Dos años de intenso trabajo de colaboración entre el Centro Internacional de Desarrollo Tecnológico de Opel y la Universidad Técnica de Darmstadt han permitido ahondar en el concepto de controlar la dirección y la intensidad de la luz basándose en los movimientos de la mirada del conductor.
Opel ha conseguido optimizar la interrelación entre una cámara enfocada a los ojos de la persona sentada al volante del vehículo escaneándolos más de 50 veces por segundo y la adaptación de un algoritmo de seguimiento ocular que permite transmitir a gran velocidad los datos para que los faros reaccionen instantáneamente ajustándose horizontal y verticalmente.
Pero no contentos con ello todavía han ido más allá. De forma natural, los ojos de un conductor se mueven inconscientemente de un punto focal a otro. Para que los faros no se desplacen de forma errática un nuevo algoritmo de retardo garantiza un movimiento "adecuadamente fluido" para el haz de luz.
El sistema funciona a la perfección con cualquier persona detrás del volante, sin importar su tamaño. Incluso si el conductor se distrae momentáneamente y deja de mirar la carretera que tiene por delante, la iluminación se proporciona siempre en el sentido de la marcha. Eso es debido a que la luz de cruce de los faros se programa para asegurar un grado mínimo de iluminación adecuada.