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Guerra de conceptos

  • El rendimiento en altura, clave

Concepciones distintas, diferentes apuestas técnicas y una misma ambición: la victoria. Ese es el esquema que vuelven a articular este año las tres formaciones más potentes que van a disputarse de nuevo la victoria del Dakar: Peugeot, Mini y Toyota (la única de la terna que no luce todavía el touareg dorado en su palmarés).

Los vigentes campeones, el único equipo de fábrica que compite en la categoría de coches, parten de nuevo como favoritos; no sólo porque cuenten con la nómina de pilotos más completa y talentosa de todo el bivouac, sino, a su vez, por la manifiesta superioridad que dejó patente en 2016 el revolucionario buggy que habían estrenado el año anterior.

Un prototipo con motor turbodiésel, construido ahora sobre el caparazón del nuevo Peugeot 3008, que, después de monopolizar prácticamente la pasada edición (ganó nueve de las trece etapas que se disputaron, sobre unas pistas veloces y reviradas, tipo rallye, poco propicias, sobre el papel, para un vehículo de sus características), parte, esta vez, con algo más de chance en ese sentido, al haberse trazado, a priori, un recorrido puramente de raids, más proclive a las capacidades de un tracción trasera.

Sin embargo, está por ver todavía cómo rendirá su motor (especialmente, durante los seis días que transcurrirá la carrera a más de 3.000 metros de altura, en Bolivia) con la nueva brida de admisión, de 1 milímetro menos de diámetro, que decreta el nuevo reglamento. Una limitación técnica que afectará igualmente al rendimiento del incombustible Mini 4x4 preparado por X-Raid; el vehículo más laureado de los últimos años. Un modelo inmerso ya en la fase final de su ciclo evolutivo, que tratará de seguir peleando por las primeras plazas de la clasificación con Mikko Hirvonen, Yazeed Al-Rahji y Orlando Terranova.

Si los turbodiésel verán cercenada su potencia, los gasolina rendirán más caballos, al haber acoplado un restrictor dos milímetros más grande. Una polémica decisión, justificada por los organizadores basándose en la elevada altitud que alcanzará este año el recorrido, que ha espoleado las prestaciones de la Ford Ranger de Xevi Pons, y, sobre todo, de la Toyota Hilux oficial que ha desarrollado Overdrive.

Una pick-up con tracción integral, propulsada por un motor V8 atmosférico de gasolina (al igual que la del catalán), que, después de haber dominado el Mundial de Raids con Nasser Al-Attiyah, aspira más que nunca al triunfo final, en manos del catarí y de sus compañeros de equipo: Nani Roma y Giniel de Villiers; otros dos hombres sumamente experimentados, que ya saben lo que es ganar el Dakar.

Autor
Nacho Villarín
Periodista por vocación. Apasionado al motor desde crío. Especialista en rallyes de MARCA. Colaborador de MotorEnLínea, TodoRacing, Turini y Vuelta Rápida GT.
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