¿Qué necesidad?

  • Nunca había visto a Rossi perder la cabeza como en esa curva
  • No quiero ver a Márquez como una falsa víctima que no se cree ni él
  • Lorenzo perdió otra magnífica oportunidad de quedar como un señor

La acción en concreto es el desenlace de una situación que se lleva fraguando desde principio de temporada, cuando muchos pensábamos que este campeonato iba a ser poco más que un paseo triunfal de Marc Márquez y en el que la única incertidumbre estribaba en cuántos records sería capaz de batir. Nada más lejos de la realidad, afortunadamente para el interés del campeonato. Creo que no entraba en ningún pronóstico que Márquez fuese a realizar una temporada tan irregular; ni que a Lorenzo le costara muchas más carreras de la cuenta imponer su habitual ritmo demoledor; tampoco que Valentino sorprendiera con un nivel de pilotaje y competitividad como, en mi opinión, hacía varias temporadas que no mostraba. En cuanto a la temporada de Dani Pedrosa, creo que es la única que ha mantenido su tónica habitual, con esos altibajos derivados siempre de sus frecuentes lesiones o dolores físicos.

Una vez resumido –mucho– lo más destacado en cuanto a los líderes de la categoría, quiero centrarme en los dos grandes protagonistas de esta pasada carrera. Sí, esos que han petado redes sociales, informativos, prensa escrita, tertulias de bares, colas del paro, etc.

Qué decir de la figura de Valentino Rossi. Del mejor piloto de motos que, bajo mi punto de vista, ha existido. Del más grande embajador del motociclismo de todo el planeta. He leído tal cantidad de barbaridades en poco más de 24 horas que no sé ni por donde empezar. Aquí lo normal sería dejarse llevar por el sentimiento patrio y unirme a las masas pidiendo la cabeza del rufián italiano. Pero no, y mira que he sido crítico con él cuando así lo he considerado (en algún blog anterior a éste sin ir más lejos), al igual que he caído rendido al grandísimo talento de Márquez. Pero hete aquí que la experiencia me dice que ni los buenos siempre son tan buenos, ni los malvados tan malvados.

Precisamente por eso he de volver a la frase inicial, esa de que nunca había visto una situación igual a la vivida en Sepang. He visto a Valentino darse de galletas con cientos de rivales (en alguna ocasión de forma literal, y si no que le pregunten a Biaggi); darse pasadas y repasadas dentro y fuera de la legalidad y de las leyes físicas; enfrascarse en batallas psicológicas de todos los colores; saltar del equipo con la mejor moto del momento para ir a otro peor por voluntad propia y un largo etcétera. Pero verle perder la cabeza como en la curva 14 de Sepang, no. Eso nunca. 

No me gustó y no es lo que quiero ver en uno de mis deportes favoritos. Dicho esto, amigo y admirado Marc, no. A mí no me la cuelas con el cuento de que estabas haciendo tu carrera y de que no dabas más. Aparte de ver la carrera varias veces y un on-board desde la M1 de Valentino todas las vueltas hasta el incidente, donde a mi juicio el paso por curva de Márquez fue descaradamente lento en ciertos momentos, está el hecho de que la otra Honda oficial dominó la carrera de principio a fin y que el propio Marc hizo el mejor tiempo en el warm-up matinal. Esto parece indicar algo. 

Pero aparte de todo esto hay una pregunta que no para de resonar en mi cabeza: ¿Qué necesidad? Y la pregunta va para los dos. No dudo de la veracidad de los argumentos de Rossi cuando montó el pollo en la rueda de prensa del jueves porque los hechos le dan la razón. Pero ¿qué necesidad? Tampoco dudo del espíritu ganador de Márquez, pero ensañarse con uno de los dos candidatos al título sin tener posibilidad matemática alguna, ¿qué necesidad? 

De la misma forma que admito que nunca vi una reacción tan desquiciada como la del italiano, digo que nunca vi una fijación como la del catalán por ser juez y parte de una batalla de la que se fue descolgando a medida que fue avanzando la temporada y ya no pintaba nada, salvo dejar en entredicho su caballerosidad. Cierto es que, con el reglamento en la mano (al menos el actual), no hay nada ilegal en la actuación de Márquez. Pero no me parece que esta actitud aporte nada positivo a su figura, por no decir que a él le quedan muchos campeonatos por delante que disputar. Y veremos si mantiene la sonrisa si otro piloto le hace lo mismo, que puestos a rizar el rizo, podría ser el propio Valentino...

Por cierto, con el mismo reglamento en la mano, es igualmente absurdo aseverar que la sanción a Valentino debería haber sido más dura, ya que como bien explicó Dani Pedrosa (lo bordó tanto en la pista como fuera de ella), no hay una penalización tipificada para tal acción. Así que Lorenzo perdió otra magnífica oportunidad de quedar como un señor en vez de ir llorando de micro en micro exigiendo a dirección de carrera una sanción mucho más dura para su rival en el campeonato. Que por muy rival que sea, no dejar de ser un piloto Yamaha en un conflicto contra un piloto Honda. 

Para finalizar, quiero dejar muy claro que no pretendo dar lecciones a ninguno de estos grandísimos pilotos, puesto que el primero que ha competido y cometido errores soy yo. Y, además, no me considero ejemplo de nada, pero la admiración que les tengo me hace ser crítico también cuando les veo actuar con tan malas artes. No quiero ver a todo un Valentino en un quijotesco papel de rufián; ni a un Márquez interpretando a una falsa víctima que no se cree ni él; ni a un Lorenzo queriendo ganar fuera de la pista. Pero tampoco voy a pedir sus cabezas por esto, ya que por cada error que cometan me regalaron mil frenadas imposibles, derrapadas inhumanas o pasadas de ciencia ficción. 

Al fin y al cabo, la leyenda se destruye cuando se descubre que ésta se forjó a base de competir siempre dopado como Lance Armstrong, pero no por una decisión equivocada tomada en un momento de máxima presión. Cuando te estás jugando la más que probable última oportunidad de volver a ganar un mundial en el deporte al que le has dado tanto y te ha dado tanto.

Marc, ya eres leyenda y más que lo serás, pero no te empeñes en destruir a la otra antes de tiempo, ¿qué necesidad? Valentino, como te dijo Casey Stoner una vez, que tu ambición no le vuelva a ganar a tu talento, ¿qué necesidad? Verdaderos aficionados, no nos dejemos llevar por la sinrazón y tengamos presente que estos tíos se juegan la vida cada vez que se suben a la moto para brindarnos un espectáculo único. Así que mejor ser un poco más respetuosos y no llenarnos de odio con tal facilidad ¿qué necesidad?

 

Autor
Alberto Monzón
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