DEPORTE
CERA

"¿Mi sueño? Ganar rallies con una mujer"

  • "A día de hoy la competición forma parte de mi vida"
  • "Los resultados llegan cuando hay una comunión dentro del coche"
  • "Tengo que agradecerle a Leonardo Sabán que confiara en mí"

Pregunta.– Son ya 302 rallies y, entre ellos, 25 participaciones mundialistas. 18 años dedicados a un deporte que exige mucho sacrificio. ¿Ha merecido la pena? 

R.– Por supuesto y por eso sigo en activo. Disfruto mucho cada vez que puedo participar en un rally y a día de hoy puedo decir que la competición forma parte de mi vida.

P.– En todo este tiempo has copilotado a 31 pilotos diferentes. Deportistas tan diferentes como Álvaro Bultó, José Piñón, José Brito, Alberto Monarri, Leonardo Sabán o, más recientes, Emma Falcón, Gustavo Sosa y Yeray Lemes. ¿Cuál ha dejado más huella en ti?

R.– Madre mía… 31 pilotos en estos años. Aunque parezca increíble, tengo muy mala memoria y tengo que apuntarlo todo para que no se me olvide nada y pueda aportar toda la información al equipo. Si dependieran de mi memoria, la mayoría de equipos con los que he trabajado se habrían ido a pique. (Risas). No, ahora ya en serio. Sin ninguna duda Yeray Lemes porque empecé con él desde el principio. Era un diamante en bruto que se fue puliendo poco a poco hasta el colofón que supuso llegar a ser oficial de Volkswagen en Cataluña. Todos han dejado huella, pero su caso es especial.

P.– Si hay un mérito que se te reconoce como navegante es que la evolución de los pilotos con quienes haces equipo es innegable. ¿Quién te ha sorprendido por esa capacidad para aprender? 

R.– Es difícil valorarlo porque hay pilotos con los que he corrido pocos rallies y no se puede saber cuál ha sido su aprendizaje porque eso exige más de tres carreras. Cada piloto tiene un ritmo y el mejor ejemplo es Emma después del accidente. Claro que todos queremos resultados inmediatos, pero hay que saber hacer la lectura de la evolución natural de cada piloto. Los hay que evolucionan en dos, en tres o en ocho pruebas, igual que los hay capaces de hacerlo en una. Jonathan de Miguel hizo su primer rally conmigo estrenando un Subaru y ganamos al equipo de RACC y RMC Motosport a las primeras de cambio en Llanes. Hablando de mis compañeros más recientes, con Yeray Lemes fue algo innato; con Gustavo Sosa hemos tenido años muy buenos cuando ha encontrado la regularidad y el ritmo; y con Emma Falcón se está viendo ya el resultado de mucho trabajo y mucho sacrificio.

P.– Son muchas horas entre la preparación de una prueba y la propia prueba, mucha tensión y muchos momentos de riesgo. ¿Conductor y copiloto han de ser amigos para ser más efectivos en esa lucha contra el cronómetro? 

R.– Ya no sólo amigos, yo creo que los resultados llegan cuando llega a haber una verdadera comunión dentro del coche y el entendimiento es máximo. Y eso lo dan las carreras. Pero es en ese momento cuando ambos disfrutan y cuando el copiloto se siente muy necesario y sí, es posible que algún día ocupe tu sitio otra persona que sea incluso mejor que tú, pero no van a poder ir igual de rápido como equipo por esa razón. La costumbre, el correr rallies de manera habitual ayuda, pero es evidente que si hay una relación de amistad todo acaba siendo más fácil.

P.– ¿El momento más feliz en estos 302 rallies? 

R.– Ha habido muchos… (Rogelio medita la respuesta). Siempre recordaré cualquiera de las victorias en el Mundial de Rallies (Rally España Cataluña de 2010 y 2013) porque han sido muy importantes en mi carrera. También la tensión y todo el trabajo que se hizo a lo largo de la semana en la que estuvimos con Volkswagen Motorsport en 2012 fue algo que me hizo inmensamente feliz. No es sólo el hecho de ganar, también el estar rodeado de profesionales puede llegar a llenarte de la misma manera y aquella ocasión es un buen ejemplo. 

P.– ¿El más duro? 

R.– Sin lugar a dudas, los accidentes más graves. El de José Piñón (Rally de Avilés de 2004) y el de Emma Falcón (Rally Sierra Morena 2014) por las consecuencias que tuvieron. Es muy duro ver perder el conocimiento a tu compañero. Un trago que, por supuesto, no le deseo a nadie. 

P.– Con José Brito llegaron las primeras participaciones internacionales ya en 2001. ¿Cuándo decidiste que no querías quedarte compitiendo en Canarias?

R.– En 2002 fue ya la temporada en la que estuve a punto de colgar el casco. Sinceramente, no era ya sólo una cuestión de aburrimiento, más bien no me sentía útil para los pilotos con quienes corría porque veía que iban más de memoria y mi trabajo se limitaba a pasar controles horarios y poco más. Es corriendo fuera, en terrenos desconocidos, donde realmente me he sentido realizado como copiloto. Así que o saltaba fuera o muy posiblemente aparcaba los rallies. 

P.– ¿Cómo consigue uno abrirse paso en el nacional cuando se empieza como copiloto en Canarias?

R.– Pues poco a poco, pero si hay un piloto al que yo debo agradecerle que confiara ciegamente en mí y que arriesgara al apostar por mí fue a Leonardo Sabán. Él tenía mucho camino recorrido en copas monomarca, era un piloto con un conocimiento enorme y creyó en mí cuando yo tenía cero experiencia en Península. A veces lo he hablado con él y me ha contado que no tenía pensado darme la oportunidad de correr, pero que al verme decidió subirme al coche. Nos puso en contacto Carmelo Mendoza, que estaba haciendo el Desafío Peugeot. Él me preguntó si quería hacer el nacional y yo estaba en ese momento en el que, después de cuatro temporadas, necesitaba un cambio. Llegó esa oportunidad y después de tantos años creo que la he aprovechado.

P.– Ahí hasta llegar a tomar parte en el Rally de Cataluña de 2012 con Yeray Lemes como oficiales del programa Junior de Volkswagen Motorsport... ¿Qué es lo que más recuerdas de esa experiencia?

R.– Esa sensación de saber que no puedes fallar. Cuando llegas ahí y sabes que has de dar el doscientos por ciento de ti. Siempre eres profesional, ya sea en un rally del nacional, del autonómico, un provincial o un insular, da lo mismo, pero ahí sabías que debías controlar muchísimas más cosas. Un equipo de ese tamaño y nivel te pide mucha información. Te exige muchos datos y has de estar siempre con todos los sentidos puestos en lo que pasa dentro del coche. Recuerdo esa presión, pero también la satisfacción de poder trabajar en los inicios de un equipo que hoy por hoy es el número uno del Mundial de Rallies. 

P.– Todo piloto busca ser el reflejo de otro, por lo menos en sus inicios. ¿Cuál era tu referencia como copiloto cuando empezaste en eso?

R.– La verdad es que yo empecé un poco por casualidad. Mi primo Juan Manuel Viera –con él debutó en 1998– corría y hacía años que estaba yendo con su hermano a ver las carreras. Un día surgió la ocasión de probar para ocupar el lugar de su antiguo copiloto porque no iba a seguir corriendo y sin experiencia fui dando esos primeros pasos. Claro que tienes como referencia a una figura como Luis Moya, pero también tenía como referentes a copilotos mucho más cercanos como José Carlos Déniz, Víctor Pérez o Nacho Eguren. Nacho me ayudó mucho y me dio muy buenos consejos en los cursos que organizó Marlboro en aquella época.

P.– ¿Quién te ha dado el mejor consejo en este deporte? 

R.– Creo que todos los consejos son válidos y de todo se va a aprendiendo algo. En la mayoría de equipos en los que he estado he compartido asistencia con otros copilotos y siempre acabas cogiendo algo de lo mejor de ellos. Quizá el consejo más sabio me lo dio Carlos del Barrio, que me dijo que los copilotos no debemos buscar un asiento libre para correr con un piloto. Eso es algo que he cumplido a lo largo de toda mi carrera deportiva y considero que es uno de los mejores consejos que puedo dar a copilotos jóvenes que quieren hacer camino en este deporte o en esta profesión. Eso sí, si no te llaman buenos equipos o buenos pilotos, quizá sea síntoma de que aún debes mejorar para poder dar ese salto. 

P.– En muchas ocasiones se te ha escuchado decir que siempre hay que aprender de los mejores. ¿Es otro de los consejos que le puedes dar a un aspirante a copiloto profesional? 

R.– Hay muchos en realidad, pero uno quiere que se queden con aquello que realmente ha sido útil para ti. Es muy importante que, como copilotos, nos hagamos valer y profesionalizarnos que, a su vez, es la manera de que se nos valore. Respecto a lo de aprender del mejor, sí, es algo que sigo haciendo a día de hoy.

P.– No todos los copilotos pueden presumir de haber podido compatibilizar su labor en dos equipos absolutamente rivales como son Auto-Laca y Copi Sport. ¿Cuál es el secreto?

R.– Primero que nada hay que ser profesional y limitarte a hacer tu trabajo, que es para lo que estás ahí. En ambos equipos me he sentido como en casa y creo que tengo las puertas abiertas en los dos. Mi trabajo, como cualquier otro, es mejorable, pero ambos, Ángel Ramos y Fernando Capdevila, saben que yo intento dar lo mejor de mí para el equipo durante un rally. Además, con los dos tengo una amistad fantástica que va más allá de las carreras. 

P.– Eres muy ambicioso dentro del coche, ¿quizá más que algún piloto con el que has hecho equipo?

R.– No, qué va. Todos los que estamos en esto queremos ganar. Puede que haya pilotos que se sacrifican más y otros menos, pero ahí también entra el papel de su compañero de equipo. Porque el trabajo de copiloto no se limita a cantar notas y pasar controles horarios. Hay que trabajar la psicología e inculcar ese trabajo y ese sacrificio. Yo creo que todos los pilotos con los que he trabajado han conseguido resultados y ojalá yo haya podido aportar mi granito de arena.

P.– ¿Qué sueño te gustaría alcanzar en este deporte? 

R.– Lo más bonito que me ha pasado en estos 18 años ha sido empezar de cero con Yeray Lemes y poder llegar a participar en un rally con un equipo oficial. Me hace mucha ilusión poder repetir algo así en los años que me quedan por delante. Eso y poder ganar rallies con una mujer y considero que estamos en el camino. Con tiempo y trabajo se puede llegar a conseguir. 

P.– ¿Ves próxima tu retirada?

R.– No, para nada. Mientras siga disfrutando seguiré compitiendo. Te puedo decir que si cuando empecé me fijaba en todo lo que hacían los mejores copilotos del momento, ahora estoy muy pendiente de lo que hacen personas como Salvador Belzunces o Jordi Barrabés, con quienes tengo una relación fantástica. Son el espejo en el que me miro a día de hoy, lo más parecido a un ídolo, porque quiero ser capaz de hacer como ellos y disfrutar muchísimos años de este deporte.

P.– ¿Te gustaría aportar toda tu experiencia en un equipo? 

R.– Sí, mucho, pero a la vez me gustaría poder compatibilizarlo con mi carrera deportiva fuera de Canarias. En cierta manera ya lo he hecho como coordinador del equipo de Modesto Martín y Nayra Padilla en algunos rallies de Gran Canaria y disfruté mucho de la experiencia.

 

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