DEPORTE
WRC

Cambios para mantenerse en la cima

  • Ningún abandonos de sus pilotos se ha debido a un fallo técnico

Después de un año de debut en el Mundial de Rallies en el que lograron todos los tres títulos en juego, Volkswagen Motorsport tiene la obligación de repetir en este 2014. Para lograrlo sus ingenieros, mecánicos y pilotos han seguido trabajando duro en evolucionar los Polo R World Rally Car que, de momento, llevan cuatro de cuatro victorias posibles esta temporada y más de la mitad de los scratch en juego.

Sobre la base del Polo R WRC de calle –tal y como marca el reglamento de este campeonato–, la carrocería del coche de competición se deja aparte en la planta de montaje de Pamplona para empezar con su transformación que permite ampliar su anchura hasta el máximo permitido: 1.820 mm. A nivel aerodinámico el alerón trasero es considerablemente mayor, los faldones delanteros y traseros más amplios y los bajos parcialmente carenados se encargan de que el flujo de aire alrededor del contorno del coche sea el idóneo.

De transferir de la manera más aprovechable los 315 CV que Volkswagen Motorsport declara como potencia ‘oficial’ del Polo R WRC, se encarga un sistema de tracción integral con diferenciales mecánicos en los dos ejes. El contacto con el suelo es responsabilidad los neumáticos Michelin sobre llantas de 18’’ en pruebas de asfalto y 15’’ en las de tierra, nieve y hielo. Volkswagen señala como responsable del buen comportamiento del Polo R WRC y su capacidad de adaptación a los distintos terrenos a los amortiguadores ZF que, actuando sobre sus distintos ajustes permite a los ingenieros trabajar sobre 92.160 variantes de set-up.

El motor, un 1.6 turbo, tiene una brida de 33 milímetros que, según la marca, genera un efecto similar al de un atleta corriendo los 100 metros lisos respirando a través de un tubo de bucear. Ese pico de potencia de 315 CV se alcanza a 6.250 rpm y el par máximo de 425 Nm a 5.000 rpm. El sistema ‘anti-lag’ tiene como misión minimizar el típico retardo en la puesta en marcha del turbo produciendo el característico sonido atronador de los coches de rallies en las fases de desaceleración. Siempre según datos del equipo, acelera de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y su velocidad máxima –un factor casi secundario en rallies salvo cuando toca medirse a los GT– es de alrededor de 200 km/h.

Esta es, a grandes rasgos, la buena base que ha hecho ganador al Polo R WRC. Como en cualquier competición a motor, cada equipo intenta buscar mejoras que permitan ganar, décima a décima, segundos al cronómetro. Pero el acuerdo entre los distintos fabricantes envueltos en este campeonato establecía la prohibición de homologar ningún nuevo WRC a lo largo de este año, aunque sí diez puntos o ‘comodines’ que los ingenieros decidieron invertir en aspectos que mejoraran la durabilidad del vehículo.

En este sentido desde Volkswagen Motorsport se recuerda que ninguno de los abandonos del Polo R WRC se ha debido a un fallo técnico, pero sí a una conducción demasiado agresiva de sus pilotos. Bielas, componentes del motor y la caja de cambios, diferenciales... Las mejoras han ido dirigidas a reforzar estos puntos vitales del coche junto a la incorporación de evoluciones en el software.

Todo está medido de antemano en un equipo de la envergadura de éste. Incluso el tiempo en el que cada componente puede ser cambiado en el coche. Con unos plazos de asistencia limitadísimos, los mecánicos saben que en menos de un minuto han de cambiar las ruedas y que la caja de cambios se puede reparar en menos de doce minutos.

 

 

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