentalidad está cambiando poco a poco en este sentido.
El renting se plantea como la opción más lógica para afrontar con responsabilidad la transición ecológica y reducir costes. También para quienes sigan prefiriendo vehículos de corte más tradicional dado la distribución del impacto del precio entre el conjunto de las cuotas.