COCHES
Prueba

Kia da en la diana con el Sportage

  • Acabados claramente mejores en el interior de la GT Line
  • La posición de los ocupantes de las plazas traseras es más natural
  • Un diez para el motor 2.0 CRDi de 186 CV de potencia

Había ganas en la redacción de MotorEnLinea.es de subirnos al nuevo Kia Sportage. Primero, porque llevamos meses tomándole el pulso –casi en tiempo real– al segmento de los todocamino a medida que se van añadiendo más y más ingredientes a él. Segundo, porque acostumbrados a tener una unidad de la generación anterior en el garaje, iba a ser inevitable hacer la comparativa desde el mismo momento en que tomáramos el volante.

Partía esta cuarta generación con buenas cartas, ya que Kia Canarias nos proporcionó una versión vestida con la llamativa GT Line e impulsado por el más potente de sus propulsores diesel: el 2.0 CRDi de 186 CV y tracción total AWD. Lo mejor de lo mejor, con permiso del nuevo motor 1.6 T-GDI gasolina y del cambio de doble embrague DCT de siete velocidades, ya que este modelo contaba con la caja manual convencional.

Después de haber cubierto su presentación para el mercado insular y haberle dedicado varios reportajes, hay poco que añadir a la hora de glosar los encantos de su nuevo diseño. Sólo podemos confirmar la personalidad que le aporta el nuevo frontal, especialmente en esta versión con los antiniebla en configuración ‘Ice Cube’ y con el protector frontal. Le sientan de maravilla también la doble salida de escape, el difusor metálico y sus llantas de 19’’ con un diseño sólo reservado a modelos con ese cuño GT Line.

Sí vamos a detenernos en las evoluciones en diseño y acabados del interior porque, gustos al margen, traen consigo mejoras en términos de confort y ergonomía. Ha perdido frescura al apropiarse de una estructura de cuadro de instrumentos y consola central del Sorento, pero apuntala ese enfoque más serio con unos acabados ligeramente superiores en su versión de acceso y claramente mejores en esta GT Line que añade elementos como el volante deportivo o los asientos enfundados en piel. Hay más costuras, plásticos lacados, superficies blandas y otras con un acabado de metal bruñido que, juntos, crean un conjunto más vistoso que no lujoso.

Desde el mismo momento en el que nos podemos a los mandos del nuevo Sportage se puede apreciar en qué mejora a su predecesor en términos de ergonomía y visibilidad. Se agradece en un coche de su tamaño el que la luneta trasera sea más amplia –en el anterior modelo es demasiado pequeña–, aunque hay que recordar que el nuevo modelo destierra la incertidumbre al aparcar al añadir de serie un asistente trasero. La visibilidad frontal también es superior; las dos ligeras nervaduras del capó ayudan a tomar referencias del ‘morro’ y tanto el pilar A –ahora más delgado– como los retrovisores son diferentes. 

Un estirón justificado

Siguiendo la tendencia del segmento, crece ligeramente en longitud hasta los 4.480 mm (+40 mm) y la distancia ente ejes al llegar a los 2.670 mm (+30 mm). Donde el avance en amplitud es clarísimo es las plazas traseras. Al haberse rebajado el suelo en 40 mm y contar con unos respaldos reclinables, la posición que adoptan sus ocupantes al sentarse es mucho más natural y las rodillas quedan más alejadas del asiento de la fila delantera. 

En esta categoría que está en permanente evolución, cada detalle se mira con lupa. Uno de ellos es el maletero y para no desentonar con su competencia, la cuarta generación del SUV coreano aporta uno de 491 litros (antes 465) con dos alturas y un compartimento para alojar la cortina cubre equipaje.

Otro de los puntos calientes de esta categoría es el de la tecnología aplicada a la información y el entretenimiento. Cada nuevo lanzamiento sube el listón un poco más alto y en esa espiral nadie quiere quedarse atrás. El gran beneficiado es el cliente, que por un poco más o por lo mismo –el Sportage se comercializa en Canarias desde 15.990 euros– acaba disfrutando de un coche mejor equipado.

En el caso de la GT Line con el motor 2.0 CRDi más potente y cambio manual lo lleva prácticamente todo. Pantalla TFT de 4,2’’ Supervision en el cuadro de instrumentos; llave inteligente; asientos con ajuste eléctrico; climatizador bizona; techo solar panorámico practicable; y pantalla táctil de 7’’ con navegador, equipo de música, toma auxiliar, USB, mandos en el volante y Bluetooth. 

El Sportage más seguro

También se está jugando en pequeñas distancias en cuanto a asistentes y aquí el Sportage aporta de serie y en cualquier de sus versiones el de frenada (BAS), la ayuda al arranque en pendiente (HAC), el control de descensos (DBC), el control de velocidad de crucero, las luces estáticas de curva y el indicador de presión de las ruedas. 

El sistema de aviso en ángulo muerto es un opcional en los acabados Spirit y Open Spirit, pero lo lleva de serie la GT Line. Es una de las incorporaciones de esta nueva generación junto a otros como el asistente de luces de carretera (HBA) o la alerta de tráfico cruzado posterior. En parte es por todo esto que haya logrado una calificación muy alta en los test independientes de EuroNCAP. 

En marcha

Kia ha puesto mucho empeño en hacer que su Sportage también se crezca al rodar sobre el asfalto. En términos generales su manejo es más placentero, aunque la impresión que más claramente se percibe es una mayor calidad de rodadura. Hay menores ruidos, hay menos vibraciones y el coche se muestra más estable.

Cierto es que la versión GT Line dispone de unas características de suspensión propias, pero no nos ha parecido un todocamino con un talante marcadamente deportivo. La dirección de asistencia eléctrica –la misma del Sorento– aporta en esta variante un tacto más directo y, con ello, más preciso, pero insistimos en que en términos dinámicos esta línea no parece aportar una explosión de carácter.

Un diez para el motor 2.0 CRDi de 186 CV de potencia más aún al apoyarse en la tracción total AWD que si bien hace repuntar el consumo medio ligeramente (5,9 l/100 km según la marca), proporciona una buena pisada en curva sin descomponer nunca el tren delantero cuando se sale de ella acelerando con decisión. A falta de tener un contacto con la versión T-GDI de 177 CV, seguimos firmes en nuestra opinión de que el Sportage es un vehículo que precisa de mecánicas sobrealimentadas, más aún en islas con una orografía montañosa. 

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
Etiquetas
No hay etiquetas asociadas
Comentarios

Comente:
Por favor, use un lenguaje apropiado. Todos los comentarios serán revisados antes de su publicación, por lo que no aparecen inmediatamente.

Publicaciones y blogs

MotorEnLinea.es emplea cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia de navegación en nuestra página web y para realizar mediciones estadísticas. Si está de acuerdo con su uso siga adelante con su visita. En nuestra política de cookies puede obtener más información.
ACEPTAR