Desde su aparición en el mercado el Porsche Cayenne ha generado innumerables comentarios. Han corrido ríos de tinta y aquellos torpes agoreros, poco dados a los grandes cambios y que presagiaban el fracaso anticipado de
un vehículo que no encajaba en sus esquemas, han tenido que sucumbir a la evidencia de un éxito rotundo. Tal es así que muchas de las decisiones que han marcado la trayectoria de la marca en este último periodo han encontrado en el Cayenne su más justificada inspiración. Cambios como la introducción de la motorización diesel, el propio Panamera o incluso y con vistas a un futuro que ya tenemos en puertas, el desarrollo de motorizaciones híbridas que no sólo han dado resultado en este modelo sino que ya han dado sus primeros pasos de éxito en la competición.
Y es precisamente esta unidad del Porsche Cayenne la que ha caído en nuestras manos. Propulsado por el motor V6 3.0 de inyección directa de gasolina, el Hybrid S desarrolla una potencia de 333 CV que con la aportación del propulsor eléctrico añade 47 CV adicionales. Su consumo medio, según las consultas realizadas, es de 8,2 litros a los 100 Km y sus emisiones se sitúan en 193 gr/ km CO2.
Para entender el funcionamiento de esta tecnología es indispensable partir de la base de que este concepto sólo tiene sentido si es capaz de ofrecer a sus clientes un producto que responda a sus expectativas. Por lo tanto no hablamos de un recorte de prestaciones si no la capacidad de mantener su estatus mejorando su eficacia. Las cifras así lo 
confirman. Su potencial total (380 CV) es capaz de ofrecer una aceleración de 0 a 100 Km /h en 6,5 segundos con una velocidad máxima de 242 Km /h, todo ello rebajando tanto el consumo como las emisiones en un 22% respecto a la versión estándar.
La posibilidad de conducirlo en modo eléctrico mediante la tecla E-power a una velocidad máxima de 60 Km/h, siempre dependiendo del estado de carga de la batería, contribuye sin duda a mejorar estas cifras. Esto y una reducción en el peso, a pesar de su mayor tamaño, son algunos de los recursos utilizados para mantener intactas todas sus cualidades dinámicas. Pero es que en el otro extremo, es decir, cuando necesitamos de su máximo poder de seducción, el motor eléctrico también contribuye a mejorar sus prestaciones, combinando ambos propulsores para mejorar su potencia. Todo este potencial se asocia a una caja de cambios de 8 velocidades Tiptronic. Una solución que sin duda permite llevar hasta su último extremo la eficacia de toda esta tecnología.
El nuevo modelo presenta un diseño nuevo por completo pero manteniendo ese atractivo de imponente deportivo que sólo el Cayenne ha sabido dominar, con un toque semejante al ofrecido en los nuevos 
lanzamientos introducidos por la marca. Aprovechando su renovación, la firma alemana ha dispuesto que el nuevo modelo sea más grande. La longitud es sólo 48 milímetros superior (mide 4.846 milímetros), pero también ha crecido un poquito en distancia entre ejes y en altura. Gracias a ello, el nuevo Cayenne ofrece más espacio en su habitáculo, además de contar ahora con un maletero de 670 litros. Un ejercicio de sencilla belleza que sin duda no te pasará desapercibido.
En el interior, lo más llamativo es el nuevo diseño de un salpicadero con claras reminiscencias al introducido por el Panamera donde la botonera de las funciones principales se concentra en el panel central situado en posición horizontal. El resto se lo pueden imaginar, asientos en cuero de mullido excepcional, máximo confort de conducción y un tacto al volante difícilmente explicable.
Un sistema de reglaje electrónico del sistema de amortiguación se encarga de regular automáticamente la dureza de la misma en función del terreno por el que transitemos o del estado de la carretera. Una opción a la que el conductor puede acceder manualmente escogiendo entre tres programas (Confort, Normal y Sport) para adecuarla a nuestro estilo de conducción actuando igualmente sobre el freno y par motor para un mayor confort de conducción.
Con todo y una serie de elementos de confort y entretenimiento, el precio de la unidad probada asciende hasta los 100.000 euros.
