El asistente de voz asociado a los sistemas de infoentretenimiento ya no es una extravagancia reservada a modelos de alta gama. Este se ha convertido en la forma más habitual de interactuar con el vehículo convirtiéndose en el aliado perfecto para hacer de cada trayecto una experiencia más segura, cómoda y conectada con el exterior.
El salto de los mandos físicos a las pantallas táctiles solo fue el principio. Como ocurre con los asistentes domésticos tipo Alexa o Siri, estos permiten interpretar el lenguaje natural para responder a todo tipo de cuestiones o llevar a cabo ciertas órdenes. No obstante, los sistemas diseñados para los automóviles deben ser más precisos, al tener que lidiar con un entorno más exigente. La vinculación de algunos de estos comandos de voz con funciones relacionadas con la conducción obliga a una mayor exactitud en su respuesta, todo ello con el propósito de que el usuario no tenga sobresaltos innecesarios, y pueda fiarse al cien por cien de su actuación sin tener que apartar las manos del volante ni la vista de la carretera.
Su desarrollo solo ha traído beneficios. Permiten, por ejemplo, cambiar el modo de conducción, regular la climatización, gestionar el navegador o responder a mensajes. También pueden hacer llamadas, reproducir tu lista de música favorita o buscar un punto de interés cercano como un restaurante o una gasolinera. Otra ventaja añadida es que gracias a la arquitectura electrónica empleada, estos sistemas pueden evolucionar, añadiendo funciones y mejorando su precisión.
Y es que entendemos que todavía hay mucho por avanzar. Los principales desafíos, con el reto de la conducción autónoma en el horizonte, apuntan a asistentes que aprendan a contextualizar y a ser más predictivos, capaces incluso anticipar necesidades. Tal como avanza la tecnología, estamos solo al principio. El futuro de la interacción apunta a todo un conglomerado de experiencias que van desde la lectura de gestos hasta la integración de la inteligencia artificial, fórmulas de relacionarse con el vehículo y el entorno cada vez más instintivas y personalizadas que irán diluyendo la frontera entre el conductor y la máquina.




