Puede que no tenga un padrino capaz de abrirle de par en par las puertas de un equipo sin tener que comprar un baquet. Puede que no tenga el glamour o el don de lenguas de otros jóvenes aspirantes a campeón del mundo de rallys. Y puede también que la mayoría de periodistas especializados se rasquen la barbilla y miren al cielo cuando les pregunten por un tal Yeray Lemes, pero lo que está claro es que el lanzaroteño tiene talento para sobreponerse a eso y a mucho más.
Hoy, junto al grancanario Rogelio Peñate, ha logrado su primer podio en la WRC Academy, el nuevo escalón de acceso al mundial y que ha sustituido al J-WRC, categoría en la que el piloto de Costa Teguise ya obtuvo un triunfo en 2010. Si a ello sumamos su título del nacional de tierra obtenido un año atrás, en 2009, el palmarés de Yeray empieza a tener la suficiente consistencia como para merecerse una oportunidad. Y no nos cansaremos de repetirlo.
Aunque se le fue la victoria por un error suyo, lo de Alemania ha sido de súper clase. El viernes dominó a placer después de una mitad de temporada sobre tierra muy negativa y marcada por los problemas mecánicos, llevándose cuatro de los cinco tramos celebrados y cerrando la etapa con más de medio minuto de ventaja. Pero al poco de empezar la segunda, en el octavo tramo del rally, tuvo una leve salida de carretera en un cruce muy lento que dejó su Ford Fiesta R2 enterrado. Era la única mancha en su expediente, con un coste en tiempo de alrededor de un minuto y, lo peor, dejándose el liderato por 16,2’’ respecto a Craig Breen. La única, pero la que decantó el rally porque desde ese momento, el irlandés se dejó la chapa de su coche para aprovechar la oportunidad.
Pero Yeray y Rogelio estuvieron a la altura. El noveno tramo les sirvió para recomponerse y recuperar la confianza, y entonces marcaron dos scratch consecutivos, uno antes de acabar la sección (en el largo Arena-Panzerplatte, el mismo tramo en el que abandonaron en 2010) y en Hermeskeil-Gusenburg. De un solo golpe habían dejado la ventaja del irlandés en cueros y preparaban el ataque para reconquistar el liderato.
En ese momento Lemes era imparable. El primer scratch y quinto de su cuenta en el rally teutón se había producido con la caja de su Fiesta R2 fallando y sin tercera velocidad. Tras pasar por la asistencia y repararla, el segundo supuso la demostración de que podía darle la vuelta a la carrera. Pero la reacción de Breen fue instantánea. Mejor crono en Hermeskeil-Gusenburg (TC11) y Bosenberg (TC12) volviendo a coger una bocanada de aire en forma de segundos. Se nuevo el liderato se iba más allá de la barrera de los diez y aunque en Birkenfelder Land (TC13) el canario volvió a ser el mejor entre los pilotos de la WRC Academy, sólo pudo recortarle 1,3’’. Si quería ganar tenía que hacer la machada y precisamente en la variante más larga, el temible Arena Panzerplatte (34,18 km).
Lemes salió a por todas, pero el irlandés no le fue a la zaga y se hizo con su quinto scratch y, lo más importante, frenando definitivamente a un Lemes que tenía que dar por buena esa segunda posición, al fin y al cabo, su primer podio de la temporada. “Me he quedado un poco fastidiado porque ha sido a consecuencia de un error mío. Era un cruce de primera y nos salimos, sin más, pero esto es así. Aún así, nos vamos contentos porque hemos estado con ellos”, señaló el lanzaroteño, que no había corrido tanto desde Catalunya de 2010.
“Hemos ido al máximo, no nos hemos guardado absolutamente nada, pero Craig ha llegado con el coche todo marcado y me ha dicho lo mismo, que ha ido como nunca de rápido. Que te diga eso un piloto como él, con los kilómetros que lleva encima esta temporada, da un valor especial a este podio”, concluyó Yeray.
Foto: Esteban Delgado.
