COCHES
Prueba

"Pruébalo y te convencerá"

  • 5 mm más bajo para ganar 0,01 de coeficiente aerodinámico.

Después de mucho darle vueltas a los distintos enfoques que podía plantear la prueba que hoy nos ocupa, decidimos finalmente que lo mejor era disfrutar de un largo paseo, sin tener en cuenta sus particulares condiciones. Al fin y al cabo la experiencia del Prius debía servirnos de referencia para valorar, con cierta perspectiva, los aspectos intrínsecos de un vehículo que se sitúa en un nicho de mercado más cercano al cliente. La idea, en definitiva, es ratificar la premisa principal en la que Toyota basa toda su estrategia que no es otra que normalizar la tecnología híbrida situada a caballo entre los inminentes sistemas eléctricos y las motorizaciones convencionales, beneficiándose, como los primeros, de importantes incentivos fiscales mientras es capaz de ofrecer las mismas prestaciones de un vehículo de su categoría.

De lo que no cabe duda es que el híbrido ya no es un concepto abstracto. Se ha convertido en una alternativa más que aunque con cierto recelo, no pasa en absoluto inadvertida. El gran argumento es sin duda “pruébelo y te convencerá”. Porque a pesar de nuestros pocos pero intensos coqueteos con esta tecnología, aún no dejamos de sorprendernos de su eficacia, de sus posibilidades, en definitiva, de su enorme versatilidad.

No hay que perder de vista que todo este esfuerzo tiene como principal argumento el poder reducir sustancialmente tanto el consumo como las emisiones de CO2 y partículas a las atmósfera, llevando hasta el último extremo cualquier pequeño detalle que pueda contribuir a conseguir dicho propósito. Así, el nuevo Toyota Auris HSD se distingue de la versión de lanzamiento proporcionándole un chasis que ha reducido su altura en 5 milímetros. Una nimiedad que sin embargo es capaz de reducir su coeficiente aerodinámico de 0,29 a 0,28. Sobre este concepto gira también la nueva parrilla y el faldón delantero contribuyendo además a estilizar con sutiles detalles (mírese la nueva orientación de los faros antiniebla o el emblema de la marca en azul) todo el frontal del vehículo.

En la parte trasera pocos pero igual de efectivos son los cambios que afectan a la carrocería. En realidad tan solo el alerón ha sido modificado recortando su estructura y dándole una orientación en caída que contribuye a mejorar la citada aerodinámica. Unas llantas específicas y los emblemas HSD (Hibrid Synergy Drive) en las aletas laterales y el portón trasero son la puntilla a una variante que tal como les hemos descrito no ha necesitado grandes cambios para adaptar tanta tecnología.

A bordo

De puertas adentro, el Auris HSD no dista en apenas nada de su hermano convencional. Aquí también se normaliza la adopción de la tecnología híbrida, ya que estéticamente sólo el tono azulado y blanco de la retroiluminación del cuadro Optitron y especialmente el joystick del selector del cambio automático lo diferencian.

En Toyota afirman que con el HSD declararon la guerra a los ruidos, las vibraciones y las asperezas (NVH) trabajando sobre la aerodinámica y la propia estructura de la carrocería. Efectivamente, el Auris híbrido es más silencioso, aunque en modo ‘Power’ el motor térmico y el cambio CVT suelen aullar demasiado, por ejemplo, al ascender una carretera de montaña. Una mancha en un mar de virtudes a la que no escapa ningún coche cuando se le exige chicha mediante el acelerador, sólo que al tratarse de un cambio de variador continuo el sonido es más incómodo.

Ahora bien, en conducción normal y en modo Eco –en el EV se sobreentiende que también-, el Auris HSD va como una auténtica seda. No hay sacudida alguna al entrar en acción el motor de gasolina y a efectos aerodinámicos, el aire más que chocar contra la carrocería, parece fluir por ella.

Centrándonos de nuevo en la cabina, hay detalles de una deportividad latente, como el volante multifunción de aro grueso con la base achatada. Al tratarse del acabado Ice Plus, la unidad que hemos probado para ustedes disponía de tapizado en cuero y techo solar. Un aspecto que nos ha gustado mucho es que a través del display digital integrado en las esferas de los relojes se entiende de una forma muy sencilla ese pequeño milagro que es el sistema híbrido de Toyota. Pero además de informar al conductor, también se le forma sobre la manera de poner en práctica una conducción eficiente con un código de colores que rodea la esfera del tacómetro. Cuando estamos en esa horquilla de revoluciones en la ahorramos combustible y gramos de CO2 a la atmósfera se enciende el testigo Eco en el cuadro.

Experimenta

Antes les invitábamos a probarlo porque es eso lo que hemos hecho nosotros. Curiosos, más que probarlo casi hemos experimentado con él. En nuestro ameno paseo hasta el norte de Gran Canaria la norma y las circunstancias del tráfico invitaban a una conducción relajada. Qué mejor ocasión para utilizar el modo “ECO”. Con un ojo en la carretera y el otro en el intuitivo display de información situado en el centro del velocímetro, momentos en eléctrico (83 CV), momentos en combinación con el motor de combustión de 1.8 litros y 99 CV, el vehículo va escogiendo en cada circunstancia la opción que mejor se ajusta a lo que debemos entender como conducción eficiente. La impresión es de absoluta normalidad, lineal, sin saltos, sin sobresaltos. Nada más quitar el pié del acelerador compruebas que toda esa energía que de otra forma se perdería, se regenera en forma de electricidad acumulándose en las batería.

Desembocamos en Agaete, el día es gris y se respira un aire marinero. En la playa unos pocos bañistas disfrutan de la tranquilidad que ofrece un pueblo en absoluta calma. Arrastrados por esta atmósfera decidimos seleccionar el modo eléctrico (EV). El vehículo transita silencioso, casi de puntillas. Sólo el clic de nuestra cámara fue capaz de romper tanta armonía. Un pequeño acelerón y salimos del Puerto de Las Nieves comprobando que independientemente del modo escogido, el coche responde con suficiencia a cualquier estímulo.

Nos quedaban algunas instantáneas por hacer y un reto al vehículo que demostrar. Existe otra opción. En concreto, el botón más alejado del conductor, el último de la derecha, el modo Power. El Valle de Agaete se erige ante nosotros y la vía que une el pueblo con el olvidado Balneario de Los Berrazales una opción más que idónea para comprobar sus dotes de escalador. De nuevo sorpresa. A pesar de la pendiente el coche empuja y empuja bastante. Tanto la suspensión como la dirección responden en la misma medida. De nuevo, el motor eléctrico y el motor de gasolina juntos pero en esta ocasión para ofrecernos toda su potencia.

Estamos tan solo sobre el segundo peldaño de lo que en los próximos años y hasta 2020 se convertirá en una amplia representación de vehículos híbridos personalizados sobre cada uno de sus modelos. El Auris HSD supone la confirmación de esta tecnología. Un vehículo que se sitúa en el centro de la oferta de Toyota como el mejor ejemplo de que ya están preparados para asumir cualquier reto.

Por cierto, al final comprobamos el consumo medio. Después de idas y venidas, subidas y bajadas, 5,3 litros a los 100 kilómetros. No está nada mal.

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