Nunca antes se había visto ir tan rápido un Súper 2000 como durante este Rally de Montecarlo. Sébastien Ogier, el piloto que el equipo oficial Citroën invitó a salir por la puerta trasera al acabar la temporada 2011, quería dar un golpe de efecto en la primera cita del mundial 2012 y aunque irse a por los WRC oficiales era imposible, quiso ver dónde estaba su techo. Algunos podrán interpretarlo como una demostración ante sus nuevos jefes de que no se han equivocado. Quizá una forma de invitarles a acelerar el desarrollo del Polo R WRC y así hacerlo debutar antes de 2013. Otros, que su rugido iba más hacia la que fue su familia, el equipo que lo vio crecer desde que era un junior, Citroën.
Su arranque fue espectacular. El primer tramo no fue en absoluto ilustrativo de lo que iba a ser su participación en Montecarlo. Duodécimo, ya en el segundo de Burzet-Saint Martial, reventó el cronómetro con el tercer mejor crono en una especial de más de treinta kilómetros. Aún volvería a meterse entre los cinco mejores en la segunda etapa, pero acabó sufriendo una fortísima salida de carretera en al final de ésta que le llevó a él y a su copiloto, Julien Ingrassia, al Centre Hospitalier de Valence para un chequeo.
Según información del equipo, cuando el Skoda Fabia Súper 2000 se salió en Lamastre-Gilhoc-Alboussiere (21,66 km) iba a 160 km/h y el impacto fue de tal envergadura que inmediatamente piloto y copiloto sabían que estaban ya fuera de carrera. En ese momento peleaban con un escuadrón de vehículos WRC por la quinta posición, llegando incluso a ocupar incluso la cuarta plaza absoluta.
“Ha sido el mayor accidente de mi carrera. Tuvimos suerte de que no fuera peor”, reconoció el francés. “Realmente me sentí como en casa en el coche. Nuestra velocidad fue muy buena. Las condiciones difíciles fueron perfectas para nosotros. Casi podíamos alcanzar el ritmo de la categoría WRC”. Ingrassia explica cómo fue la salida de carretera: “Tratamos de cortar la curva un poco, el coche fue lanzado hacia arriba y a una velocidad tan alta que no tuvimos la oportunidad de mantener el coche bajo control. Tengo el brazo un poco magullado por el impacto, pero por suerte parece que no hay nada roto”.
Por su parte, Kris Nissen celebra que ambos se encuentren perfectamente tras el accidente, aunque el director de Volkswagen Motorsport lamenta que no hayan podido alcanzar la meta de Mónaco. “Obviamente es una lástima, especialmente porque Sébastien ha pilotado increíblemente bien hasta ese momento. Su velocidad fue impresionante en los primeros tramos. Esto demuestra que con Ogier hemos contratado un piloto de un gran potencial”.
