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Tras la propuesta presentada por el Parlemento Europeo de prohibir la venta de coches nuevos con motor de combustión a partir de 2035, algunos fabricantes plantean otros posibles escenarios. Y es que nadie pone en duda la necesidad de reducir las emisiones de carbono con el objetivo de combatir el cambio climático, pero ¿Es el vehículo eléctrico la única alternativa?
Ante este panorama algunos países como Alemania e Italia han manifestado su disconformidad y plantean abrir el abanico a la posibilidad de que los combustibles sintéticos se conviertan en una opción de futuro viable, ello permitiría a las compañías dar continuidad al desarrollo y comercialización de motores de combustión interna más allá de la fecha límite indicada.
Los combustibles sintéticos son un tipo de carburante que se produce a partir de hidrógeno y tiene una huella de carbono neutral en emisiones de dióxido de carbono (CO2). Es decir, son aquellos que en su producción captan o ahorran unas emisiones de CO2 equivalentes a las emitidas en su combustión, haciendo que su huella de carbono sea nula.
Tanto la gasolina como el diésel sintético pueden utilizarse para alimentar motores de combustión interna con poco o ningún requerimiento de modificaciones para adaptarse a estos carburantes en lugar de los tradicionales. En la otra cara de la moneda tenemos el e-fuel, que se produce utilizando dióxido de carbono capturado directamente del aire, agua y energía proveniente de fuentes renovables, como la solar y la eólica.
¿Cuál es la pega entonces? Pues básicamente que su producción es cara y requiere de grandes cantidades de energía, lo que sin duda eleva potencialmente el precio. Se estima que este podría oscilar entre los 2 y 3 euros el litro, es decir, un 50% más caro que el precio de la gasolina actual. Un estudio reciente de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente afirma que el coste de un litro de gasolina sintética será de 2,80 euros en el año 2030, lo que significa que llenar un depósito de 75 litros costaría cerca de 210 euros dentro de siete años.
Es por ello que son pocas empresas del sector que continúan con la investigación y desarrollo de motores térmicos. En la actualidad, la mayoría focalizan buena parte de sus esfuerzos en la producción e innovación de los vehículos eléctricos, un ámbito en el que también se considera el hidrógeno como opción.
Fuente: Grupo Moure
