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El Dakar 2024 ha tocado a su fin con Carlos Sainz subido a la cima del mundo. No ha sido tarea fácil. Era el último intento de Audi y de un proyecto que empezó hace tres años, un periplo en donde ha habido de todo, incluido grandes sinsabores. Pero no han arrojado la toalla, no va en el ADN de la marca. Cada año un poco mejor hasta que por fin se ha conseguido el objetivo, llevar al RS Q e-tron hasta lo más alto del podio.
Sainz y Lucas Cruz suman su cuarto Dakar, tras las ediciones de 2010, 2018 y 2020, uniéndose a Ari Vatanen en la clasificación de pilotos con más Touareg en la historia de la prueba, a una sola victoria de Al-Attiyah ¿Habrá una nueva oportunidad? Nadie duda de que sí. El “Matador” asegura que se lo va a pensar, pero ya suenan ecos de matrimonio, con algunos proyectos ilusionantes como el de Ford, brillando en sus retinas.
Convidado inesperado, Guillaume de Mevius está en una nube tras concluir en segunda posición, entre Sainz y Loeb nada más y nada menos. Cuarto durante varios días, su secreto ha sido la constancia y la casi ausencia de problemas, con muy pocos pinchazos. Precisamente los contratiempos de sus principales rivales son los que lo han aupado hasta el segundo escalón del podio lo que en cualquier caso no le quita valor a su actuación, así es la carrera. El belga y su copiloto francés Xavier Panseri han sido los encargados de poner en el podio a la marca Toyota, eso sí, fuera del equipo oficial TGR. La ayuda de Guerlain Chicherit y Overdrive Racing han sido vitales para su participación y, cómo no, en la construcción del mejor resultado en su carrera hasta la fecha.
Sébastian Loeb vuelve a quedarse a las puertas de su objetivo, pero curtido en mil batallas, no es un piloto al que lo veas rasgarse las vestiduras por ello. Protagonista indiscutible, a punto estuvo de no terminar en el podio como así ha sido. El francés hace balance y analiza donde tienen que mejorar. “Tenemos un punto débil en cuanto a pinchazos con los escapes que calientan demasiado las ruedas traseras. Eso lo cambiaremos el año que viene”. Y es que Loeb ya tiene plan para el año que viene. Junto a Cristina Gutiérrez y quién sabe, si Nasser Al-Attiyah formará el tridente encargado de poner a punto el nuevo coche para Dacia de la mano de Prodrive, entidad encargada del desarrollo técnico del futuro prototipo.
Igual de interesante se ha mostrado la batalla en motos. Ha sido una carrera muy reñida, apunta Ricky Brabec, campeón indiscutible de esta edición del Dakar. El apoyo del Monster Energy Honda Team ha sido indispensable en una carrera resuelta por detalles en el que su principal rival, Ross Branch, no se lo ha puesto nada fácil -concluye con una desventaja de tan solo 10 minutos-. Branch, en cualquier caso, puede estar contento, al segundo puesto, su mejor resultado personal, se añade el hito de haber conseguido el primer podio para la marca Hero en el Dakar.
Sensaciones parecidas debe tener Adrien Van Beveren que por fin consigue el primer podio de su trayectoria en el Dakar cuando, en ocasiones por accidente o simplemente los fallos le impidieron brillas como se merece.
Mucho mérito tiene indiscutiblemente lo de Cristina Gutiérrez. Ha llegado al final de la última especial en tercera posición con la vista puesta en el retrovisor. La española que esta mañana salía 25 minutos por detrás de Guthrie, aprovechó los problemas mecánicos del estadounidense para ganar la categoría Challenger convirtiéndose así en la primera mujer que gana un título del Dakar después de la victoria absoluta de Jutta Kleinschmidt. Un problema de transmisión en el kilómetro 138 de la especial ha impedido a Mitch Guthrie subirse a lo más alto del podio, pero repetimos, así es la carrera.
