Toyota presenta oficialmente el nuevo GT86, la propuesta más audaz de los últimos años en una de las facetas en la que la marca nipona también cuenta con un lugar destacado en la industria como son los vehículos de corte netamente deportivo. Su historial les avala y a pesar de vulnerar el programa híbrido en el que se encuentran inmersos, han sucumbido ante la necesidad de recuperar ciertos episodios que también han contribuido al engrandecimiento de la marca.
Hasta donde nuestra vista alcanza, desde el Sports 800 de 1962, cada nuevo lanzamiento se convertía en todo un acontecimiento en los principales foros automovilísticos. A aquella primera experiencia le sucedieron el imponente 2000 GT, el carismático Celica y el emblemático MR2, algunos de ellos con un espectacular arraigo en Canarias. Sin embargo ha sido el Corolla Levin AE86 (1983-1987) el que ha inspirado el desarrollo definitivo del nuevo Toyota GT 86.
Tracción trasera, dimensiones compactas y una excelente relación entre peso y potencia han sido la base de desarrollo que han utilizado sus responsables a la hora de concebir el nuevo deportivo. Un vehículo que pretende convertirse en una extensión del propio conductor siguiendo, con matices, los más estrictos cánones que rigen la categoría.
Motor boxer de 2.0 litros
El GT 86 parte de una plataforma completamente nueva en cuyo corazón late un motor de gasolina boxer de cuatro cilindros horizontalmente opuestos y 1.998 cc desarrollado conjuntamente con Subaru y en el que Toyota ha incorporado la tecnología D-4S. Esta solución permite incrementar la potencia y el par en toda la banda de revoluciones manteniendo a su vez una elevada eficacia en consumo y emisiones.
El diámetro y la carrera de los cilindros (86 mm x 86 mm) proporcionan una elevada relación de compresión de 12,5:1, desarrollando una potencia de 200 CV a 7.000 rpm y un par máximo de 205 Nm a 6.600 rpm. El motor boxer se puede combinar con una caja manual de corto recorrido de seis marchas o con una transmisión automática con el mismo número de velocidades, accionables desde las levas situadas en el volante.
La potencia se distribuye a las ruedas traseras mediante un diferencial de deslizamiento limitado. Además, los sistemas de seguridad ABS y VSC desconectable (Vehicle Stability Control) se han ajustado para que aún haciendo su función su intrusión sea mínima para disfrutar de elevada experiencia de conducción. El sistema de control de estabilidad incorpora un modo adicional VSC Sport que se activa mediante un botón en el túnel de transmisión y que permite ahondar en su comportamiento sin descuidar la estabilidad.
Deportivo compacto
El nuevo GT 86 cuenta con una longitud de 4.240 mm, una altura de 1.285 mm y una distancia entre ejes de 2.570 mm. Su peso total es de 1.239 kg y está configurado como un 2+2, unas cifras que le aportan las cualidades naturales para sacar el máximo rendimiento a sus prestaciones. Para ello la posición del conducción se ha situado lo más baja y atrás posible consiguiendo una perfecta distribución de pesos (53:47) lo que unido a su bajo centro de gravedad (460 mm) lo colocan en perfecta armonía con la carretera. A ello contribuye además el comportamiento de la suspensión delantera McPherson y trasera de doble triángulo, los frenos de disco ventilados de gran tamaño y las llantas de 17 pulgadas en un giño a las legendarias Black Racing del AE86.
Ambiente evocador
Los responsables de diseño de Toyota lo denominan ‘neofuncinalismo’ cuando se refieren al concepto que ha inspirado toda su construcción. Y es que del entramado de sus líneas existen dos enfoques que marcan las pautas fundamentales en su diseño. Su expresión de deportividad viene determinada por el frontal donde destacan la rejilla inferior, la ubicación extrema de los faros antiniebla y el rasgado perfil de los grupos ópticos realzados por una pestaña de luces LED de circulación diurna. Del otro lado, elementos como el alerón trasero o los dos tubos de escape situados en ambos extremos del difusor trasero y que junto al logotipo de pistón ‘86’, ponen de relieve su carácter único. La silueta irregular del techo mejora el flujo de aire y la carga aerodinámica para conseguir junto al alerón y el uso de aletas estabilizadoras un coeficiente de resistencia de tan solo Cd 0,27.
La atmósfera que se respira en el habitáculo es una extensión de la imagen que se expresa en su exterior. Los asientos de tipo deportivo, el volante con un diámetro de 365 mm acabado en ante, el panel de instrumentos con tres indicadores y la columna central con los mandos e indicadores con clara orientación sport se han construido para imbuir al conductor de su ambiente. Un carácter que se refuerza mediante el acabado con efecto carbono, un forro del techo negro deportivo, tapicería con costuras rojas, el pomo esférico de la corta palanca de cambios y pedales ligeros de aluminio. La ornamentación de materiales permite la combinación de dos tipos de acabado interior, negro o negro y rojo.
Como cualquier deportivo que se precie la funcionalidad debe ser la nota dominante para no incurrir en distracciones y centrar todos los sentidos en la carretera. Sin embargo ciertos detalles de equipamiento no deben reñir con su carácter como el sistema de climatización y la inclusión del sistema de audio Toyota Touch con entradas para dispositivo auxiliar y USB que mejoran la sensación de confort a bordo.
El GT 86 es un vehículo único y así quieren también que se sientan sus propietarios para lo que se ha desarrollado toda una gama de accesorios que buscan potenciar al máximo su capacidad de personalización.