COCHES
Prueba

Renault Espace Initiale Paris: Contracorriente

  • Con espacio para siete pasajeros
  • Acabados y equipamiento de gama premium
  • Motor 1.6 dCi de 160 CV con tecnología Twin Turbo

La irrupción de los todocaminos como alternativa al vehículo familiar ha propiciado que otras categorías hayan perdido algo de tirón. La resurrección de un modelo como el  Espace, sin embargo,  invita a recapitular y ordenar nuestras prioridades, poniendo de nuevo sobre la mesa las grandes ventajas de este tipo de carrocerías. 

Además Renault se supera con esta nueva edición del Espace, en esta ocasión, asociando los criterios propios de un monovolumen clásico con un estilo y unas sensaciones que trascienden al propio segmento. En la versión 'Initiale Paris', objeto de nuestra prueba, se puede hablar incluso de una verdadera obra maestra.

Empezamos el repaso por su nueva arquitectura. Al primer golpe de vista impresiona y no sólo por sus dimensiones -4,86 metros de largo- sino también por su atípica construcción con una carrocería sobreelevada, realzada por unos neumáticos de gran tamaño en una original combinación de refinamiento y dominio sobre la carretera. Algunos puntos en común con modelos como el Taliman y el Mégane, principalmente en la parrilla y el emblema que subraya el frontal lo hacen fácilmente reconocible pero hasta ahí. El exclusivo modelado de los faros con tecnología full LED, el parachoques con protector inferior junto a la rejilla de ventilación le otorgan una personalidad única enfatizada por el parabrisas de gran tamaño.

Pese a su longitud, mantiene un marcado aspecto dinámico. Su contenida altura -1,68 metros-  y la sutileza con la que la línea curva del techo descansa sobre el portón trasero de nuevo lo alejan de los esquemas de un monovolumen convencional. Un portón trasero, por cierto, con apertura y cierre eléctrico que muestra un interior completamente modulable, con plazas para siete pasajeros, donde las dos filas posteriores de asientos se pueden ocultar por completo para ofrecer todo el espacio que se pueda necesitar.

Interior de vanguardia

En el interior se descubre la verdadera esencia de un vehículo que por confort, calidad e innovación se sitúa a la altura de los más cotizados modelos de gama premium. No hay un detalle que no llame la atención, especialmente el conjunto formado por la consola y el túnel central flotante. El completísimo sistema de información y entretenimiento asociado a una gran pantalla táctil orientada verticalmente, conecta con un mando giratorio con el que también se puede acceder a todas las funciones.  Justo delante, la llamativa palanca de accionamiento del cambio automático EDC de seis velocidades.

El ambiente es absolutamente cautivador. Tapicería en cuero y Nappa, asientos delanteros calefactados, con función de masaje y regulación eléctrica, sistema de audio Bose Surround, cristales traseros con cortinilla, techo panorámico. No son cuántos, que también, sino el cómo se integran todos los elementos y funciones para formar un conjunto absolutamente seductor y tecnológico que destila armonía en todos sus acabados.

Un prodigio en confort

El nuevo Espace también quiere acabar con los perjuicios que apuntan a que un monovolumen no puede ser un vehículo divertido. Después de todo un fin de semana al volante te das cuenta que a efectos de comportamiento nada tiene que envidiar a una berlina convencional. Su agilidad no es casual y lo que parece imposible en ciertas situaciones de manejo se hace posible gracias a soluciones como el sistema de cuatro ruedas directrices 4Control.

El giro de la ruedas en el tren trasero es casi imperceptible sin embargo su funcionamiento coordinado con la amortiguación pilotada ofrece un control permanente de la conducta del vehículo normalizando ciertas maniobras para ganar en precisión.

La respuesta que ofrece el nuevo Espace permite ser aún más meticuloso escogiendo entre una serie de modos programados -Eco, Confort, Neutro, Sport- el estilo de conducción que nos apetece en cada caso. Este varía los parámetros de actuación de los elementos anteriores además de la transmisión, la dureza del volante y como no, de la respuesta del motor.

La versión Initiale Paris se asocia al propulsor 1.6 dCi de 160 CV con un rendimiento muy adecuado a su condición como vehículo viajero y unos consumos muy ajustados -algo más de los que declara el fabricante como cifras oficiales-. Cambios suaves en un ambiente completamente insonorizado son un gran atractivo para clientes que buscan tranquilidad y confort cuando se van a realizar un buen puñado de kilómetros.

Los nuevos asistentes de ayuda a la conducción, un catálogo completísimo- contribuyen a este mismo objetivo. En resumen, un vehículo alejado de planteamientos clásicos con un interior nada aburrido que se merece todos los elogios. Práctico, atractivo, funcional ¿Se puede pedir más?

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