COCHES
Prueba

Q2, la otra alternativa compacta de Audi

  • Los valores de espacio son casi los mismos del A3 Sportback
  • Un coche con personalidad dentro del catálogo de la marca

Audi ha acertado al volcar su experiencia SUV en el ámbito de los crossovers más compactos. Con el Q2 –y a la espera del Q8, claro– cubre el último de los flancos que había quedado al descubierto con la ofensiva de sus rivales Premium y, además, desdobla su oferta de modelos de conquista. Porque aunque sea mayor que el A1, ya explicamos que el Q2 toma muchas virtudes de él en forma de diseño muy fresco y una serie de elementos de personalización que encajan de maravilla con el tipo de público al que se dirige. 

La pregunta, claro está, es ¿y a quién no es capaz de convencer el Q2? Como buen crossover, sus proporciones pueden llegar a engañar. No es un coche amplio. Es un compacto con limitaciones de espacio, por lo que elegir entre este modelo y el A3 va a depender de matices muy subjetivos. Por poner un ejemplo, el maletero de la carrocería Sportback es apenas 25 litros más pequeño. Los valores de amplitud de las plazas delanteras y traseras son prácticamente idénticos.

Aclarado esto, el Q2 enamora por un montón de motivos. Primero, porque toma distancias respecto al resto de la gama compacta de Audi e incluso con la familia Q. Elementos como la parrilla, las ópticas o el blade del pilar C personalizable (en color titanio en el modelo probado) lo convierten en un coche con personalidad dentro del catálogo de la marca y en la oferta crossover. En un segmento de tanto éxito, el poder diferenciarse es un valor en sí mismo. Más aún en el universo Premium.

Acierto absoluto también en esas posibilidades de customización del interior. Los asientos dan mucho juego, más aún, yendo a juego con las inserciones del interior en color rojo. Nos hemos quedado con ganas de ver estos apliques del salpicadero iluminados, pero el resultado es un habitáculo moderno y repleto de estilo. Aquí también el Q2 entronca más con el A1 que con los demás integrantes de la familia Q de Audi.

Alarde tecnológico

Imposible no enamorarse de una unidad como ésta que contaba con todos los componentes tecnológicos que puede disponer el Q2. Audi Canarias sabe que es uno de los puntos fuertes de su gama. Aquí podemos hacer un ‘corta y pega’ de lo que dijimos del A3 Sedán hace meses. El Audi Virtual Cockpit (el cuadro de instrumentos digital personalizable) y el head-up display (la lámina de metacrilato que se despliega por encima del salpicadero) son dos de los mayores avances realizados en los últimos años en materia de ergonomía. A veces sucede que muchos instrumentos digitales producen un estrés visual que acaba siendo contraproducente. Pero ambos dispositivos tienen la ventaja de que ofrecen ante nuestros propios ojos y –especialmente el head-up display– en pleno campo visual, datos del navegador, velocidad a la que circulamos y el límite del tramo de carretera por el que vamos, parpadeando en caso de que lo hayamos superado.

El Audi active lane Assist actúa lo justo para corregir la dirección en caso de que nos salgamos del carril de manera involuntaria y actuando al unísono con el control de crucero adaptativo nos pone sobre la pista de lo que ya es una realidad: la conducción semiautónoma. La conectividad está más que cubierta con Apple Car Play, que permite una integración instantánea con un iPhone y algunos comandos se hacen muy sencillos a través del control por voz o recurriendo al panel táctil del MMI Touch. Lo mejor es que muchos de estos instrumentos son muy intuitivos y no hace falta ser un experto para sacarles partido.

Un verdadero Audi en carretera

Tampoco para disfrutar del potencial dinámico que ofrece el Q2. Aquí sí que Audi despliega todas sus armas alejándose, y de qué manera, de cualquier otro competidor de una marca generalista. La mayor altura de la carrocería no hace mella en su comportamiento en curva por muy cerrada que sea ésta. Para sacarle el máximo partido sólo hay que recurrir al selector de modos de conducción y activar el modo dynamic, cuyo efecto es inmediato en comportamiento de la dirección, cambio y motor.

El propulsor de esta unidad de pruebas era el 1.4 TFSI de 150 CV con ‘Cylinder on Demand’, es decir, el sistema que permite desactivar la mitad de sus cilindros en condiciones de baja demanda de potencia. Absolutamente imperceptible incluso para el conductor más sensible, aporta una ventaja clara en términos de consumo, ya que era muy sencillo rodando en carretera aproximarse a los valores medios de los que presume la marca en su ficha técnica: 5,4 l/100 km.

Como único pero que se le puede poner al tándem que forman el 1.4 TFSI y el cambio S tronic (doble embrague) de siete velocidades es que en condiciones que requieren de acelerones puntuales, por ejemplo en tramos urbanos con intersecciones trufadas de cedas el paso y stops, requiere de una presión de pedal que acaba teniendo como consecuencia algún que otro tirón. Nada importante para un modelo que con todos estos mimbres es irresistible.

 

Autor
Róber Martí
Periodista. Ha sido redactor del periódico Superdeporte así como en otros medios de especializados como Motor 2000 o Canarias Racing. Ha colaborado en Radio Marca, COPE y actualmente codirige el programa Motor en la Onda de Onda Cero Canarias.
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