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Q8 Sportaback e-tron, con nueva identidad

  • Se ofrece con dos variantes de propulsión eléctrica
  • La autonomía puede alcanzar los 582 kilómetros
  • Precio de la unidad de prueba, 99.400 euros

Parece que fue ayer, pero sólo hace cuatro años que Audi lanzó al mercado el e-tron, fechas más tarde llegaría su hermano en versión cupé, el e-tron Sportback. El modelo que hoy les describimos no es más que la evolución del primer eléctrico de la marca alemana, más maduro y dispuesto a adoptar el rol que le ha tocado desempeñar, ocupar el escalón de representación más alto dentro de la familia Q eléctrica.

Para ello estrena nueva denominación como Q8 e-tron, o en el caso concreto de nuestra unidad de prueba, Q8 Sportback e-tron. Una variación en su nomenclatura original que viene acompañado de escogidos cambios en su diseño exterior, una aerodinámica y comportamiento mejorados, una mayor capacidad de la batería y del rendimiento de carga, y por supuesto, de mayor autonomía.

Audi ofrece la posibilidad de escoger entre tres variantes de propulsión todas con tracción integral eléctrica. El modelo que hoy le presentamos es concretamente el Q8 Sportback e-tron 55 cuyo precio en acabado S line, sumado el equipamiento opcional del que dispone -faros Matrix LED digitales, sistema de sonido premium desarrollado por la firma Bang & Olufsen y paquete de asistencia de aparcamiento con sistema de aparcamiento remoto, entre otros-, es de 99.400 euros. En cualquier caso, y desde aproximadamente 77.000 euros puedes adquirir un flamante Q8 Sportback e-tron 50 con 340 CV.

Un inciso, y es que existe otro elemento distintivo que no podemos pasar por alto. Es el Audi virtual mirror o lo que en lenguaje coloquial podríamos llamar retrovisores con cámara. Estos proyectan de forma nítida imágenes del exterior sobre una pantalla situada en el extremo superior de las puertas. No les vamos a engañar, cuesta adaptarse al principio, superado el periodo de aprendizaje podemos asegurarles que su funcionamiento, incluso de noche, no merece reparo alguno.

Volviendo al hilo, en el “55” las prestaciones se elevan hasta los 408 CV (300 kW) en modo boost y puede llegar a desarrollar hasta 664 Nm de par máximo, una bestialidad. La capacidad de la batería se ha incrementado respecto a su antecesor, ahora es de 114 kWh -106 kWh de capacidad neta- lo que permite recorrer una distancia cercana a los 582 kilómetros con una sola carga. La marca incluso apunta a una cifra superior -636 kilómetros- si los desplazamientos se realizan exclusivamente en ciudad. A su vez, la potencia máxima a la que se puede cargar también aumenta respecto al modelo original alcanzando los 170 kW lo que acorta considerablemente los tiempos de “repostaje”.

El proceso de evolución experimentado por el modelo es reflejo del progreso constante en el que se encuentra la marca y que ayuda al desarrollo de la sostenibilidad en distintos ámbitos. El empleo de nuevos materiales procedentes del reciclado para conformar la ambientación es también parte del compromiso de seguir avanzando en el camino hacia una huella de carbono neutral.

Estos tienen la responsabilidad añadida de conformar una atmósfera de la más alta calidad como corresponde a un vehículo con sus aspiraciones, conformando un espacio amplio y bien organizado en el destacan elementos como las dos grandes pantallas táctiles -la inferior destinada exclusivamente a las funciones de climatización-, a las que se une el cuadro de instrumentos digital personalizable. En ellas se centraliza toda la información y el grueso de las instrucciones que intervienen en el control y la interacción con las utilidades y los servicios conectados, operativa que se puede realizar a través de órdenes de voz.

En el plano exclusivamente práctico, el Q8 Sportback e-tron es un automóvil que invita a disfrutar de la conducción. Nadie diría que estamos a los mandos de un vehículo al que le faltan escasos centímetros para alcanzar los cinco metros de longitud. Buena “culpa” de ello recae en las mejoras de su coeficiente aerodinámico (Cx 0,24), su bajo centro de gravedad y la práctica ausencia de balanceo, cualidades que obedecen, a su vez, a la existencia de componentes como la suspensión neumática de serie y a una equilibrada distribución de pesos en el que las baterías situadas a lo largo del plano bajo del vehículo juegan un papel fundamental.

Aun se puede afinar la experiencia. El Audi drive select con hasta siete perfiles distintos -auto, comfort, dynamic, efficiency, individidual allroad y offroad- permite escoger el programa más adecuado a cada situación de conducción o convertirse en una extensión de nuestro propio estado de ánimo al volante. A su vez, con las levas situadas detrás del volante podemos variar el grado de respuesta del sistema de recuperación de la frenada regenerativa, contribuyendo a ahorrar energía en multitud de situaciones.

Todo apunta a un único principio, el mismo que hace honor al lema acuñado por la marca en el que la tecnología se pone al servicio del usuario, también al de la eficiencia, mediante soluciones como el navegador predictivo o el amplio paquete de sistemas de asistencia a la conducción que gestionados por una unidad central se encarga de analizar la información monitorizada por un buen puñado de sensores de radar, cámaras y sensores ultrasónicos de los que depende su funcionamiento.

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