Miguel Fuster tuvo ayer un primer contacto con el Ford Fiesta R5 de RMC Motorsport. Fue en un pequeño tramo de test y en unas condiciones mejorables por culpa de la lluvia, apenas un primer bis a bis para hacerse una ligera idea de lo que le espera a partir de Córdoba. Y es que el R5 no entrará en escena hasta ese segundo rally de la temporada. Una vez más –e irán ya cinco–, el alicantino correrá en Canarias con el Porsche 997 GT3, coche que como ya dijimos hace semanas ha sido desmontado para dejarlo a cero kilómetros antes de que empiece la temporada.
Son tantas las diferencias entre uno y otro coche que Miguel casi ponía en orden sus sensaciones mientras hablaba para MotorEnLinea.es.
Pregunta.– ¿Qué te ha parecido el Ford Fiesta R5?
Respuesta.– ¡Que no corre nada! (risas)... No, hicimos las pruebas en unas condiciones malísimas y la verdad es que me recordó mucho el Fiat Grande Punto Súper 2000 pero con un poco más de bajos. Respecto al Porsche la diferencia es enorme en cuanto a velocidad, pero es la categoría del futuro, es lo que marca la FIA y ahí estamos nosotros.
P.– ¿Va a obligar a cambiar tu estilo de conducción de los últimos años?
R.– Sí, ahora toca otra vez un cambio de chip. Será difícil sacar los tiempos porque con el Porsche podías perder en un sector pero luego, cuando tenía carretera por delante, tenía la capacidad de recuperar. Con el R5 en cambio correremos lo mismo en tramos rápidos, lentos, con grava o con lluvia, así que será muy complicado ‘rascar’ segundos.
P.– Toca ir con el machete entre los dientes desde el principio...
R.– Sí, es una categoría que va a exigir un ritmo infernal, el mismo que llevábamos con el Súper 2000. Si con el Porsche yendo al 90 por ciento te podían caer algunos segundos, con un R5 te puede caer un minuto. Esto me recuerda que en aquella época, la de los S2000, el índice de accidentes era mucho mayor por eso, porque teníamos que arriesgar muchísimo, mientras que con los GT había un cierto margen.
P.– ¿Volver a repetir con Porsche y con una versión 2010 como van a llevar los Vallejo fue una opción en algún momento?
R.– No, para el nacional no. No creo que sea la panacea esa mayor anchura de vías atrás o la potencia extra que da ese motor porque también les va a caer 30 kg más de lastre. No creo que vaya a ser la bomba, pero eso no quita para que puedan ser más rápido que nosotros. Claro que puede ocurrir. Puede ocurrir hasta que Sergio llegue a Canarias y me arranque la cabeza, pero nuestra apuesta y la de nuestro principal patrocinador es por esta nueva categoría.
P.– Echando la vista atrás, sueles ser uno de los más atrevidos a la hora de apostar por una nueva categoría. ¿Forma parte de tu personalidad como piloto o una manera de prepararse para el futuro?
R.– Yo he visto el futuro de un patrocinador como Ene Watch que quería vernos en este coche y en esta categoría. Si no fuera por Ene y por Auto-Laca muy posiblemente habría seguido en el Porsche. El proyecto con ellos era con el R5, no con el GT, porque creen que va su imagen va a tener mucha mayor repercusión no sólo aquí en España, también en Europa, y ese es un mercado en el que están presentes sus relojes. También ayudó mucho que la oferta del equipo RMC Motorsport era muy biena.
P.– ¿Cuál va a ser el planteamiento para esta temporada con este nuevo coche?
R.– Pues sobre todo el adaptarme al R5 lo antes posible y a ese ritmo que va a exigir. Obviamente los patrocinadores quieren buenos resultados e intentaremos dárselos cuanto antes.
P.– Volviendo al Rally Islas Canarias, otra vez correrás con el Porsche. ¿Por qué?
R.– El proyecto del R5 es sólo para Península y se estrenará en Sierra Morena. El motor está ahora en Oreca para que esté preparado para ‘El Corte Inglés’.
P.– ¿Descartado el autonómico como nos dijo Ángel Ramos?
R.– En realidad hasta hace semanas era lo único que yo tenía asegurado. Yo no tengo noticias de ello, aunque está claro que él es quien manda; él es el jefe. En principio el coche se iba a revisar totalmente para estar con garantías en el Rally Islas Canarias y a partir de ahí continuar en el autonómico, pero no lo sé. No depende de mí.