COCHES
Prueba

Citroën C4: para todos los públicos

  • Su diseño es mucho más elegante que el del modelo que sustituye
  • En marcha, confort y nobleza priman sobre cualquier otro atributo

Poco a poco, la mayoría de vehículos clasificados por la C de compactos han ido haciéndose más y más deportivos. Los hay más y los hay menos, pero ninguno renuncia al uso del término dinamismo en su catálogo. Sin embargo, por definición, esta categoría es la que engloba a un perfil de conductor más heterogéneo que va desde el joven universitario con el carné aún caliente al más experimentado que, sin la necesidad del espacio, prefiere ahorrarse unos euros y descartar una berlina.

Entre uno y otro extremo, hay un colectivo que no busca caballos ni sensaciones fuertes. Sólo un coche que colme sus expectativas, que sea cómodo, seguro, bonito y, a poder ser, barato. Les suena a chino la caída del techo estilo cupé, los sistemas de amortiguación adaptativos y no se fijan en si los asientos son o no estilo baquet. Para ellos y para los que sencillamente buscan un compacto sin tener que sacrificar dos puertas y mucha funcionalidad, hay marcas que apostaron por desarrollar dos líneas paralelas de un mismo coche. Entre ellas Citroën y su C4, modelo que ahora alumbra su segunda generación y con el que confirma su voluntad de articular una de las gamas más consecuentes del mercado.

Con las honrosas excepciones del C-Crosser y el C1 (vehículos compartidos con otras marcas en virtud de acuerdos de colaboración puntuales), los C2, C3, C4 y C5 siguen una misma línea argumental que, hasta ahora, venía in crescendo. El C5 era la guía en términos de acabado y diseño, pero el nuevo C4 parece querer ponerse a su altura.

Hablamos de la versión de cinco puertas, la primera en llegar a los concesionarios y que hemos probado con el motor 1.6 HDI de 110 CV en su acabado Sport. Un coche que ya en su propia imagen exterior alardea de genética con influencias de la berlina en grupos ópticos y calandra. Y aunque se trata de esa versión para todos los públicos, el C4 de cinco puertas no huye de esa deportividad en su estilo, pero la combina con dosis muy generosas de elegancia.

Algo palpable en la calandra con las barras del doble chevron asentadas ya como uno de los rasgos estilísticos de la marca y a juego con otros elementos cromados, o en la doble línea de carácter que se entrecruza trazando una zeta en el lateral. Quizá sea ese término -elegante- el que mejor define al nuevo C4 cinco puertas, como si estuviera abonando el terreno a esa futura versión DS4 que, en principio, sólo se asociará a la carrocería cupé. Y rompiendo con el pasado, su espalda abandona la redondez de su antecesor para ganar más carácter.

Estilo al caminar

Ese enfoque de vehículo para todo tipo de conductores también se aprecia al soltar embrague y empezar a hacer kilómetros. El nuevo C4 es por encima de todo un coche fácil y cómodo de conducir. Noble y predecible, sin malos gestos ni reacciones violentas, incluso cuando toca realizar maniobras de corrección con máximo apoyo en curva.

Su amortiguación está bien equilibrada, aunque en este sentido la marca afirma que el reglaje varía en función de la motorización, adaptándola a la potencia y al par máximo. Al tratarse del escalón intermedio dentro del catálogo diesel (HDI 110 CV), suponemos que respecto al de 150 CV hace primar el confort sobre cualquier otro atributo dinámico. Los ingenieros de Citroën han confiado en un sistema pseudo McPherson delante y de paralelogramos deformables detrás, con muelles y estabilizadoras revisadas respecto al modelo anterior y, algo a lo que le dan mucha importancia, la colaboración con Michelin para montar en el C4 unos neumáticos que, en unión con el nuevo bastidor “proporcione un confort desconocido en el segmento”.

En cuanto al motor, el 1.6 HDI de 110 CV, esta amplia toma de contacto con lo último de Citroën nos ha servido para reencontrarnos con una de las mecánicas diesel más extendidas del mercado. El argumento más potente a la hora de decantarse por él es precisamente su eficacia probada y su nivel de consumo medio, tan sólo 4,6 litros para un motor de 110 CV. Por no hablar de su nivel de emisiones de CO2 que, por estar justo en el límite inferior a los 120 g/km, lo eximen del pago del impuesto de matriculación… ¿Mejorable? El retardo que, sobre todo en carretera de montaña y a la hora de afrontar virajes en pendiente, nos obliga a trastear con la caja de cambios en busca de la relación que nos permita rebasar la línea de las 2.000 rpm para que despierte el turbo. En ciudad, vías rápidas o llaneando en carreteras viradas va del diez.

Calidad muy superior

De puertas adentro el nuevo C4 tiene una presencia que ya quisieran más de una berlina con marchamo Premium. Aquí también ha habido un crecimiento exponencial si se echa un vistazo a su árbol genealógico. Aunque el C4 de 2011 no es un Xsara, sí es heredero de toda esa tradición de compactos súper ventas de Citroën y, se mire por donde se mire, no hay color. Su salto ha sido tan fuerte que en sólo una generación ha dejado muy atrás a la versión primigenia del C4.

En la valoración de un interior entran en juego factores como la ergonomía, el confort, el tacto de mandos y los materiales empleados, pero también un componente intangible muy subjetivo y que va directo a los sentidos. Ese algo que hasta hace poco era patrimonio exclusivo de vehículos con pedigrí lo tiene el nuevo C4. Lo tiene y lo domina. La combinación de información digital y analógica en el cuadro -perfectamente legible e interpretable desde el mismo momento en que tomas asiento-, la texturización del salpicadero construido en un material plástico esponjoso (slush lo llaman en Citroën) que se adapta y abraza perfectamente todo lo ancho del habitáculo, y el gusto y el mimo que se ha puesto en la terminación de cada botón y cada mando catapultan al C4 a la clase business de los compactos actuales.

Hay detalles de súper clase en el metal bruñido en que se encastran los difusores de aire del equipo de climatización o en los mandos que lo gobiernan de la consola central. Ya dejando a un lado mal estética y desde un plano meramente funcional, no hay indicador que se pierda a pesar de la mayor profusión de botones y pantallas. Los relojes del cuadro tienen siempre un contraste idóneo gracias a su diseño de tubo y respecto a otros indicadores de cambio de marcha, el del C4 tiene la enorme ventaja de decirte la relación exacta en que se debe circular para poder ahorrar combustible.

De vuelta a las sensaciones, la fina capa de piel que recubre el aro del volante, la base metálica plana y todas las superficies de contacto que el conductor tiene con el coche están tan bien hechas que, en materia de ergonomía y confort, el C4 vuelve a rebasar sin disimulo la línea fronteriza que lo separaba del C5. También en su equipamiento, notable en la versión de acceso (Business) y que en la intermedia (Sport) incluye, entre otros, climatizador automático, limitador/regulador de velocidad, faros antiniebla con función cornering (iluminación estática en curva), sonidos polifónicos personalizables, volante revestido en cuero y reposabrazos central deslizante.

Mayor 

Ficha en mano, es 5 centímetros más largo (4,33 metros), 2 más ancho (1,79 m) y 3 más alto (1,49 m), un estirón que aunque lo mantiene dentro del patrón de medida compacto, refuerza otro de los argumentos del C4 cinco puertas, el espacio y la polivalencia de su cabina. El maletero también pica muy alto dentro de su categoría. Son hasta 408 litros de capacidad, con la ventaja de su forma prácticamente cúbica y de su plano de carga relativamente bajo.

Después de verlo, tocarlo, probarlo y sabiendo que a esta carrocería se sumará como mínimo, la autoproclamada variante premium -el DS4-, podemos asegurar que, con esta doble o triple fórmula, Citroën es capaz de contentar a ese amplísimo espectro de clientes que entran en un concesionario en busca de un compacto. Y decimos doble o triple, porque todavía no ha habido una comunicación clara por parte de la marca de si se mantendrá esa doble vertiente en la gama C4 con el cupé (tres puertas) como el más deportivo y jovial, el cinco como ese coche para todo tipo de conductores. De momento se sabe que el DS4, que también tiene una configuración de cinco puertas, llegará en la segunda mitad de 2011.

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